¿Cómo aprendemos y hacemos cultura?

Hay algo de voluntad en la copia. Se elige qué imitar de todo lo grabado por nuestro subconsciente a lo largo de nuestros años. Los niños aprenden a hablar imitando su entorno. Se dibuja copiando un objeto. Para aprender a hacer las primeras letras se sigue la línea modelo. A besar se aprende mirando gente besándose. A dirigir, a servir, a amar y todo lo que somos lo aprendemos copiando. Somos absolutamente copia, tal como los animales. El patito sigue a su madre pata, el conejito a su madre coneja. Sin embargo los cachorros humanos quieren imitar a cualquier otra madre, como a ciertas madres extranjeras que cualquier día los desconoce, tal como ocurre hoy con algunos chilenos situados en el exterior y, que en esta época de crisis financiera son extraditados, cual criminales, a su país no querido.
Con tanta copia de lo exterior, Chile ha perdido su identidad y como todo lo perdido, se le reconoce en ausencia. Antiguamente, solía decirse que los chilenos no teníamos personalidad, porque éramos retraídos, algo provincianos y tímidos. No nos atrevíamos a disfrazarnos, no nos atrevíamos a actuar, a cantar, a viajar o a hablar de sexo, entre otras cosas. Hoy, se ve una película norteamericana y uno parece reconocerse en esa cultura de baja calidad e ignorancia, que transmiten mediante su cine o seriales de TV.
Por ejemplo, antiguamente en Chile era impensado estar masticando chicle en una sala de clases sin que llegara un llamado de atención de parte de algún adulto. Era inimaginable ver, en público al menos, que un adolescente le faltara el respeto a una persona mayor, especialmente si se trataba de sus propios padres. ¿Dónde ha quedado aquel Chile? ¿Qué se les transmitirá a nuestras futuras generaciones para que imiten con confianza? ¿Qué hicimos con las buenas costumbres? ¿Qué hicimos con el molde de la familia? ¿Qué hicimos con la austeridad, la diplomacia y la elegancia de nuestro trato social?
Como es de conocimiento de todos, Chile es una larga y angosta franja de tierra. Por esas características, para la mayoría de los chilenos es casi imposible conocer todo el país sin quedar en bancarrota. Es más barato viajar al exterior que ir a nuestras playas del Norte o nuestros campos del Sur. Para qué hablar de Isla de Pascua en pleno Océano. ¡Un gasto prohibitivo! Quizás sea uno de los motivos por los cuales muchos “patriotas”, imitando a los turistas extranjeros, se lleven sus divisas fuera del país, justamente cuando éste celebra sus tradicionales “fiestas patrias”. Acerca de lo mismo, curiosamente hay un par de programas culturales en televisión, que muestran nuestro país mientras estamos cómodamente sentados en nuestro living. Curiosamente, se sacan de pantalla por no haber presupuesto para continuar y también curiosamente, en los mismos canales de televisión se da prioridad a los “realitys”, que ni nombre en español se les da, donde abunda la ignorancia, la codicia y muchos otros también imitados pecados capitales. Día a día surgen ciertos programas juveniles, que consisten en masturbar a la teleaudiencia, con expresiones que pretendiendo ser inofensivas, crean más de un conflicto, que simulan reparar al aire durante todo el programa. Mientras mucha gente culta carece de espacios de expresión, que ni los artistas populares poseen para mostrarse, ellos están horas transmitiendo una especie de juicio, que intenta averiguar por qué determinada niñita de aproximadamente 15 años, se besó en pantalla con un compañerito, haciendo sufrir a su “pareja estable” de también corta edad. ¡No hay derecho! ¿Que la gente lo pide? ¿Dónde carajos hacen tales encuestas? ¿Desde cuando que a la gente chilena le gusta la basura? Gran parte de los sondeos de opinión funcionan con una especie de secuestradores callejeros, que salen a capturar a cualquiera que vaya pasando, que esté cesante o de ocioso, invitándolo a un estudio de mercado. En tal reunión, donde les dan comida chatarra para compensar su tiempo, los inducen para que digan lo que el mercader necesita que digan y voilá: ¡Hé ahí un acucioso estudio de opinión!
Talvez sería anticomercial, que hicieran los mismos sondeos sobre lo que la gente quiere en TV, situándose por ejemplo, a la salida de los conciertos gratuitos de música clásica, que por lo general son realizados en las iglesias por la estupenda acústica que poseen. Su público es una maravilla y trae al recuerdo aquellas antiguas familias chilenas, con abuelos, jovencitos y niños reunidos, todos disfrutando del espectáculo en el mismo lenguaje: El de la cultura. Este público no ha pedido basura y no la consume, aunque la escasez de alimento, posiblemente lo esté matando apresuradamente de grave desnutrición cultural.