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Opinión: “Mi Pequeño Manhattan”

La fina lluvia de febrero

Por Germán Ubillos Orsolich (*)

martes 13 de enero de 2015, 02:24h
La fina lluvia de febrero

Cuando al frío intenso y seco del mes de enero le sustituye la humedad penetrante pero más templada de febrero, siempre recuerdo mis largos paseos allá en “ La Horizontal “, dentro del pinar del monte Abantos con un paraguas y bajo la llovizna con ese olor húmedo a jara y a tomillo y el vaho que como una fumarola blanca salía de mi boca, paseos solitarios tan enriquecedores en una época en la que mi alma respiraba una paz absoluta, una serenidad envidiable, tempo lento de mis paseos y de mis pensamientos, cuando se iban adensando en mi espíritu esos líquenes, ese musgo tan inefable y tan semejante al que se formaba sobre los troncos rugosos de los pinos, sobre sus cortezas.

Leía muchísimo, posiblemente tres y cuatro libros a la vez, pensaba intensamente sobre cosas del mundo real, sobre la amistad, pero sobre todo sobre cosas trascendentes, esas largas conversaciones que mantienen los adolescentes entre si, como ahora lo hace mi hija Marta, pero también esos monólogos interiores llenos de preguntas y de alguna respuesta, respuestas que iban llegando muy lentamente, como si hubiese un desfase entre esas preguntas y las respuestas que iban saliendo de mi mente y de mi corazón.

Los únicos compañeros, los pinos, las jaras, el horizonte nebuloso o las nubes grises y esponjosas que pasaban sobre mi. Allá abajo, en el pueblo, mis padres, mi familia, esa infraestructura tan maravillosa que duró tanto tiempo y me permitió ser una persona especulativa, profunda y finalmente escritor. Bien es verdad que llegado un día aún muy lejano esa serenidad, esa paz se quebró, se quebró sencillamente porque era insuficiente, porque requería más cimientos, más base, otra cosa que en un momento determinado comenzó a minarme hasta resquebrajarme de arriba abajo y necesitar reconstruirme a mí mismo, ¡como si eso fuese tan fácil!. Sin duda la tarea más difícil, más compleja y más ardua con la que tendría que enfrentarme en la vida .

Pero entonces la llovizna de febrero empapaba la gabardina, o la trenca, ¡cómo me gustaban las trencas y la soledad ¡. Qué importante es la soledad, la soledad voluntaria para los seres humanos, ¿cómo es posible que los políticos actuales no tengan ni un minuto de silencio, un tiempo de reflexión para pensar, para sentir y volver a pensar de nuevo lo que tengan que decir, lo que tengan que hacer?.

Aquella época era la época de la lentitud de las cosas, de los pensamientos y las reflexiones elaborados con toda la serenidad del mundo, lentitud indispensable y necesaria. ¿Podrían haberse evitado crisis económicas como las actuales, guerras y legislaciones tan erradas si los que decidiesen tuviesen a su lado “pensadores” como aquellos filósofos que iban en el carro junto al general triunfador en las batallas cuando entraban en Roma para ser coronados por el Emperador, y que repetían y volvían a repetir junto a sus oídos la frase tan apropiada de “recuerda que eres mortal”?.

Durante aquellos largos paseos bajo la fina llovizna de febrero por aquel paseo maravilloso entre pinares, siempre tenía presente en el fondo de mi corazón dicha frase, recordaba ante todo y por encima de tanta paz y de tanto silencio que era mortal, solo ahora, a veces junto al lecho de muerte de mis seres más queridos parezco olvidarlo o quizá quisiera olvidarlo.

El olor de la lluvia, su tenue sonido sobre las tejas, sobre la terraza de mi casa cuando a través de la ventana la veo caer como el sirimiri del país vasco, vuelve a mí, junto al frío, el recuerdo del suave ulular del viento y el levísimo crujido de mis pasos sobre la arena mojada de aquellos paseos inolvidables.

(*) Germán Ubillos Orsolich

Nació en Madrid y es Premio Nacional de Teatro. Premio Guipúzcoa de Teatro, Premio Provincia de Valladolid de Teatro, Premio Julio Camba de Periodismo, Premio “Correo Español – Pueblo Vasco” de Periodismo, Premio Ciudad de Zamora de Periodismo, Finalista Premio Nadal de Novela, Guionista de Televisión Española Espacios Dramáticos. Es autor de varias novelas entre ellas: “Largo Retorno” (Con filme de Pedro Lazaga y música de Antón García Abril) “Proyecto Amenazante”, “Cambio Climático”. “Cambio Climático – Los Supervivientes”, “Cambio Climático – El Retorno” (Trilogía),(Ed. Entrelíneas Editores), El viajero de sí mismo”, “Malín”, “La Peste Negra – Vida más allá de las estrellas”, “La calle de los Amores” (biografía), “El hielo de la Luna”, “Los desiertos de Marte”, “La calle de los amores “(Memorias).- Ed. Belgeuse, “ Más allá del Purgatorio (Novela), Ed Belgeuse , “La Infancia Mágica “ (Biografía).- Ed. Belgeuse Es autor teatral y algunas de sus obras son: “La Tienda” (Ed. Escélicer)- Premio Nacional de Teatro, “El llanto de Ulises” (Ed. Escélicer)- Premio Guipúzcoa, “El Cometa Azul”, “Gente de Quirófano” (Ed. La Avispa) Premio Provincia de Valladolid, “Los globos de Abril” (Ed. Escélicer)

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