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Consumo Moderado de Vino y Salud

Consumo Moderado de Vino y Salud

Por Francisco Moreno Blanco

martes 24 de febrero de 2015, 01:56h

Introducción:

El presente artículo forma parte de una conferencia que he impartido en la Universidad de Almería titulada: “La actividad física y el consumo moderado de vino como argumentos de salud”. Por razones de extensión hemos decidido dividirlo en dos partes:

  • Consumo moderado de vino y salud
  • Actividad física y salud
Consumo Moderado de Vino y Salud
Consumo Moderado de Vino y Salud

EL VINO A LO LARGO DE LA HISTORIA

A lo largo de la historia, el vino ha recibido diversas consideraciones: alimento, medicina o veneno. Resultando cierto que puede concebirse de las tres formas, todo es cuestión de la cantidad que se ingiera.

Desde hace miles de años la ciencia ha reconocido las propiedades saludables y nutritivas del vino. La producción y el consumo de vino forman parte de la herencia europea desde tiempo inmemorial, de hecho son muchos los autores que han escrito sobre el vino. Como muestra seleccionamos a continuación algunas de las opiniones más importantes:

Hipócrates (450 A.C.), escribió:“El vino templa los espíritus y adormece las preocupaciones. Como medicina cura el tétanos entre otras afecciones”. Recomendaba vinos concretos para bajar la fiebre, desinfectar y curar heridas, como diurético o como suplemento nutricional.

Horacio (65-8 A.C.): “El vino es un amigo, el vino es un gozo. ¡El vino es vida!

Plinio (23-79 D.C.): “El vino es por sí solo un remedio”. Nutre de fuerza la sangre del hombre, alegra el estómago, adormece las penas y las preocupaciones”

San Pablo (5/10-58/67 D.C.): “No bebas agua sola, sino mezclada con un poco de vino, para el mal de estómago y tus frecuentes enfermedades”

Galeno (130-200 D.C.): consideraba al vino entre los alimentos sólidos y tan nutritivos como la carne.

Quevedo (1.580-1645): Se preguntaba ¿Hay algo mejor que el vino?

John Weslley (1703-1791), metodista inglés: “El vino es una de las bebidas más nobles de la naturaleza”

Oliver Wendell Olmes (1809-1894), médico y escritor estadounidense): “El vino es un alimento”

Pasteur (1822-1825), estudió la fermentación y enfermedades del vino: “El vino es la más sana y más higiénica de las bebidas”

Fleming (1881-1955): “Si la penicilina cura a los enfermos, este vino pone en pié a los moribundos”

La mayoría de los agentes patógenos que amenazan a los seres humanos mueren o son inhabilitados por los ácidos y alcoholes del vino. Debido a esto, ha sido considerado como una bebida más segura que la mayoría del agua de la que habitualmente se disponía hasta el siglo XVIII.

Rodrigo Mestre (escritor y gastrónomo): El vino es un vasodilatador, tranquiliza, es sedante, diurético, tiene cierto valor calórico, acción energética rápida, aumenta la absorción intestinal de los lípidos, es analérgico y de sabor agradable

COMPOSICIÓN DEL VINO:

El vino es la bebida resultante de la fermentación biológica y natural de la uva entera o de su mosto, llevada a cabo por microorganismos presentes en el medioambiente de la bodega o en la superficie de la propia uva.

En la actualidad nadie duda de que el vino es una excelente bebida y también un completo alimento.

El vino está compuesto por:

ü 85% es agua

ü 15%: alcohol, azúcares (glucosa, sacarosa y fructosa), ácidos (tartárico, láctico, málico y acético),

ü Complejos vitamínicos, sales, oligoelementos, sustancias amargas (polifenoles), sustancias nitrogenadas, sustancias volátiles

Polifenoles del vino:

Los compuestos polifenólicos del vino provienen principalmente de la piel u hollejo de la uva y de las pepitas

La concentración y variedad de polifenoles en el vino depende de numerosos factores: la variedad de vid, el tipo de vino, clima y terreno, una cosecha temprana o tardía, los diferentes procedimientos de prensado de la uva, el tiempo de fermentación del mosto,…. Los principales polifenoles presente en el vino son: resveratrol, antocianos y flavonoides

  • Resveratrol:

Es una fitoalexina (sustancia que produce la planta como respuesta al ataque de patógenos) presente en la piel de las uvas y en productos derivados como vino, mosto.

