AQUELLA TARDE CON EL MAESTRO...

En el pasado mes de marzo, al alborear la primavera con su rebrotar de radiante vida, adornando de espléndido verdor los campos y los bosques en un ambiente de alegría y luz, se ha ido para siempre una eminente figura de las Letras: Francisco García Pavón, un relevante narrador. Había alcanzado la gloria de las altas cumbres literarias. Ha dejado escuela. Se ha marchado tras penosa enfermedad.

Yo le conocí personalmente en su mejor momento, cuando estaba en toda su plenitud y madurez creativa, en la cima de una brillante carrera artística. Fue con motivo de un acto literario. Durante la animada velada, ya en el ágape, tuve la suerte de estar un largo rato a solas con él. Francisco García Pavón tenía una extensa cultura humanística y literaria, junto a su dilatada experiencia como escritor. Y no sólo resultó un placer la charla con él, sino que recibí también una magistral lección con sus acertados comentarios y observaciones.

Sin proponérnoslo, pues, en principio, empezamos en plan de cambiar impresiones; pero, poco a poco, nos fuimos metiendo con hondura en el tema literario, abarcando desde sus orígenes a nivel universal. Nos referimos al hombre como ser inteligente, ávido y necesitado de cultura y progreso, capaz de crear en los más variados campos y con marcada inclinación artística en muchos casos, como se puede apreciar desde las más rudimentarias civilizaciones.

La existencia del hombre sobre la tierra es una continua peripecia, una aventura dramática con un enorme fondo sentimental. El reflejar esas vivencias en un poema, copla, cantar, relato o representación desemboca en el nacimiento del arte literario. ¿Para qué le ha servido éste al hombre de todas las épocas?. En primer lugar, como desahogo de las ideas que pueblan su mente y dejar constancia de sus experiencias y anhelos de vivir, dando suelta a su imaginación. En segundo lugar, como caudalosa fuente de conocimientos (formada por multitud de poetas, escritores y dramaturgos de todos los tiempos y latitudes) con su correspondiente sabiduría para las nuevas generaciones, al mismo tiempo que es de resaltar su valiosa utilidad como elemento de esparcimiento y deleite para las comunidades humanas, porque no sólo de pan vive el hombre.

Sentada esta base, analizamos someramente la inmensa obra literaria mundial acumulada desde la clásica cultura grecolatina hasta hoy. En nuestra sugestiva conversación prestamos atención especial a los argumentos de esas innumerables piezas de todos los géneros. Como sabe el lector, el argumento o historia de una obra (sea narración o teatro) es primordial como, asimismo, el modo de contarla con mayor expresividad, es decir, su estilo.

Esta historia puede estar ocasionada por múltiples motivos y va desde lo real y cotidiano a lo fantástico. Pues bien, Francisco García Pavón con su erudición de profesor, me hizo atinadas reflexiones en cuanto al contenido de ésta incontable cantidad de obras, producidas durante tantas centurias; llegando a diáfanas conclusiones, que principalmente fueron: que ya en la actualidad no hay asunto nuevo que contar. Todo se ha dicho o escrito. Que los escritores de hoy nos encontramos con un campo trilladísimo en cualquier tema que toquemos. Ya no es posible ser verdaderamente original. ¿Entonces qué hacer si tenemos vocación de escribir y nuestro destino es siempre emborronar cuartillas? le pregunté al maestro.

Serena y equilibradamente me contestó: -Siempre habrá materia para escribir, aunque el tema sea viejo e, incluso, extensamente tratado; porque todos los problemas y conflictos humanos tienen muchas vertientes y matizaciones. Y se pueden ver las cosas desde muchos puntos de vista; así como actualizarlas, revisarlas o adaptarlas a nuestro tiempo, porque los accidentes externos y circunstancias pueden cambiar hasta el infinito.

También el lenguaje actual de cualquier obra, por antiguo que sea el asunto, ofrecerá siempre una nueva versión, escrita con la mentalidad y estilo de nuestro tiempo. Igualmente los personajes, aunque en el fondo el hombre sea perennemente el mismo, puede adoptar mil actitudes distintas en una misma situación, debido a numerosas causas y que es una caja de sorpresas. Por todo lo cual el número de combinaciones en una trama es ilimitado.

Los escritores de hoy nos encontramos con un acervo riquísimo de inspiración, que surge vigoroso de la mucha historia apretada (grande y pequeña) del mundo, en tantos miles de años que lleva de existencia y cuyo principal protagonista ha sido el hombre con sus éxitos y fracasos, amores, odios, luchas, trabajos, penas, alegrías e ilusiones. Inspiración que no termina en el conflictivo y tormentoso mundo de nuestros días, porque el futuro con sus muchas incógnitas queda abierto para la fantasía del escritor.

Además, todos los que nos han precedido, esa admirable legión de miles y miles de literatos de todas las épocas han creado escuela o, al menos, dejado una huella..., que puede fructificar para nosotros en un conjunto de muy apreciables enseñanzas. Porque podrán variar los estilos y las modas, pero la sapiencia de los clásicos será eternamente el potente faro que ilumine cualquier vocación de escritor.

Francisco García Pavón, como maestro consumado en el arte de escribir, nos ha dejado la gran herencia de su magnifica obra, impregnada de profundo saber literario.