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Mohamed Chouirdi: “Negociación y fuerza para el sometimiento de las cabilas de Yebala durante el Protectorado Español en Marruecos”

Mohamed Chouirdi: “Negociación y fuerza para el sometimiento de las cabilas de Yebala durante el Protectorado Español en Marruecos”

Por L.M.A.

martes 23 de junio de 2015, 18:05h

El hispanista y traductor Mohamed Chouirdi impartió la ponencia titulada Fuerza y negociación en la sumisión de las cabilas de Yebala durante el protectorado español en el Centro de Desarrollo Humano de Lahra en Beni Gorfet” –Larache-, dentro del Encuentro Hispano Marroquí, que convocó la Asociación de los Pueblos de la Montaña de Beni Gorfet, durante los días 12 y 13 de junio de 2015.

Mohamed Chouirdi: “Negociación y fuerza para el sometimiento de las cabilas de Yebala durante el Protectorado Español en Marruecos”

Dentro de su amplia exposición, Mohamed Chouirdi dijo:

“Hablar de Yebala durante la época del protectorado hace necesaria la aproximación al El Raisouni, caudillo de origen de Chorna que atemorizó y gobernó la región como auténtico sultán de la montaña, unas veces en nombre del Majzén y otras en el suyo propio, y no dudaba en cambiar de bando en función de sus intereses, pasando varias veces de colaborador de España a enemigo. Khalouk (1) lo describe de la siguiente forma : “jefe impulsivo, orgulloso, y caprichoso …. Sus intrigas y sus calumnias han impresionado a los testigos marroquíes y extranjeros; ” concluyendo: “ ejercía una verdadera tiranía y actuaba como el auténtico Sultán de los Yebala” Era un símbolo de terror y pánico”

“En diciembre de 1921 comenzaron los ciclos de operaciones en la zona occidental programados para, entre otros objetivos, someter a la cabila de Beni Arós, donde Ahmed El Raisouni tenía su cuartel general. En las operaciones se combinaron las columnas enviadas desde Ceuta y Larache, ocupando la procedente de Ceuta la casa de Hamidou Surcan, lugarteniente de El Raisouni.”

“Entre el 6 y el 10 de febrero de 1922 se reanudaron las operaciones de la dos columnas culminando con la ocupación de Tazruzt el 12 de mayo, centro de poder y auténtica Al Kazaba de Raisouni. Raisouni se escapó y huyó del asalto. En el transcurso de la operación, murió el teniente coronel González Tablas”.

La necesidad de mantener en calma a la región de Yebala para poder estabilizar la zona oriental del protectorado llevó a intentar pactar de nuevo con el Raisouni en sucesivas ocasiones, la última de ellas recién instaurada la dictadura de Primo de Rivera en 1924, para que mantuviese en orden su zona de influencia y aprovechar la manifiesta antipatía de El Raisouni por Mohamed Ben Abdelkrim, y su República del Rif . Estas negociaciones no llegaron a ningún acuerdo.

Retiradas las fuerzas españolas de Beni Aros, El Raisouni volvió a hacerse fuerte; sin embargo, no duró mucho este dominio pues su influencia estaba en decadencia frente a la de Mohamed Ben Abdelkrim, que en estos momentos ha estado en su mayor apogeo, acabando la situación como resume García Figueras en la siguiente cita: “ Abdelkrim, con el apoyo de los cabecillas que ya atacando en 1925 al Raisouni en Tazrut, le hicieron prisionero, y llevándoselo al Rif “ . Una vez capturado El Raisouni, los rifeños lo llevaron a Beni Bufrah y , definitivamente, a Tamasint, en tierras de los Beni Urriaguel , donde murió el 3 de abril de este mismo año por causas naturales”.

Primo de Rivera y el gran asalto a la región de Yebala:

“Primo de Rivera se mostró decisivo en resolver de forma definitiva la cuestión de Marruecos, su plan se baso en dos proyectos concretos; primero plantear una política de semi abandono en el que se reducía drásticamente la zona controlada por el Mjzen, especialmente la zona occidental (Yebala) con el objetivo de asegurar una línea fuerte capaz de resistir cualquier ataque, quedando solo bajo control del gobierno zonas realmente pacificadas y no las pocas sumisas. En segundo lugar ataque directo al centro de poder de la rebeldía rifeña en la zona de Alhucemas mediante el famoso desembarco en su bahía.

Con Abdelkrim detenido y la rebeldía descabezada, no finalizó la campaña y los rifeños y las tribus yeblíes sometidas a éstos siguieron resistiéndose de manera enconada y de forma casi desesperada. El desmoronamiento de la República del Rif y la pérdida de su líder, volvieron la resistencia otra vez a un carácter más tribal, propio de cada cabila, pero respetando aún el valor que podía tener algunos líderes que eran seguidos con fidelidad por varias cabilas y que tenían a su mando Harcas por ejemplo, el caso de Jeriro.