Posee propiedades antioxidantes y anticancerígenas que prolongan la longevidad de las células. Por tanto, los alimentos y bebidas que contienen esta sustancia se consideran como saludables o recomendables para la salud.

Estudios recientes han revelado que esta sustancia es también beneficiosa en el tratamiento de la obesidad.

En cuanto a su papel como sustancia ergogénica en el deporte, se ha demostrado en animales de experimentación que mejora la capacidad física de los animales sometidos a dieta enriquecida con este producto (Guillermo López-Lluch 2007)

  • Los antocianos:

Sustancias que pigmentan con tonos rojos o violáceos las flores y los hollejos de las uvas tintas. Son sensibles a la oxidación y por este motivo los vinos van cambiando de color durante su crianza

  • Los flavonoides:

Son pigmentos naturales presentes en los vegetales y que protegen al organismo del daño producido por agentes oxidantes, como los rayos ultravioletas, la polución ambiental y las sustancias químicas presentes en los alimentos.

Se han utilizado en la medicina tradicional china como sustancias antibióticas, antidiarréicas, antiulcerosas, y como agentes antiinflamatorios, así como en el tratamiento de la hipertensión arterial, alergias e hipercolesterolemia.

BENEFICIOS DE UN CONSUMO MODERADO:

Está fehacientemente demostrado que el consumo en exceso de alcohol es perjudicial para la salud. De hecho, un abuso del mismo puede causar, entre otras, enfermedades hepáticas, tumorales, neurológicas y cardiovasculares. Sin embargo, desde hace tiempo se sabe que el vino tiene propiedades saludables y que su consumo de forma moderada puede aportar beneficios a la salud.

Jason Dyck y otros colegas de la Universidad Alberta de Canadá, señalan que el vino tinto, las nueces y algunas frutas contienen el compuesto natural resveratrol, considerado un anticancerígeno eficaz que mejora las funciones cardiacas, musculares y óseas tal y como sucede con el ejercicio físico.

ü Al poseer alcohol etílico el vino posee efectos psicoactivos: en dosis muy moderadas incrementa el apetito

ü Provoca un cierto grado de desinhibición al ser ansiolítico, esta característica ansiolítica explica que, siempre en dosis bajas, sea hipnoinductor (favorezca al sueño) y sea tranquilizante

ü Es antioxidante debido a la presencia de las antocianinassustancias que se encuentran en las uvas tintas.

ü Reduce la incidencia de Diabetes mellitus tipo 2

ü Las personas que consumen vino con moderación viven más que las quese abstienen o beben en exceso

Las personas que consumen vino con moderación viven más que las que se abstienen o beben en exceso. Esta asociación, ampliamente aceptada, se conoce como curva jotaforme
También reduce la “adherencia” o coagulación de los glóbulos rojos que podrían formar una embolia y bloquear el flujo sanguíneo en una arteria (trombosis) acarreando un infarto de miocardio o un derrame cerebral (Lacoste L et al., 2001).

  • Además, el alcohol tiene un efecto antiinflamatorio global que afecta positivamente a los vasos sanguíneos y, por lo tanto, retrasa el desarrollo de la ateroesclerosis (Estruch R et al., 2004).
  • Prevención de la demencia senil y de la enfermedad de Alzheimer
  • Al tomarlo con las comidas permite un mejor metabolismo del alcohol
  • Según un estudio del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson, publicado por el diario elmundo.es, el hombre que consume vino de forma moderada, tienes menos probabilidades de sufrir cáncer de próstata.

Nos referiremos más detenidamente a algunos importantes beneficios que el consumo moderado de vino tiene sobre algunas enfermedades.

Sobre la enfermedad cardiovascular

El consumo moderado y regular de vino tinto puede ser un preventivo contra la enfermedad cardíaca coronaria, enfermedades del corazón (como infarto de miocardio) y ateroesclerosis (endurecimiento de las arterias por depósitos de placas de colesterol). Parece que los flavonoides presentes en el vino tinto, por sus propiedades antioxidantes, ejercen un efecto protector contra enfermedades cardiovasculares en bebedores que consumen cantidades moderadas de vino en las comidas. Por ello, es altamente recomendable, el consumo de un vaso de vino tinto al día.

