Dr. Marcelo Fernández Romo: “Se ha ido perdiendo el médico que escucha, que mira, que toca, que huele… y que sonríe”

Romántico, apasionado y con una fuerte vocación social. Así es el doctor Marcelo Fernández Romo, pediatra egresado de la Universidad de Chile en 1979 y fanático número uno del Instituto Nacional, colegio donde estudió desde los 10 años. El especialista atiende en cinco consultas de la capital (todas en sectores de clase media) y le fascina su trabajo, sin embargo, existe otra actividad que lo hace decir: “cuando te dedicas a un hobby con pasión, lo transformas en profesión”, y se está refiriendo a sus actividades literarias.

Desde pequeño escribía poemas y pensamientos. Actualmente es en la sección “Notas” de Facebook donde alimenta su pasión literaria. También creador de un grupo en dicha red llamado “Rincón Literario de Mafer”, el cual tiene ya cerca de 200 seguidores. Pero la pro actividad del doctor Fernández traspasa fronteras. Gracias a esta herramienta social también fue contactado para publicar en el espacio de “Opinión” del diario electrónico español www.euromundoglobal.com, con presencia en Madrid y Andalucía, en el cual ya ha escrito más de 35 artículos con una “envidiable regularidad” al decir de su editor. Es más, “Mafer” (su pseudónimo literario) le manifestó al director del diario su inquietud respecto a la viabilidad de crear un espacio literario donde el público interactúe y publique sus textos; le motivaba el desafío de dar tribuna a anónimos talentos que no tienen los medios para publicar sus creaciones. Aceptada la idea después de muchos meses de insistencia, fue creado y se le denominó con el nombre que él mismo había propuesto: “Escribir te perpetúa…Inténtalo”; otorgándosele la facultad de coordinador literario para los envíos procedentes de América Latina.

El Dr. Fernández Romo cuenta que le gusta escribir cosas de sentido común, que todo el mundo vive en su vida cotidiana. Por esto, ha optado por escribir pocos artículos sobre medicina, pero a uno de ellos lo tituló: ¿Y usted vecina, ya tuvo la porcina?, en el cual se refirió sarcásticamente a la exageración tan mediática que se hizo en torno a la pandemia el año pasado. Otros de sus artículos han sido: “Sorprendidos por el tiempo” (dedicado a los “cincuentones”), “Se podrá ser Rey, pero nunca se podrá ser Dios” (referido a la muerte de Michael Jackson), “Selección Chilena de Bielsa, un nuevo concepto futbolístico” (con motivo del buen nivel futbolístico que presentaba Chile en aquel momento de plenas clasificatorias al mundial), “Nuevas causales del homosexualismo” (una visión contemporánea del tema), “Removiendo escombros, removiendo conciencias” (acerca del terremoto de Febrero).

Pero, ¿de dónde nació esta pasión por la escritura? El Dr. Fernández cuenta que volvió a tomar el lápiz después de un episodio puntual. Cuando niño y adolescente le gustaba más escribir que leer. Pero después en la Universidad ya no le quedaba tanto tiempo para aquello. Luego, un largo paréntesis, hasta que en el año 2002 sufrió un cáncer que lo obligó a ver la vida desde otra perspectiva. En este contexto, durante su recuperación de 10 días en el Hospital Barros Luco Trudeau, el pediatra escribió su libro titulado “De paciente crítico… a crítico paciente”, el cual representa uno de sus mayores orgullos. En la obra, el doctor Fernández dice lo que muchos piensan, pero nadie comenta a viva voz sobre el desarrollo de la medicina actual. “No tiene una sola página que no sea verdad”, asegura el especialista y agrega: “amparado por la libertad que me da mi independencia, he podido decir estas cosas”, al mismo tiempo que comparte comentarios que le han llegado de sus colegas. Una vez el ex presidente del Colegio Médico le dijo: “Tu libro es como un bálsamo de ética para muchos doctores que los pilló la máquina. Les estás haciendo un favor. Es un mensaje para decirles que saquen el pie del acelerador; te agradecería una donación de ellos a la biblioteca de la entidad”. (El envío de 20 ejemplares no se hizo esperar).

El libro está estructurado en dos partes. La primera revela su experiencia como paciente y la segunda es una crítica al sistema en que está envuelta la medicina de hoy, haciendo una comparación con la de sus inicios como facultativo. Además, expresa su opinión personal sobre polémicos temas como la pena de muerte, las licencias médicas y, la sobre diagnosticada y auto diagnosticada “depresión”, entre otras. En la entrevista con SAVALnet, realizada en el café literario Mosqueto, nos cuenta detalles del libro, qué lo motivó y cómo cambió su vida tras la operación de cáncer.