El sometimiento mediante el empleo de la máxima fuerza en Beni Ider y las ventajas alcanzadas con la desaparición de Jeriro, llevó al capitán García Figueras a la adhesión de Sidi Abdeslam de Taguezart, jefe de la fracción de Abiat, y de Aixa del Jbel, jefe de Yercud; lo que hacía de estas operaciones una combinación de fuerza y negociación.

Esta tarea no se desarrolló sin dificultades, especialmente a la reticencia al desarme por parte de los Yeblíes; y también la existencia en el poder de España de unos prisioneros yeblíes y la petición de la asamblea de la yemaa a que se revise su situación.

Yercud es la fracción importante para la Intervención y desde donde se irradió una importante actividad política, fue difícil por su relación con Hmidou ben Mohamed el Harrass, más conocido por Hmidou Succan, hombre fuerte de Jeriro y antiguo colaborador de Raisouni.

La guerra del Rif marcó un antes y un después en la aplicación del sistema administrativo de intervención. Los conflictos del 1909 a 1912 en la región de Melilla pusieron de manifiesto la dificultad de aplicar la teoría de mano dura, y los oficiales acabaron practicando el soborno de los jefes, lo que permitió un avance artificial hacia el rif central desde Melilla, y hacia el este, desde Larache y Tetuán”.

Negociaciones políticas y adaptabilidad con las cabilas.

“La acción política consistió en una serie de entrevistas con la Yamaas de las fracciones de las cabilas y en la que, como gesto de buena voluntad, se permitió que comercializaran en los zocos y aduares pacificados, además de comprometerse a que el Majzen reconocieran al Cheij para que eligiesen los aledaños libremente. A cambio, se exigía el reconocimiento de la autoridad del gobierno jalifiano y que las autoridades locales, que debían de encargarse de restablecer el orden, informando al interventor de turno de todo lo que aconteciese en los aduares… La desconfianza de la administración marroquí hacia las cofradías y para ellos los interventores coincidían en controlar y supervisar las tareas de las cofradías por diversas razones; por las regencias que tenía sobre algunas Turuks marroquíes como la Zawiya Darqawía por su implicación frecuente en las revueltas políticas. También esta desconfianza porque las cofradías y los Turku constituyen redes inte-tribales que unían diferentes partes del territorio y que, en un cualquier momento podían actuar al margen o por encima de las estructuras locales de poder. Los españoles conocían la maleabilidad de ciertos; susceptibles de ser manipulados y temía que éstos se convirtiesen en agentes franceses tal y como ya ha sucedido con varias cofradías, como la Wazzanía, o algunas azuaya de la Alawiyya.

Desde el inicio, los españoles adaptaron la estructura de la administración colonial al modelo dual de sociedad Bles majzen, Bles siba. Por un lado, establecieron unos organismos destinados a las ciudades controladas por el majzen y, por el otro, crearon una serie de instituciones para supervisar la acción sobre las cabilas. En ambos casos, la autoridad española designaba a su representante, que intervenía a la autoridad marroquí correspondiente. En las ciudades (Tetuan, Larache, Arcila y Alcazarquivir), los cónsules españoles fueron los encargados de intervenir a los bajás, autoridades más visibles y controlables que aquellas de las zonas rurales, para la administración de las zonas rurales, que era la mayor parte del territorio La difícil labor de administrar a estas últimas recayó en las oficinas militares de información, mediante la actuación de las llamadas tropas de la policía indígena.

La aplicación del modelo de gobierno indirecto fue de un coste elevado para el gobierno y la sociedad españoles, tanto en vidas humanas como en términos monetarios. A pesar de ellos, los responsables de la política de penetración política y militar del norte de Marruecos presentaron un modelo de administración, inspirado en la justicia de la intervención y en la necesidad de civilizar a un pueblo en un estado evolutivo inferior”.

El ponente apuntó algunas conclusiones:

Las mayores dificultades de control político y militar que los oficiales encontraron en Marruecos hasta 1927 no provenían de las estructuras urbanas del estado marroquí como el majzén, sino de las estructuras políticas tribales concebidas como más primitivas. Esta infravaloración e ignorancia de la sociedad tribal fue una de las causas del desastre militar español en varias de sus campañas.

El sueño colonial español y su aplicación sobre el terreno, al pacificar la zona del Yebala (1927), no significó la instauración automática de la infraestructura de Intervenciones, sino un proceso de implantación militar necesitado de pactos políticos con las autoridades locales.

La característica principal del sistema de gestión política que los españoles desarrollaron durante el protectorado en Marruecos para garantizar “ la pacificación” fue el llamado gobierno indirecto, consiste en gobernar a los autóctonos a través de las instituciones tradicionales marroquíes”.

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