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Opinión: “Desde Mi Despacho…”

Avicena y la metafísica de la realidad

Por José Manuel López García (*)

viernes 09 de enero de 2015, 00:45h
Avicena y la metafísica de la realidad
Evidentemente, Avicena es uno de los grandes filósofos islámicos, y ha influido en el desarrollo del pensamiento de otros grandes pensadores y teólogos. Su lectura y estudio de las obras de Aristóteles le insertan en una tradición que insiste en la significación de la causalidad eficiente. Si bien como su pensamiento es diverso también se expresa a través de tratados místicos que siguen una línea intelectualista neoplatónica.

En su escrito Sobre la división de las ciencias intelectuales se ocupa de buscar un principio racional que sirva de nexo de unión entre las distintas ciencias de su época. En este sentido la lógica es una ciencia instrumental fundamental porque es la que trata de los tipos de argumentación y de los razonamientos.

Además la labor intelectual de Avicena que se interesó por la totalidad de los conocimientos accesibles en su tiempo, también se plasmó en análisis críticos de ciertas cuestiones doctrinales de los teólogos musulmanes. Para este pensador existen distintos niveles ontológicos de realidad que proceden en última instancia de Dios. Si bien la supuesta racionalidad de la realidad, desde un punto de vista teórico o especulativo, es otorgada por la divinidad al mundo real según este sabio musulmán. Desde la perspectiva aviceniana el objeto de la metafísica sería lo relativo al ser, que comprende a todo lo que tenga una esencia real existente. Por tanto, ya que los seres son realidad efectiva, se puede afirmar que la ontología como ciencia o estudio de la realidad es el auténtico objeto de la metafísica de Avicena.

Considera de un modo muy original, a mi juicio, que el ser es el concepto más general de la metafísica y de la ontología. Aunque también es cierto que la ocasión para captar en toda su magnitud el ser es o se produce a través de la impresión, lo que da un carácter empírico a la constatación de la existencia real de lo que es en el alma. Es una forma de realismo matizado por su idealismo concipiente. Porque afirma que se trata del ser en abstracto, no de un ser particular y concreto. De todos modos, es necesario pensar que Avicena consideraba que existen tres niveles del ser: el propio de las cosas reales, el del pensamiento o representación abstracta de las cosas de la realidad, y el del aspecto intencional del aspecto real de las cosas.

Para Avicena la búsqueda de la verdad es uno de los principales propósitos del ser humano. Lo que presupone el intento de alcanzar un conocimiento adecuado de la verdadera realidad. Además este gran pensador fue consciente de la necesidad de separar los campos de la fe y la razón. Ya que insiste en sus obras en la completa independencia y autonomía de la razón respecto a la teología. Lo que posee consecuencias positivas, porque posibilita el desarrollo de discursos racionales acerca de la realidad desvinculados de justificaciones religiosas específicas. El campo temático y doctrinal de la religión está abierto también a la interpretación especulativa, pero desde una perspectiva diferente.

En lo relacionado con la filosofía práctica Avicena se muestra esperanzado en el logro de una sociedad perfecta a través de la filosofía. Porque el fin principal del ser humano es la consecución de la verdadera felicidad. Y el modo de conseguirlo es según su criterio es estructurar la sociedad, según normas o leyes que aseguren realmente una racionalidad semejante a la que ya existe en el orden armonioso y matemático del universo. Indudablemente, en lo relativo a la ética, este filósofo considera que la facultad racional humana es la que debe regir los actos humanos para de esta forma evitar el mal. El problema ético consiste para Avicena en delimitar los límites de la libertad para que no impidan el bien individual y social. Además insiste en la necesidad de que los gobernantes tienen que buscar y promover la perfección moral. Y las leyes deben estar dirigidas al logro de la justicia, y a la satisfacción de las necesidades naturales de los seres humanos que conforman la sociedad estatal.

A diferencia de la religión que para Avicena se basa sobre todo en la imaginación, la filosofía es resultado de la razón y la argumentación, lo que le da un carácter más riguroso y profundo, y a la vez más real, y superior a lo simbólico como esencia de lo religioso.De hecho, el estudio de los términos que es una de las parte de la lógica aviceniana es básico para poder conocer de un modo cierto y para alcanzar lo desconocido por un proceso de tipo lógico. Distingue entre definición perfecta o esencial, e imperfecta si es una simple descripción con la que se conoce el objeto a través de sus accidentes. Avicena además elaboró por primera vez un auténtico sistema escolástico en el ámbito filosófico islámico.

(*) José Manuel López García es Doctor en Filosofía y Profesor

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