Ojeando unas fotos

Me veo mucho más joven, con el pelo más tupido y castaño, marrón. Estoy en una de las salas del Centro Cultural Conde Duque, sala elegante donde las haya, funcional y a la vez lujosa. Estoy ante el micro con unos papeles, llevo gafas de concha y mi mirada es mortecina, más bien se diría que estoy medio dormido pero es a causa de los psicofármacos que me suministran. Mi mano derecha sostiene levemente la punta de unos folios, la izquierda, apoyada en la mesa, muestra el “Omega Genève” de oro macizo, mi reloj automático símbolo del poder de la familia, de la “grandeur”, como diría el general De Gaulle.

En la siguiente, tomadas al azar, firmo ejemplares para mi sobrino Javi que tendrá unos diez años, ahora tiene treinta y tres. Muy al fondo, en la semipenumbra la calva brillante de Manuel Toharia. Manuel Toharia es un gran amigo, un amigo de verdad, no como otros, los mediocres. La gente inteligente te aprecia y te estima, más bien te admira, los mediocres te envidian, esa es la diferencia.

En la siguiente foto una gruesa cola de personas aguardan ante la mesa a que vaya firmando ejemplares. Tras de mí las banderas de España, de la Comunidad de Madrid, de la Comunidad Europea y algunas más.

En la siguiente foto estoy en la mesa - tribuna del “Cafetín Croché” en San Lorenzo de El Escorial. A mi derecha Paquito Fernández Ochoa, a mi izquierda Jacob Petrus, los tres sonreímos, se nos ve muy felices, relajados. Es el ambiente cordial e impagable de ese Cafetín tan cultural e inimitable de los promotores Mari Cruz Lorente y su marido Manolo Míguez. Testigos todos ellos de una época de gran felicidad.

En la foto siguiente me veo sentado con mi chaqueta de cuadritos marrones y blancos, camisa blanca y corbata burdeos firmando “El hielo de la Luna”. A mi lado Manuel Toharia, en pie, se inclina para firmar otro ejemplar.

Una foto inefable, de esas que te emocionan hasta la médula: Yo sentado firmando y a mi lado Manuel Toharia haciendo lo mismo, en pie, detrás de nosotros, José María Osuna en su plenitud, el editor granadino, uno de mis doce editores, sin duda el más guapo y apuesto junto con José Cayuelas, de “La Buganville”. Osuna en pie, detrás, sonríe complacido, va de negro, tras él, en un tercer plano las letras en oro del Centro Conde Duque sobre tapiz rojo oscuro.

La siguiente foto es como una sonora bofetada, como una bomba para mí. Manuel Toharia firma desde muy cerca, un enorme primer plano. A su izquierda le mira interesado Vicente Amadeo, el director de mi obra “La Tienda” en el Nacional María Guerrero de Madrid. Pero entre ellos, a la espera, con la mirada un poco perdida la mujer de Manuel Pérez, el productor del filme “Largo Retorno” dueño de “Star Films”, con quien estuve tantas veces en su casa y en la productora. Un poco más al fondo el marido de Puri, una enfermera sensacional amiga íntima de mi mujer en el Hospital Clínico.

Paso fotografía y aparece un primer plano de Toharia disertando. Se come al público, le brilla la mirada tras las gafas un poco Truman; la mano izquierda expresiva, casi una garra en el aire, toda la fuerza de ese comunicador excepcional e impagable, de ese hombre brillante, cálido y sencillo.

En la siguiente yo mismo muy serio en pie, frente a mí el entonces Presidente de la Asociación de Periodistas Científicos y Director del Museo de las Ciencias Príncipe Felipe de Valencia. Me escucha con interés, la cabeza tan noble ligeramente inclinada. Le da toda la luz.

Y por fin la última fotografía, la final. En la tribuna, detrás del micro de Radio Nacional de España y de Televisión Española, dos de mis buques insignias de entonces. La mirada ya despierta y llena de brío. Hablo dirigiéndome al público, mi público, a mi derecha Toharia de nuevo escucha meditativo la mano derecha levemente doblada cerca del mentón. A la izquierda José María Osuna dando el acto por concluso.

Os cuento esto lectores porque mi vida ha sido siempre como un juego, lo ha sido y lo sigue siendo. Y cuando veo fotos como éstas siento cierta sorpresa casi incredulidad de ver a personajes de tan enorme calidad científica y humana sentados a mi lado y eso creo que se debe a nunca he sido plenamente consciente de lo que me ha ido ocurriendo, desde unos padres y unos profesores fenomenales, hasta unos amigos que valiendo tanto no han escatimado su tiempo terrestre, su tiempo vital en hacerme compañía en esos momentos determinados de la vida donde cada imagen a todo color vale más que mil palabras.

(*) Germán Ubillos Orsolich

Nació en Madrid y es Premio Nacional de Teatro. Premio Guipúzcoa de Teatro, Premio Provincia de Valladolid de Teatro, Premio Julio Camba de Periodismo, Premio “Correo Español – Pueblo Vasco” de Periodismo, Premio Ciudad de Zamora de Periodismo, Finalista Premio Nadal de Novela, Guionista de Televisión Española Espacios Dramáticos. Es autor de varias novelas entre ellas: “Largo Retorno” (Con filme de Pedro Lazaga y música de Antón García Abril) “Proyecto Amenazante”, “Cambio Climático”. “Cambio Climático – Los Supervivientes”, “Cambio Climático – El Retorno” (Trilogía),(Ed. Entrelíneas Editores), El viajero de sí mismo”, “Malín”, “La Peste Negra – Vida más allá de las estrellas”, “La calle de los Amores” (biografía), “El hielo de la Luna”, “Los desiertos de Marte”, “La calle de los amores “(Memorias).- Ed. Belgeuse, “ Más allá del Purgatorio (Novela), Ed Belgeuse , “La Infancia Mágica “ (Biografía).- Ed. Belgeuse Es autor teatral y algunas de sus obras son: “La Tienda” (Ed. Escélicer)- Premio Nacional de Teatro, “El llanto de Ulises” (Ed. Escélicer)- Premio Guipúzcoa, “El Cometa Azul”, “Gente de Quirófano” (Ed. La Avispa) Premio Provincia de Valladolid, “Los globos de Abril” (Ed. Escélicer)