También produce una acción anticoagulante, o antitrombótica, por lo que los consumidores moderados de vino tienen menor nivel de proteína fibrinógena que promueve la formación de coágulos de sangre.

Reduce la presión arterial, incrementa el fluido de sangre a las coronarias, disminuye el nivel de insulina en la sangre y mejora la circulación de sangre en el cerebro.

El Dr. Lúcia en “ Wine As food and Aliment” reconoce que el vino estimula la circulación en los enfermos del corazón que requieren intervención inmediata, alivian el sufrimiento en las anginas de pecho y reducen las molestias derivadas de la hipertensión, aumenta así mismo la hemoglobina, lo que lo convierte en enérgico reconstituyente

En los países desarrollados, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte y suponen hasta el 50% de todas las muertes (Gronbaek M, 2004).

Los estudios científicos demuestran sistemáticamente que consumir alcohol con moderación reduce la mortalidad debida a enfermedades coronarias y a otras causas en un 25-30% en personas de mediana edad, en particular los hombres de más de 40 años y las mujeres posmenopáusicas (Corrao G et al., 2000; Wannamethee SG et al. 2003; Klatsky a. et al., 2003, Di Castelnuovo A et al., 2002; Klatsky A.L., 2007, Gronbaek M, 2004).

La paradoja francesa.

El irlandés Samuel Black, publicó en 1819 un artículo en el que hizo la siguiente observación: “Los franceses comen una gran cantidad de grasas (quesos, otros derivados de la leche completa y foie gras) y en general tienen menos ataques al corazón que los ingleses y otros europeos”. Al final del artículo Black dejó entrever que el consumo de vino tinto podía tener alguna participación en el asunto.

Es sabido que la población francesa, a pesar de alimentarse con una dieta rica en grasas tiene una mortalidad por enfermedades cardiovasculares 40% más baja que en otros países. Esto se le atribuye a su consumo regular de vino.

Sin embargo, y de ahí la expresión paradoja francesa, la incidencia de enfermedades cardiovasculares en Francia es sustancialmente menor que la de otros países occidentales

A pesar de que los efectos aislados de los extractos de los polifenoles (resveratrol) en forma concentrada han sido estudiados hasta ahora solo en animales, estos resultados han sido muy prometedores. A la sustancia resveratrol contenida en el vino le ha sido adjudicada un efecto antienvejecimiento.

El equipo de investigadores del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica (Inserm-Universidad de Angers) ha descubierto el mecanismo molecular por el que los polifenoles del vino tinto llevan a las células de las paredes arteriales a producir óxido nítrico (NO), un vasodilatador, según el trabajo publicado en la revista científica estadounidense 'PLoS ONE'.

Los diferentes estudios que se han ido realizando en los últimos años han puesto en evidencia el efecto beneficioso del consumo moderado de vino tinto.

Sobre enfermedades neurológicas

Enfermedad cerebrovascular (embolias): Aunque los estudios llevados a cabo para demostrar el efecto de los polifenoles sobre la enfermedad cardiovascular indican su efecto beneficioso, este mismo efecto parece controvertido en la patología cerebrovascular y los estudios realizados no han dado resultados positivos hasta la fecha.
Deterioro cognitivo (demencia): El consumo moderado de vino puede tener efectos beneficiosos para evitar el deterioro cognitivo y las enfermedades cardiovasculares.

Sobre enfermedades tumorales

El resveratrol tiene un efecto tumoricida in vitro, es decir, es capaz de inhibir el crecimiento de células tumorales. Se ha descrito esta actividad “in vitro” en tumores de mama, próstata y leucemias. Un estudio reciente ha mostrado el papel protector del consumo de uno o dos vasos de vino tinto al día frente al cáncer de pulmón en fumadores.
El riesgo de toxicidad sobre la piel parece ser mucho menor, según un trabajo reciente, en pacientes con cáncer que se someten a tratamiento de radioterapia si consumen un solo vaso de vino al día. Concretamente, su riesgo de sufrir toxicidad importante en la piel es de un 75% menor que en los no bebedores.

Sobre otras enfermedades

Recientemente se han descrito algunos efectos beneficiosos de la administración de polifenoles sobre enfermedades diversas como son la osteoporosis, las cataratas y la caries dental, en estudios llevados a cabo con animales de experimentación.

