Moratoria y crecimiento para Grecia

Parece que hasta Merkel ha dicho que: “Si no podemos pactar Europa está perdida”. Pero no se observan actitudes que estén en consonancia con este análisis de la canciller alemana. Que el ministro Guindos afirme que España está “blindada” frente a la crisis, quizás sea cierto, en principio, pero en economía las variaciones de los datos, generalmente, son continuas, y se trabaja con previsiones.

El referéndum del próximo domingo en Grecia, tal vez suponga la victoria en las urnas de la propuesta de Bruselas. En cualquier caso, considero que lo afirmado por Habermas en su artículo El gobierno de los banqueros debería dar que pensar a Merkel, y al resto de líderes políticos europeos: «Alemania debe el impulso inicial para su despegue económico, del que todavía se alimenta hoy, a la generosidad de las naciones acreedoras que en el Tratado de Londres de 1954 condonaron más o menos la mitad de sus deudas».

Sanear la economía griega requiere un esfuerzo político del Gobierno alemán, y de los demás países de la Unión Europea, que debe abarcar los aspectos financieros y sociales, y no, únicamente, los relativos a la moneda.

La pobreza de una parte de la población griega, nunca puede justificarse por criterios economicistas neoliberales, que son la consecuencia de una política de austeridad. Y que son el resultado también de la explotación de los ciudadanos griegos, por parte de élites que buscan beneficios a costa del bienestar del pueblo heleno.

La llegada del corralito a Grecia indica que este país entra en un caos financiero. El Gobierno heleno, ha anunciado que el transporte público será gratuito, y se están aplicando otras medidas para el control de capitales.

Aunque una parte de los jubilados griegos están sometidos, quizás, a un estrés inmerecido, en mi opinión, ya que la mayoría no disponen de tarjetas bancarias para retirar efectivo de los cajeros. Y se ven obligados a buscar las oficinas que abrirán para poder sacar dinero de sus pensiones.

El cierre de los bancos helenos me parece una medida desproporcionada. Y el que sólo se pueda retirar de los cajeros un máximo de 60 euros al día, es algo que puede crear problemas, ya que puede haber ciudadanos griegos que tengan que afrontar, puntualmente, un gasto mayor, y no puedan hacerlo. Y de hecho, ya está sucediendo, porque los imprevistos forman parte de la vida económica diaria.

Esperemos que el drama de la economía griega se reconduzca, por el bien de los ciudadanos helenos. Los griegos de más edad parece que resisten con estoicismo y paciencia lo que está pasando, por lo que dicen a los medios de comunicación.

Creo que estamos ante un momento crucial para Europa. Si no se cede ante las necesidades de la población griega, es posible que se produzcan una serie de reacciones en cascada, que tendrán consecuencias negativas para el crecimiento de nuestro país, y del resto de los estados europeos. Y puede haber también un aumento de la desigualdad económica, y un incremento de la pobreza.

(*) José Manuel López García es Doctor en Filosofía y Profesor