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Opinión

¿Hay Que Cambiarlo Todo?

Por Germán Ubillos Orsolich (*)

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h
¿Hay Que Cambiarlo Todo?

Ante el pesimismo reinante y las circunstancias adversas observo que está comenzando a difundirse la idea de que “hay que cambiarlo todo” para encontrar una solución; como el Código Civil de 1889 siempre he sido liberal,  individualista y moderado, como moderado nunca he sido partidario de los cambios violentos y radicales.

Bien es verdad que la situación en Europa y particularmente en España es preocupante algunos dirían que muy preocupante, que el desgaste de los partidos políticos y de los políticos es cada vez más acentuada, que el enfado y el disgusto de la ciudadanía es cada vez mayor, que el paro no deja de crecer y la maldita deuda nos va comiendo como un cáncer, que las manifestaciones autorizadas y no autorizadas van en aumento, que el crédito mayoritario que obtuvo en las urnas el Partido Popular ha ido en declive como consecuencia fundamental de los recortes sucesivos, que todo hace pensar que aumentar los impuestos y rebajar los sueldos aparentemente es el camino inverso para solucionar la crisis que nos aqueja, pues con ello la clase media se va reduciendo y la clase obrera se va pulverizando, que el que nos indiquen desde Bruselas o la Merkel lo que hay que hacer es una dejación de la soberanía y que estamos a punto de dejar de ser lo que hace muchos, muchos años, se llamaba “una, grande y libre”, una con permiso de los catalanes y de los vascos, grande en el concierto de las naciones y en el prestigio internacional y libre en la autonomía financiera y en la toma de decisiones,  cosa que no está nada clara o para ser más precisos tristemente menguada con la reducción de nuestras capacidades. Si bien se mira el Mercado Común ha sido a la vez que una conquista maravillosa algo ahora a la vez inquietante si no bloqueadora, todo esto claro está a vista de pájaro y sin entrar en todos los detalles que nos aportan los diarios, la televisión, la agencias de noticias y la radio.

Pero yo me pregunto, ¿ y qué soluciones pueden encontrarse a esta altura de la película? ¿ hay realmente que cambiarlo todo para salvarnos como el “Titanic” de ser tragados por las aguas del mar?. Se habla de cambios institucionales, ahí si se podría intentar poner coto a las Comunidades Autónomas, invento precioso y espectacular para acercar las administraciones a los ciudadanos pero cuando había mucho dinero, cuando todo iba viento en popa pero no, como ya advertía  el Presidente de “La Razón” hace diez años en un artículo suyo publicado en este diario, cuando las aguas se vuelven procelosas y mucho menos cuando todo se va a pique y sin embargo sigue aumentando su personal. Mas que cambiarlo todo a la desesperada yo más bien abogaría por tomar todas y cada una de las circunstancias actuales muy en serio sin entrar en histerismos que nunca han conducido a nada bueno. Recuerdo que mi padre ciudadano y empresario ejemplar solía decirnos cuando las cosas se ponían feas “serenidad, chicos, serenidad” y otro de los estribillos que nos repetía era eso de que “haya armonía”. Lo recuerdo porque mi padre alimentaba a veintitantas familias en su empresa y durante nuestra guerra civil también sobresalió por sus dotes de mando.

“Serenidad” y “armonía” es lo que mi padre nos diría ahora a los españoles en estos trances difíciles, más que tirar por la calle de en medio con las patas por alto  guardar serenidad como pueda tenerla un capitán de un buque ante una mar gruesa o una tempestad, y la palabra “armonía” vendría al pelo para Arthur Mas y compañía sin olvidar a los vascos, tengan en cuenta que esa generación, la de mi padre nacido en 1914 fue la que transformó España de ser un país destrozado por la guerra en el país floreciente y magnífico que hemos conocido hasta hace pocos, muy poco años, cuando la crisis que ahora se ensaña con nosotros aún no había comenzado.

Quizá no haya que cambiar tantas cosas sino hacer un reparto más equitativo de las rentas y las riquezas y no ceder la unidad ni la soberanía a nadie. De aquella generación no tan lejana, la de mis padres, aún tenemos mucho que aprender.

(*) German Ubillos Orsolich

Nació en Madrid y es Premio Nacional de Teatro. Premio Guipúzcoa de Teatro, Premio Provincia de Valladolid de Teatro, Premio Julio Camba de Periodismo, Premio “Correo Español – Pueblo Vasco” de Periodismo, Premio Ciudad de Zamora de Periodismo, Finalista Premio Nadal de Novela, Guionista de Televisión Española Espacios Dramáticos. Es autor de varias novelas entre ellas: “Largo Retorno” (Con filme de Pedro Lazaga y música de Antón García Abril) “Proyecto Amenazante”, “Cambio Climático”. “Cambio Climático – Los Supervivientes”, “Cambio Climático – El Retorno” (Trilogía),(Ed. Entrelíneas Editores), El viajero de sí mismo”, “Malín”, “La Peste Negra – Vida más allá de las estrellas”, “La calle de los Amores” (biografía), “El hielo de la Luna”, “Los desiertos de Marte”, “La calle de los amores “(Memorias).- Ed. Belgeuse, “ Más allá del Purgatorio (Novela), Ed Belgeuse , “La Infancia Mágica “ (Biografía).- Ed. Belgeuse Es autor teatral y algunas de sus obras son: “La Tienda” (Ed. Escélicer)- Premio Nacional de Teatro, “El llanto de Ulises” (Ed. Escélicer)- Premio Guipúzcoa, “El Cometa Azul”, “Gente de Quirófano” (Ed. La Avispa) Premio Provincia de Valladolid, “Los globos de Abril” (Ed. Escélicer)

 

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