Las Armas Químicas

Sé muy bien lo que era dormirse cada noche sin saber si íbamos a despertar al día siguiente o si quedaríamos calcinados por una bola de fuego a tres mil grados centígrados o radiados hasta quedar como la piedra pómez. No digamos en su momento culminante cuando la crisis de los misiles en Cuba y el duelo entre John Kennedy y Nikita Jrushchov. Aquello me trae a la memoria la sensación inminente del fin de la humanidad echada a una carta, o a cara y cruz de una moneda.

Cuando el presidente Ronald Reagan acabó con esa sensación indescriptible y los rusos no pudieron aguantar el envite de la llamada Guerra de las Galaxias un peso enorme se le quitó a la humanidad, una losa. Hay una o dos generaciones enteras que no han conocido esa sensación, que duermen cada noche con la tranquilidad y la paz de espíritu y del sistema nervioso de saber que a la mañana siguiente irán a la escuela o al trabajo o al ocio con toda tranquilidad.

Como digo el anuncio hecho por el primer ministro galo no solo trae a la memoria sino que se filtra en la mente y en el alma de estas jóvenes generaciones algo muy tremendo, la posibilidad de que no amanezcan o amanezcan atacados por las más horribles enfermedades o paralizados por el gas sarín.

Creo que es muy injusto todo esto. Primero porque no creo que nos puedan tirar esas bombas desde unos aviones inexistentes y en segundo lugar porque aunque sus mentes perversas y enloquecidas pensaran hacerlas estallar en el metro o en otros sitios públicos es mucho mejor no pensarlo que llegar a pensarlo.

Como autor estoy convencido que buena parte de la literatura o la música y la pintura de la segunda mitad del siglo XX se han generado a la sombra de la amenaza nuclear, pido al Gobierno de Francia que sea más comedido y si no que hagan como han hecho algunas dictaduras que también he conocido: A los terroristas se les extermina pero no se da ninguna publicidad o la menor posible a sus actos, que además es una de las formas más eficaces de acabar con ellos.

(*) Germán Ubillos Orsolich

Nació en Madrid y es Premio Nacional de Teatro. Premio Guipúzcoa de Teatro, Premio Provincia de Valladolid de Teatro, Premio Julio Camba de Periodismo, Premio “Correo Español – Pueblo Vasco” de Periodismo, Premio Ciudad de Zamora de Periodismo, Finalista Premio Nadal de Novela, Guionista de Televisión Española Espacios Dramáticos. Es autor de varias novelas entre ellas: “Largo Retorno” (Con filme de Pedro Lazaga y música de Antón García Abril) “Proyecto Amenazante”, “Cambio Climático”. “Cambio Climático – Los Supervivientes”, “Cambio Climático – El Retorno” (Trilogía),(Ed. Entrelíneas Editores), El viajero de sí mismo”, “Malín”, “La Peste Negra – Vida más allá de las estrellas”, “La calle de los Amores” (biografía), “El hielo de la Luna”, “Los desiertos de Marte”, “La calle de los amores “(Memorias).- Ed. Belgeuse, “ Más allá del Purgatorio (Novela), Ed Belgeuse , “La Infancia Mágica “ (Biografía).- Ed. Belgeuse Es autor teatral y algunas de sus obras son: “La Tienda” (Ed. Escélicer)- Premio Nacional de Teatro, “El llanto de Ulises” (Ed. Escélicer)- Premio Guipúzcoa, “El Cometa Azul”, “Gente de Quirófano” (Ed. La Avispa) Premio Provincia de Valladolid, “Los globos de Abril” (Ed. Escélicer)