Pintura de reconocimiento y homenaje a los que pintaban bien, pero poniendo y quitando algo propio, que lo desvirtúa en concepto y le suministra humor, ironía, burla o sarcasmo, según los casos.
Pintura plana bien dibujada, como queriendo aprender de los maestros de la pintura, en un apropiacionismo de los clásicos, con un dibujo tal cual y una diferencia de objeto o atributo que caracteriza precisamente la iconografía religiosa.
Algunos pueden ofender o irritar sensibilidades, pero quizás era esto lo que buscaba el autor.
Sorprende que un pintor joven vuelva la cabeza al barroco, pero ¿por qué no hacerlo? El Barroco es fuente de grandes conceptos y pintura magistral y arrebata a cualquier espectador atento, máxime un pintor aunque sea joven.
Notas biográficas
Javier Cámara Sánchez-Seco (Madrid, 1979).-Pintor y restaurador, licenciado en Bellas Artes.
Abandonó hace años su trayectoria como conservador de patrimonio para dedicarse a la creación artística. Tras su paso por la Facultad de Bellas Artes de Madrid aprendió lo que no quería ni debía hacer, reconociendo aún así, que el estudio de la pintura antigua y su trabajo como copista le hicieron ampliar conocimientos. Madrileño criado en Pastrana (Guadalajara), su primera escuela fue la contemplación de las pinturas y retablos de las iglesias y conventos de su pueblo. Ya en Madrid y tras su paso por la facultad, aprendió a conjugar su pasión por los maestros de la pintura española con un naciente gusto por le arte contemporáneo.
Cansado de las mismas recetas que se repiten sin cesar en el arte español, llamó, a modo
de exorcismo, a sus viejos y admirados maestros del barroco para contar su propia historia. Una historia que se quiere reír de los vicios en los que ha caído la sociedad y el arte contemporáneo. Javier llamó a Alonso Cano, Sánchez Coello, o a su admirado
Zurbarán, entre otros, para que mediante el robo deliberado de sus imágenes o el préstamo cómplice de sus ideas, le ayudaran a crear su universo particular.
La obra de Javier Cámara es una actualización de los viejos temas, renovados con una carga de humor y fina ironía. En su obra la pintura de Ribera o de otros maestros toma nuevo impulso, conservando de aquellos el sabor o incluso las limitaciones.