Magda Castañer de Gironella

José María Gironella ganó el Premio Planeta con su novela “Los cipreses creen en Dios” que fue la mejor forma de describir nuestra contienda civil desde los dos bandos. Quizá una de las maneras de entender nuestra historia reciente.

Hijo de un taponero y seminarista frustrado, tras ganar el Premio Nadal de novela emigró a Paris donde estuvo un tiempo mientras escribía lo que sería el Premio Planeta. Lara, padre, el editor, fundamentó su editorial precisamente con ese libro grueso que le diera tanta fama y tanto dinero a él como a José María. Ese libro, esa novela estaba en todas las estanterías de la mayoría de las casas de entonces de la clase media. Se leía con pasión, con fruición. José María, su autor, no había estudiado, era un autodidacta, pero con una memoria prodigiosa, quizá tan buena o mejor que la de Luis María Anson, otro prodigio de memoria, por cierto Anson le llamaba “patea cementerios” por la afición que tenía Gironella de visitar los cementerios de la ciudades a las que llegaba.

A su regreso de Paris y tras el éxito de “Los cipreses creen en Dios” su autor escribiría el titulado “Un millón de muertos” y después “Ha estallado la paz”, una trilogía genial y soberbia. A esos tres libros le seguirían “El escándalo del Islam”, “El escándalo de Tierra Santa”, “Carta a mi padre muerto “ o “Los fantasmas de mi cerebro” de cuya lectura durante mi enfermedad saltaría la chispa de nuestro conocimiento, pues Gironella pasó su penosa depresión en Mallorca y fue tratado por el doctor Bartolomé Mestre y yo la mía por Carlos Carbonell.

Siempre que el autor venía a Madrid se hospedaba en el Hotel Wellington de la calle de Velázquez y yo le iba a visitar.

Era cariñosísimo, expansivo y genial, le llevaba en mi coche hasta el aeropuerto y cuando nos despedíamos y entraba en la sala de embarque me echaba una mirada de despedida, así en diagonal, que nunca olvidaré. Era una mezcla de afecto y de asombro, pues Gironella se asombraba con frecuencia de lo que veía y es ese asombro el secreto original de los verdaderos creadores.

Durante muchos años conservamos esa amistad y hablábamos todas las semanas por teléfono.

Un buen día Magda, su mujer, y después de publicar José María en Planeta “El Apocalipsis”, me dio la noticia de su fallecimiento. Me cayó como una bomba. Publiqué en el acto una extensa nota necrológica no recuerdo bien si en “A.B.C.” o en “YA”.

Tengo que aclarar que el viejo dicho de que detrás de todo gran hombre siempre hay una gran mujer, se cumplió en todo su contenido en el caso de Magda, la esposa de José María que fue siempre sus manos y sus pies, su mujer, su secretaria, su amante, todo, pues además no tuvieron hijos.

Vivieron en Arenys de Mar donde él se compró una torre, una casa maravillosa y después al venderla se trasladaron a Arenys de Munt.

Gironella y Magda fueron siempre catalanes pero muy españoles, muy integrados en España, enemigos del separatismo que les espantaba, la fama mundial que tuvo Gironella se la debió a que escribía en castellano, un castellano muy limpio y muy claro por lo que su obra se difundió por los cinco continentes y ganó muchísimo dinero con ella.

Le encantaba Papini y Dostoievski, Tolstoi y Galdós.

Gironella me quería y yo le quería a él, sintonizábamos, y a su muerte conservé durante muchos años la amistad con su mujer, su viuda inseparable, Magda Castañer de Gironella. Tenía, tenían ese acento catalán inconfundible, pero amaban a España y jamás pensó en exilarse ni lo necesitó pues en realidad la dictadura no molestaba intelectualmente a no ser que te metieras directamente con el Jefe del Estado o su concepción de España.

Hacía tiempo que no hablaba con Magda, quizá demasiado tiempo y esta mañana tan fría, vísperas de la navidad, Aurora Ballester, la traductora que vive en el piso que Magda le vendió me ha dado la triste noticia.

Una noticia triste, que arranca de mi corazón todo el recuerdo de una época intensa, un pasado en el que las personas leían mucho más, en la que muchos de nosotros nos zambullíamos en ese océano de ficción hecho de páginas, ausente aún la televisión y los ordenadores de las casas de los españoles.

(*) Germán Ubillos Orsolich

Nació en Madrid y es Premio Nacional de Teatro. Premio Guipúzcoa de Teatro, Premio Provincia de Valladolid de Teatro, Premio Julio Camba de Periodismo, Premio “Correo Español – Pueblo Vasco” de Periodismo, Premio Ciudad de Zamora de Periodismo, Finalista Premio Nadal de Novela, Guionista de Televisión Española Espacios Dramáticos. Es autor de varias novelas entre ellas: “Largo Retorno” (Con filme de Pedro Lazaga y música de Antón García Abril) “Proyecto Amenazante”, “Cambio Climático”. “Cambio Climático – Los Supervivientes”, “Cambio Climático – El Retorno” (Trilogía),(Ed. Entrelíneas Editores), El viajero de sí mismo”, “Malín”, “La Peste Negra – Vida más allá de las estrellas”, “La calle de los Amores” (biografía), “El hielo de la Luna”, “Los desiertos de Marte”, “La calle de los amores “(Memorias).- Ed. Belgeuse, “ Más allá del Purgatorio (Novela), Ed Belgeuse , “La Infancia Mágica “ (Biografía).- Ed. Belgeuse Es autor teatral y algunas de sus obras son: “La Tienda” (Ed. Escélicer)- Premio Nacional de Teatro, “El llanto de Ulises” (Ed. Escélicer)- Premio Guipúzcoa, “El Cometa Azul”, “Gente de Quirófano” (Ed. La Avispa) Premio Provincia de Valladolid, “Los globos de Abril” (Ed. Escélicer)