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Opinión: “Mi Pequeño Manhattan”

Távora, genial

Por Germán Ubillos Orsolich (*)

martes 23 de junio de 2015, 02:28h
Távora, genial

Representada más de mil veces, visitando 24 países, 32 festivales internacionales y vista por más de un millón de espectadores, la versión de la ópera “Carmen” con texto de Próspero Merimée y Música de Georges Bizet, este modesto comentarista no había tenido aún ocasión de contemplarla hasta que la editora y amiga de “La Gaceta del Taxi” ha tenido a bien invitarle en compañía de su esposa.

Nada más levantarse el telón asistimos a un espectáculo único, la vida de la cigarrera del barrio de Triana contada no por Merimée o por Bizet, contada por un genio y escuchada de los labios de su abuela centenaria, la historia de la trianera bellísima que murió asesinada y vivió acorralada por cinco razones que llegan hasta nuestros días: querer ser libre siendo pobre, mujer, obrera y gitana.

Y digo genio, contada por un genio, porque la versión, la puesta en escena, la escenografía, el cuerpo de baile, la banda de cornetas y tambores de la Esperanza de Triana, la participación de un caballo de alta escuela y el movimiento armónico y sucesivo de más de treinta actores en el escenario hace de “Carmen” en las manos de Távora, de Salvador Távora, algo indescriptible y sobrehumano, algo perfecto, reflejo inefable y turbador de lo que es ese pueblo gitano, de lo que es Andalucía, de lo que es la Maestranza, Sevilla y el alma desgarrada y hermosa de unos habitantes que descritos desde García Lorca hasta Gerard Brenan se presentan en esta ocasión bajo una luz a veces cenital, otras crepuscular o cegadora, al tronar de unos tambores, una cornetas y clarinetes que igual recuerdan la Semana Santa sevillana y las saetas desgarradas cantadas con voz dramática por interpretes anónimos, que la muerte y agonía del Cristo de los Dolores remachada a golpe de tambor por unos trompetas, cornetas y coros salidos del otro mundo, del fondo del escenario y que avanzan amenazadores con navaja toledana a través de un cante, un baile y un toque flamenco que en esta ocasión se muestra tan perfecto, tan profundo, iluminado sabiamente por una mano increíble, mezclando el sonido directo con la banda sonora orquestada de la música original, de los pasajes más conocidos, hermosos y estremecedores de un Bizet en estado de gracia, de incontenible inspiración.

El espectáculo no te da tregua, no te da un respiro, es belleza, drama, costumbrismo y color que se va sucediendo en secuencias inolvidables, igual te trae el recuerdo unos instantes del West Side Story de Leonard Berstein, que de partituras de Isaac Albéniz o Manuel de Falla.

Al ser todo tan sublime y al estar tan comprimido termina haciéndote pensar que jamás hayas visto en tu larga vida de vagabundo del arte, viajero impenitente, fabulador inacabable, nada semejante y que estás asistiendo al mejor espectáculo del mundo y de tu vida, quizá el epílogo de esa larga vida viendo teatro, cine, zarzuelas y operas, pero nunca, seres vivos y eternos que avanzan hacia ti bailando, cantando, hablando y contorsionándose, ese algo apabullante que sobrepasa como un tsunami cuanto recuerdas, cuanto has vivido.

Y así al terminar la historia, el espectáculo y salir del mundo fantasmal tan parecido a la vida pero mucho mejor, más brioso y acabado te das cuenta que el artífice de todo eso inolvidable ya, en cuanto acabado y perfecto, es su director Salvador Távora, un consagrado maestro pero que en esta ocasión se ha entregado totalmente a la historia que más le ha conmovido, que más le ha acompañado durante décadas, la historia que su abuela le contada junto a la mesa camilla y el brasero de hollín, aquellas tardes noches sevillanas de invierno, cuando nada parece que estés en Andalucía, solo la voz grave y quebrada de la abuela repitiendo una vez más la historia de aquella mujer muy alta, muy bella, que murió queriendo ser libre, siendo sin embargo pobre, gitana, mujer y obrera.

Demasiado para -como ahora se dice- poderlo cocinar.

(*) Germán Ubillos Orsolich

Nació en Madrid y es Premio Nacional de Teatro. Premio Guipúzcoa de Teatro, Premio Provincia de Valladolid de Teatro, Premio Julio Camba de Periodismo, Premio “Correo Español – Pueblo Vasco” de Periodismo, Premio Ciudad de Zamora de Periodismo, Finalista Premio Nadal de Novela, Guionista de Televisión Española Espacios Dramáticos. Es autor de varias novelas entre ellas: “Largo Retorno” (Con filme de Pedro Lazaga y música de Antón García Abril) “Proyecto Amenazante”, “Cambio Climático”. “Cambio Climático – Los Supervivientes”, “Cambio Climático – El Retorno” (Trilogía),(Ed. Entrelíneas Editores), El viajero de sí mismo”, “Malín”, “La Peste Negra – Vida más allá de las estrellas”, “La calle de los Amores” (biografía), “El hielo de la Luna”, “Los desiertos de Marte”, “La calle de los amores “(Memorias).- Ed. Belgeuse, “ Más allá del Purgatorio (Novela), Ed Belgeuse , “La Infancia Mágica “ (Biografía).- Ed. Belgeuse Es autor teatral y algunas de sus obras son: “La Tienda” (Ed. Escélicer)- Premio Nacional de Teatro, “El llanto de Ulises” (Ed. Escélicer)- Premio Guipúzcoa, “El Cometa Azul”, “Gente de Quirófano” (Ed. La Avispa) Premio Provincia de Valladolid, “Los globos de Abril” (Ed. Escélicer)

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