Hay que recalcar que estos efectos descritos se han visto con vino tinto y con su consumo moderado (uno o dos vasos al día). Se considera que 40 gramos de alcohol al día (1/2 litro) para el hombre y 20 gramos (1/4 litro) para la mujer son cantidades que el organismo puede metabolizar. No obstante, el nivel de toxicidad para el alcohol depende de distintos factores; la edad de la persona, su complexión corporal, su estado de salud o si ha consumido o no alimentos junto con la bebida alcohólica. Por este motivo, dado que el vino no solo tiene sustancias beneficiosas, las personas habituadas a beber vino deben saber que no es saludable tomar más de dos vasos al día (125 cc cada vaso). Tomar mayor cantidad comporta más perjuicio que beneficio.

El alcohol y los flavonoides del vino, estimulan la producción de colesterol “bueno” (lipoproteína de alta densidad) que elimina el colesterol “malo” (lipoproteína de baja densidad) de las arterias y venas en las que podría formar placas

EL CONSUMO SALUDABLE

El vino es un tranquilizante natural suave que sirve para reducir la ansiedad y la tensión, como parte de una dieta normal, el vino proporciona al cuerpo energía, con sustancias que ayudan a la digestión y con pequeñas cantidades de minerales y vitaminas.

También puede estimular el apetito, sirviendo además para restablecer el equilibrio nutri­cional, aliviar la tensión, tranquilizar y actuar como estimulante ligero en estados de convalecencia, especialmente en ancianos.

El consumo moderado de vino de forma regular es saludable. Estudios realizados en Inglaterra y Dinamarca han demostrado que la presencia de la enfermedad coronaria es mucho mayor en bebedores compulsivos, pero que es aún mayor en los abstemios.

Un Estudio danés, publicado en mayo de 1995, concluye que existe una clara relación entre el consumo moderado de vino (en oposición al consumo de otras bebidas alcohólicas) y una fuerte reducción de todas las causas de mortalidad

Sobre la base de investigaciones científicas disponibles y diferentes referencias proporcionadas por las autoridades de salud pública, se acepta que el consumo moderado de bajo riesgo se sitúa entre los valores expuestos a continuación:

Si el vino se consume de acuerdo con las directrices recomendadas de moderación para personas adultas, como parte de una dieta equilibrada, es perfectamente compatible con un estilo de vida saludable. Sin embargo, beber más de lo aconsejado en las directrices recomendadas no redunda en más beneficios, sino en más daños para la salud.

Al respecto la doctora Coral Calvo señala que «Es imprescindible la información y la educación global sobre los aspectos positivos y negativos del vino en relación con la salud y la enfermedad»

Respecto a la dosis idónea los estudiosos coinciden en que

ü Tomar 2 copas de vino reduce el 40% el infarto o derrame cerebral, entre un 15-20% de riesgo de muerte prematura y 65% de riesgo de resfriarse

ü Cantidad máxima sin riesgo: 21 copas semanales en los hombres y 14 en las mujeres

ü Consumo moderado: entre 20-40 gramos de alcohol por día es decir entre 0,2 y 0,4 litros

Respecto a la metabolización del alcohol del vino conviene señalar que se absorbe directamente por los tejidos de la boca y del estómago. En el estómago empieza a degradarse eliminando hasta el 30 % del ingerido, gracias a la acción de la enzima alcohol deshidrogenasa (las mujeres segregan menos cantidad que los hombres).

Si el estómago está lleno la absorción es menor, por eso es menos efectivo cuando se bebe comiendo.

Según un estudio del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson, tomar una copa de vino diario beneficia a los hombres al evitar contraer cáncer de próstata.

Una investigación dirigida por Álvaro Urbano Márquez, jefe del servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona, señalan que una ingesta de vino en pequeñas cantidades reduce la mortalidad causada por infartos y enfermedades cardiovasculares.

Como consecuencia los factores que influyen sobre la metabolización son:

La comida:

Los sujetos que beben alcohol después de una comida que incluya la grasa, la proteína y los hidratos de carbono absorben el alcohol alrededor de tres veces más lentamente que cuando consumen alcohol con el estómago vacío.

El género:

Las mujeres, tienen concentraciones de alcohol en la sangre más altas después de consumir la misma cantidad de alcohol que los hombres las mujeres son más vulnerables que los hombres a los daños de hígado y corazón relacionados con el alcohol.

