Una Crucifixión de El Greco en Martín Muñoz de las Posadas (Segovia)

El cuadro, con una serie de avatares tras de sí, fue donado por don Andrés Núñez de Madrid, párroco de la iglesia de Santo Tomé de Toledo, en decisión testamentaria, a su muerte en 1603, al antiguo convento de Navalperal del Campo, en el término de Montuenga (Segovia) que desapareció tras la desamortización de Mendizábal.  Hoy se encuentra muy protegido y con medidas de conservación y seguridad.

A la desamortización, los bienes muebles del citado convento pasaron al pueblo de Martín Muñoz de las Posadas y los inmuebles a Montuenga.

El cuadro “Cristo crucificado” es el primer cuadro realizado por El Greco con ese tema, según Luis Santos García y Pedro Sáez León, autores del libro “Un pueblo, un cardenal y Greco” Edición Diputación provincial de Segovia, 2006). Durante la década de los 70, el cuadro se encontraba en la sacristía de la iglesia de Martín Muñoz entre el olvido y las telarañas.

Fue entonces cuando la pintora María Luisa Valero Espinosa visitó la sacristía y descubrió el cuadro olvidado posiblemente de El Greco. Así se lo comunicó al párroco de la iglesia, que lo comunicó al pueblo y se apresuró a custodiarlo de tal manera que la pintura dormía en su casa debajo de la cama.

El cuadro de El Greco se llevó a restaurar y la vuelta al pueblo de Martín Muñoz, no pudo ser más decepcionante ante el pueblo. El cuadro llegó en la vaca de un autocar y con una restauración a todas luces desilusionante. En principio se pensó en que su mejor custodia era un calabozo de la Guardia Civil, por lo que le denominada  Con el tiempo se subsanó esta restauración deficiente y el cuadro “Cristo resucitado” figura actualmente como una joya de la iglesia del pueblo.