"Abuelos y Abueletes" secuestrados por sus hijos y nietos"

Según informes del ministerio de Agricultura y Alimentación, los pensionistas han consumido más alimentos en 2013 y su cesta de la compra ha crecido un 2,5%, respecto al año anterior, ya que muchos han ayudado a sus hijos con dificultades económicas. Así señaló en su día el gobierno en la presentación de los datos de consumo alimentario. Pero las “obligaciones” de los abuelos respecto de sus familias, no se queda aquí. La cultura del "Abuso al/los Abuelete/s" es una inmoral tendencia que se ha apoderado de la ciudadanía (en especial de las parejas jóvenes y no tanto) de este país.

No soy abuelo pero soy testigo directo de incalificables abusos por parte de hijos desaprensivos que extorsionan emocionalmente a sus padres -en muchos casos ancianos-, para que se hagan cargo de responsabilidades que competen en primer y último lugar a ellos, como hijos primero y luego como padres (se supone,) responsables, de sus propios hijos, tal como hicieron en su día, los que ahora son "Abuelos Abusados".

A las puertas de cualquier colegio, guardería o escuela se puede ver mayoritariamente, a señoras y señores mayores a la espera de sus nietos para llevarles a sus propias casas, darles la merienda, ayudarles con los deberes y, en muchos casos, bañarles, darles de cenar y entregarlos a los padres que pasan a recogerles de vuelta del trabajo y así, un día tras otro causando con esto, un estrés que va en detrimento de la salud de los abuelos que en el último tiempo, están acudiendo con mayor frecuencia a los centros de salud aquejados de cansancio, estrés, u otras dolencias cuyo detonante ha sido precisamente, la absorción de una inusual carga de trabajo por la atención que deben prestar en ocasiones,... ¡¡a media docena de nietos!!... al mismo tiempo. Estas criaturas, en su mayoría en edades que resultan inmanejables para personas mayores de 70 o más años, causan en sus abuelos una carga de ansiedad que puede –como ha ocurrido- derivar en serios problemas de salud con consecuencias imprevisibles.

Cómo es natural, los abuelos restan importancia a esta creciente tendencia si bien en privado reconocen  que esta obligada actividad está acabando en buena medida, con su ya de por sí inestable calidad de vida y, dada la situación de crisis actual, pareciera que no se avizora una solución integral al corto ni medio plazo..