Presidente Piñera: La difícil tarea de nombrar los colaboradores adecuados

Con seguridad el presidente chileno Sebastián Piñera nunca pensó en los dolores de cabeza que le traería el nombramiento de algunos de los altos funcionarios de su gobierno. Un intendente por aquí, un Jefe de la Gendarmería (Prisiones) por acá, algún otro alto cargo por allá, todos, defenestrados incluso, antes de que llegaran a posesionarse de sus puestos y así, entre unos y otros, sumar en estos pocos meses de gobierno, más de tres o quizás cuatro (de los públicamente conocidos) “equívocos” y errores en el nombramiento de altos cargos.

Nadie dice que el presidente no pueda equivocarse, claro que puede pero, no debería o al menos…su equipo de asesores tendría que hacer mejor su trabajo y presentar al presidente un exhaustivo detalle del “pasado”• de algunos de los posibles nominados a altas funciones por aquello de que no sólo deben ser sino que además, parecer… por ejemplo (y en el caso del casi intendente Stegmeier), bastaría con que sus asesores hubiesen “tirado” de hemeroteca para saber los antecedentes de sus andanzas en los tiempos de la dictadura y suponer sin lugar a dudas, que su eventual nombramiento podría generar roces en ciertos sectores de la ciudadanía (como finalmente ocurrió), ayudados eso sí, por la siempre atenta oposición.

En el caso de las torpes y desafortunadas declaraciones del embajador chileno en Argentina, la equivocación del presidente al nombrarlo ya resulta más etérea y es casi disculpable. El presidente no puede saber cuales son los íntimos pensamientos y convicciones del casi octogenario embajador que actuando a título personal como se ha apresurado a resaltar la cancillería, ha puesto en una difícil posición al gobierno que busca dar la imagen de que Chile está gobernado por modernos demócratas y tecnócratas de mercado y no por dinosaurios conservadores que en sus torpes declaraciones muestran –además de una inexcusable ignorancia de la historia chilena reciente-, una postura involucionista que sólo puede perjudicar la difícil tarea de conseguir la definitiva restauración entre los dos Chiles separados por el abismo casi insondable que dejó el gobierno militar.

En mi opinión, un embajador chileno, representante directo del gobierno y del presidente que demuestre –aunque solo sea de dientes afuera- tamaña ignorancia, no puede representar al país de manera digna. Es absolutamente intolerable que un embajador, y en el caso de Otero, siendo una persona con una brillante trayectoria profesional y dotado –creemos-, de una sólida cultura, pueda afirmar con tanta soltura y proclamar su ignorancia de los hechos históricos y absolutamente documentados que rodearon la instauración de la dictadura militar en Chile, como expresó al diario argentino “Clarín”. Además de proclamar su ignorancia, este embajador ha ofendido a cientos de miles de chilenos que sufrieron directa e indirectamente las consecuencias de los hechos de los cuales él, “nada supo ni tuvo constancia”

Es de esperar que el presidente Piñera en los próximos días anuncie -no sin cierto pesar-, el alejamiento del cargo del embajador Otero “por razones de salud o estrictamente personales” que suele ser la razón aducida para quitar de en medio a los empleados públicos de alto nivel que no miden sus palabras porque, contrariamente a lo que dice la cancillería, en el caso de embajadores y mientras les dure el cargo, estos nunca hablan a título personal y siempre, involucran al gobierno representado, para bien o para mal.