En la segunda parte de su libro habla sobre el difícil momento de la relación médico-paciente en Chile, afirmando que se ha perdido el respeto hacia los pacientes ¿Por qué cree que ha sucedido esto?
Yo creo que esto comenzó cuando los médicos dejaron de sentir cariño por sus consultas. Se aburrieron de administrar detalles y se dieron cuenta que era mucho más cómodo delegar esas cosas a los grandes consorcios de salud. Entonces con esto la medicina tuvo un giro mucho más comercial. Se ha perdido el médico que toca, mira, huele. Ahora uno estornuda y le piden un escáner. Conversando justamente ayer con un colega, pediatra (atendía a mi hija mayor cuando yo daba los primeros pasos en la medicina) un médico “a la antigua”, me dijo: “el otro día examinaba percutiendo el área pulmonar a una niña de 12 años y la mamá me preguntó qué le estaba haciendo, que por qué le pegaba en la espalda…”. Es decir, en 12 años a esa niña jamás le habían hecho un examen clínico como él que a nosotros nos enseñaron en la universidad. Primero se perdió el respeto a los pacientes y eso provocó que se perdiera también el respeto a los médicos. Ahora se ha vuelto muy fácil desacreditar y prejuzgar a los doctores. Y ya que hablé de mi antiguo neonatólogo, quisiera mencionarlo junto a otros 2 colegas que con sus actitudes de vida me mostraron el camino a seguir como médico sin ser mis profesores, sólo por ser las personas que ellos son y que el destino afortunadamente puso algún día en mi camino: doctor Oscar Fuenzalida, doctor Juan Araneda y doctor Héctor Cádiz.

¿Y cree que es posible recuperar al médico de 30 años atrás?
Es muy difícil que vuelva a ser como antes. Yo creo que en pocos años incluso va a desaparecer la medicina como carrera y van a existir los técnicos en órganos. Uno va a entrar a la Universidad a estudiar “técnico en ojos”, en oído, en corazón, pulmón, etc. Porque mientras por un lado el mundo se ha ido globalizando, por otro se ha ido parcializando y fragmentando mucho al paciente. Lo único que falta es que en algún momento tengamos oculista para el ojo izquierdo y otro para el ojo derecho. Esto no puede ser, nosotros somos primero médicos y después especialistas. Se ha perdido la visión del enfermo como un todo, como un ente completo.

En el texto habla de que a mayor desarrollo tecnológico, menor uso del criterio clínico. ¿Qué propone usted para que los futuros médicos sepan unificar estos dos conceptos, tan importantes para la práctica médica?
Es que yo creo que ya nunca más se van a unir. Cada vez se depende más de la tecnología que de la experiencia. Porque la medicina ya tomó un giro comercial en desmedro del sentido vocacional y ético. Y desde la universidad. Antes uno entraba a la educación superior según las capacidades, ahora lo haces prácticamente sólo si tienes el dinero para pagar la carrera. No quiero decirlo con estas palabras, pero desgraciadamente es la verdad, el poder del mercado nos ha llevado a “una venta de profesiones”. Y esto hace perder el sentido social de la medicina. Un alumno que desembolsó durante siete años alrededor de 400 mil pesos mensuales, no va a querer irse a trabajar a un policlínico… Pero sigo siendo un romántico de la medicina; cuando hablo con médicos jóvenes les digo siempre esta frase: “para apreciar las bondades de los caminos pavimentados, primero tienes que haber andado mucho tiempo por caminos de tierra”. Se ha perdido la ética médica. Cuando yo estudié había una unidad llamada “Relación Médico – Paciente”, impartida dentro del ramo de “ética médica”, hoy pareciera que pertenece al ramo de “Historia de la Medicina”. Por todo esto, creo que si yo hoy estuviera en cuarto medio, no postularía a la carrera de medicina… no a la que se está viviendo actualmente.

Después de haber vivido la experiencia desde la perspectiva del paciente, ¿cambió su trato como médico para con sus enfermos?
No, siempre ha sido la misma. Incluso tuve miedo de dejar de ser ese médico entretenido que interactuaba tanto con los niños. (Creo que en 1980 aún no se escuchaba hablar de Patch Adams, pero yo ya jugaba con mis pacientes). Porque un pediatra tiene que tener una mezcla de médico y de parvulario. Actualmente voy en mi bebé 282 de segunda generación. Son ya casi 300 los ex-pequeños pacientes que ahora recurren a mí para que los oriente en los cuidados de sus retoños. Es muy rico sentir el cariño, que te involucren en esa cosa familiar. Pero después de la operación cambié otras cosas, como por ejemplo, no darle tanta importancia a cosas que a la gente muchas veces le quita el sueño. Como va a ser motivo de amargura un rayón en el auto o una caída de la señal del TV-Cable… y sucede. Cuando uno trabaja tan cerca del dolor y de la angustia, se termina por agradecer a Dios, el sólo hecho de amanecer vivo día a día.

De este modo y aunque fue mucho más lo conversado en la entrevista, finalmente me quedé analizando una de sus tantas “frases con sentido” (como denomina a otro de los grupos que ha creado en facebook): “Más importante que ser amigo de un médico, es que un médico sea amigo tuyo”.

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Entrevista reproducida por cortesía de la revista SAVALNET del 14/06/10 http://www.saval.cl/link.cgi/MundoMedico/Entrevistas/18891