La Doctora Coral Clavo Bruzos, Catedrática de Química y directora del área de Salud de la UNED, en 2010 dirigió el curso de “Vino y jamón ibérico en la cultura mediterránea: cata y propiedades nutricionales”. En su ponencia sobre Vino y salud, respecto al consumo moderado de vino señaló lo siguiente:

  • Es un excelente medio para prevenir enfermedades y problemas cardiovasculares
  • La dosis aconsejable debe ser consumir dos o tres copas de vino al día para los hombres y una o dos copas de vino al día para las mujeres
  • 18 años, edad adecuada para comenzar a consumir vino
  • Los vinos tintos, poseen mil veces más resveratrol que un vino blanco.

También opina que si una persona no incorpora el vino en su patrón alimentario no es aconsejable que comience a consumir vino solamente porque piensa que va a ser el remedio que resolverá sus problemas cardiovasculares.

La recomendación principal es la de consumir con placer, sino le gusta el vino que no lo consuma, además las cualidades del vino las tienen también otros elementos como pueden ser las frutas, las verduras o el aceite de oliva, es decir, no estamos hablando de un alimento único con propiedades beneficiosas.
¿ARMONIZAN EL VINO Y DEPORTE?

A esta interrogante responderemos con algunas afirmaciones de prestigiosos científicos.

Para periodista deportivo de Radio Marca Roberto Gómez: “el vino y el deporte forman un matrimonio perfecto con un maridaje muy especial”

En un informe del congreso internacional del estudio científico del Vino, el Dr. Charles Jones llego a la siguiente conclusión:... Es inexacto decir que hay que suprimir de la alimentación del deportista todo consumo de Vino. Las costumbres personales cuentan mucho. Si el alcohol puro es enemigo del deportista el Vino en cambio puede ser su apoyo durante un esfuerzo prolongado y duro y su reconstituyente después de este esfuerzo...

El atleta muy entrenado cuya integridad física debe de ser salvaguardada, no debe tomar ninguna bebida alcohólica, pero en el Vino encontrará la bebida ideal para el mantenimiento de la forma, el control de sí mismo y el desgaste energético.

El vino tiene un notable valor energético algunos especialistas lo recomiendan en dosis moderadas, como integrante de la dieta de los deportistas

Por su parte los doctores Dougnac, Auguet y Lefébreafirman que:

ü La ingesta de vino aumenta el rendimiento de un 5 a un 15%

ü El vino es un excitante del tono neuromuscular

ü Debe ser parte integrante de la dieta de los deportistas

Según Willians (2002), el alcohol consumido en pequeñas dosis, mejora los procesos fisiológicos en beneficio de los deportistas, por ello puede ser utilizado como ayuda ergogénica, aumentando la sensación de confianza, reduciendo los niveles de ansiedad y disminuyendo la sensibilidad al dolor y provocando una sensación transitoria de excitación.

El investigador checo Miloš Táborský, muestra que la combinación de ejercicio regular y consumo moderado de vino mejora los marcadores de la aterosclerosis, y podría proteger también del riesgo cardiovascular

En su estudio expone que entre aquellas personas que hacían deporte al menos dos veces por semana, el vino (tanto el tinto como el blanco) provocó un incremento significativo de los niveles de colesterol “bueno” (HDL) y redujo los niveles del “malo” (LDL).

Además afirma que: la combinación de ejercicio regular y consumo moderado de vino mejora los marcadores de la aterosclerosis, y podría proteger también del riesgo cardiovascular”

Como conclusión a todo lo expuesto la mejora de la salud pasa por mantener una vida activa a través del ejercicio físico (que será motivo de nuestro próximo artículo), y como complemento una alimentación sana y equilibrada, sin olvidar acompañarlo de una copita de vino. A vuestra salud.

BIBLIOGRAFÍA

ANDRÉS Carlos (2008): 43 temas sobre el vino: manual completo para el aficionado. Eniotría ediciones

DE ANDRÉS Ruth (2010): “Por la salud y por el vino” Diario de León

GARCÍA Anselmo J.(2001): Saber de vinos. Ediciones Gestión

JONES, Charles: El vino y el deporte

MIJARES Isabel y SÁEZ José A (2007): El vino de la cepa a la copa. Mundiprensa libros

MONTIGNAC Michel (1998): A la salud por el vino. El Aleph

WILLIANS, Melvin H.(2002): Nutrición para la salud, condición física y el deporte. Edit. Paidotribo

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