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La difícil tarea de recuperar a las víctimas de los abusos sexuales de la Iglesia

La Iglesia Católica irlandesa ofrece un servicio para favorecer la recuperación de las víctimas, algo impensable hoy por hoy en la Iglesia española.

sábado 25 de julio de 2015, 17:25h
El arzobispo de Granada ha tenido que pedir perdón por el escándalo de los 'Romanones'.
El arzobispo de Granada ha tenido que pedir perdón por el escándalo de los 'Romanones'.

“Algunas personas se sienten aliviadas al hablar con un miembro de la Iglesia y que este reconozca su dolor. Puede que esta experiencia les ayude más que años de psicoterapia. Sin embargo, en algunos otros casos la conversación puede ser dañina”, asegura la experta Melissa Darmody.

"Algunos supervivientes desean recibir una compensación económica por el daño sufrido, pero este no es el espacio adecuado para ello. Nosotros no hablamos de dinero, para eso les recomendamos acudir a un abogado", apunta esta experta.

Después de sufrir un abuso sexual por parte de algún miembro de la Iglesia católica, ¿cómo reacciona la víctima? ¿Logra recuperarse o las secuelas duran toda la vida? ¿Existe algún servicio de justicia restaurativa que facilite la recuperación? Melissa Darmody, directora clínica de Towards Healing (Hacia la curación), un servicio único de la Iglesia católica irlandesa que pretende prestar apoyo a las necesidades de los supervivientes de abusos sexuales cometidos por religiosos, tiene algunas respuestas. Darmody ha participado en los Cursos de Verano de la Universidad del País Vasco para explicar su experiencia en el campo de los abusos sexuales en la Iglesia.

Towards Healing es una institución financiada por la Iglesia Católica que trabaja desde el punto de vista de la justicia restaurativa. Este servicio está a disposición de cualquier persona que haya sufrido abusos físicos, sexuales o emocionales por parte de sacerdotes, religiosos u otra persona que trabaje para la Iglesia católica de Irlanda. La institución cuenta con 30 expertos terapeutas que han recibido formación específica para desempeñar está complicada labor. Proporcionan diversos servicios clínicos como las líneas de ayuda, servicios de atención cara a cara o talleres prácticos.

Cada víctima tiene sus propias necesidades, y no todas reaccionan de la misma manera, según la directora clínica. “Algunas personas se sienten aliviadas al hablar con un miembro de la Iglesia y que este reconozca su dolor. Puede que esta experiencia les ayude más que años de psicoterapia. Sin embargo, en algunos otros casos la conversación puede ser dañina para la víctima”.

Por eso, cuando un superviviente se pone en contacto con ellos, mantienen conversaciones telefónicas con el objetivo de determinar qué tipo solución es la más adecuada. “Algunos supervivientes desean recibir una compensación económica por el daño sufrido, pero este no es el espacio adecuado para ello. Nosotros no hablamos de dinero, para eso les recomendamos acudir a un abogado. Por ejemplo, un superviviente se puso en contacto con nosotros porque quería visitar la Iglesia en la que sufrió los abusos”. Entonces, los expertos de Towards Healing preparan a la víctima para que sea posible.

Los encuentros de justicia restaurativa que realizan entre la víctima y el agresor o un representante de la Iglesia son el resultado de un proceso largo y costoso económicamente. “Es un proceso que se debe desarrollar con tranquilidad. Con los primeros supervivientes pasaron dos años hasta que pudimos realizar las reuniones. Esto puede llegar a ser frustrante para la víctima”.

La cita

Una vez que se ha decidido mantener el encuentro, la víctima debe decidir qué persona quiere que acuda. “Pueden solicitar a la persona que abusó de ellos, aunque en muchos casos no es posible porque ha fallecido. Otras personas solicitan al sacerdote que no les apoyó al conocer su historia, lo que les produjo un segundo daño. Pero en otros muchos casos los encuentros se producen con obispos o representantes de la Iglesia que no estuvieron directamente involucrados en los hechos”.

“Es importante”, añade la experta, “gestionar las expectativas de los supervivientes, ya que puede que la persona que han solicitado no acceda a reunirse. Para ello, puede resultar conveniente reunirse con el terapeuta que trata a la víctima”.

El siguiente paso es ponerse en contacto con el miembro de la Iglesia elegido por la víctima. “Les invitamos a tomar parte en el proceso, poniéndolos en antecedentes respecto al caso y explicándoles en qué consistirá. Aunque acceda, esta persona puede negarse a participar en cualquier momento si lo considera oportuna, y lo mismo puede hacer el superviviente.

Cuando las dos partes hayan mostrado su conformidad, se debe nombrar al facilitador. Este será una persona imparcial miembro de la asociación del cuál va a depender la seguridad del encuentro. Después, se realizan encuentros previos con la víctima para preparar la reunión, les prestan atención psicológica y hablan sobre las expectativas. También preparan la logística, la víctima decide dónde y cómo se celebrará la reunión. “Algunos supervivientes quieren que sea en una sede oficial del Obispado o en una iglesia, mientras que otras prefieren que sea en una habitación de hotel para evitar la presencia de símbolos religiosos”. Del mismo modo, pueden hacer peticiones respecto de la vestimenta del representante eclesiástico. “Algunos suelen pedir que no lleve alzacuellos. Estos detalles suelen ayudar a que la víctima se sienta más cómoda y segura, hay que evitar que se sienta cómo aquel niño atemorizado que un día fue”.

El superviviente puede llevar algún familiar a la reunión, pero en este caso hay que preparar al acompañante para que tenga claro cuál es su papel. “En una ocasión no preparamos lo suficiente a la esposa de la víctima y está acabó la reunión muy enfadada. El acompañante debe ser solo testigo de la víctima”.

Todas estas cuestiones se las trasladan al representante eclesiástico que acudirá a la reunión. “Suele haber mucha negociación antes de que el encuentro se materialice”.

Sensaciones encontradas

Finalmente, celebran el encuentro que se desarrollará de diversas formas dependiendo de la actitud de las partes. “Algunas veces el representante de la Iglesia pide perdón por lo sucedido, aunque no siempre ocurre. Además, no todas las víctimas reaccionan de la misma forma ante esa disculpa. Ha habido disculpas que a mi han parecido muy acertadas, pero que no han convencido a la víctimas. Pero también ocurre lo contrario, una disculpa insuficiente para mí ha resultado ser satisfactoria para la víctima”.

Las sensaciones que experimenta la víctima tras el encuentro cambian con el paso del tiempo. “Necesitan tiempo y muchas veces ayuda psicológica para integrar lo ocurrido.

Towards Healing ha atendido 50 casos en estos años, de los que 19 han completado el proceso. “Muchas veces se interrumpe el proceso porque no se puede cumplir con lo que pide el superviviente”. De esta forma, Melissa Darmody ha explicado cómo la justicia restaurativa llevada a cabo con el compromiso de la Iglesia puede favorecer la recuperación de las víctimas de abusos sexuales.

Fuente: Eduardo Azumendi - 24/07/2015

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