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Opinión

300.000 exiliados ,1000 muertos, 8 apellidos y 1 secesión

Por Joaquín García Martín (*)

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h
300.000 exiliados ,1000 muertos, 8 apellidos y 1 secesión

Últimamente son bastantes las agencias de turismo españolas que ofrecen tours y viajes de fin de semana al País Vasco.  A su regreso, los turistas españoles aseguran que esa región española está ahora mucho mejor que hace tan solo unos lustros, aseguran que el Gugenheim es fantástico y confiere un gran modernismo a la ciudad, que la ría de Bilbao es ahora más abierta, luminosa y con aguas limpias, que el centro histórico está abigarrado de locales para ir de potes, que sus bucólicos  valles y caseríos siguen dominando el paisaje verde y húmedo,  y confirman que San Sebastián ha recuperado  el título de la ciudad costera más hermosa de España, donde se comen los mejores pintxos del mundo.

Y además, lo más importante, según su testimonio ahora en el País Vasco se disfruta paseando en paz, y el ambiente es de convivencia armoniosa y de total normalidad.

De entrada me pregunto, si tan costosas inversiones en infraestructuras, equipamiento, depuración y renovación de la ría, nuevos edificios, parques, etc.,… hubieran sido posibles si el País Vasco no contara con los privilegios fiscales y financieros inherentes al concierto y cupo vascos, sospecha que parece ser compartida por algunos políticos, entre los cuales probablemente se encuentre el propio Presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid, quien recientemente solicitó la derogación de dichos privilegios al Congreso por resultar discriminatoria frente al resto de Regiones de España, solicitud que resultó denegada por el hecho de venir dicho régimen específico determinado por la Constitución española de 1978, según manifestó la Vicepresidenta del gobierno.

Por cierto, que la propia capital de España carece de una Ley de Capitalidad, con la que sí cuentan nuestros vecinos comunitarios, y que tanta falta hace tanto en materia fiscal y financiera, como de seguridad y otras muchas circunstancias derivadas de la condición de capital, sede del Gobierno y las principales Instituciones y órganos constitucionales.   

Dicho esto, otro tema muy actual que afecta de lleno al País Vasco, es el fenómeno cinematográfico del año, 8 apellidos vascos, que ha superado en recaudación a toda la competencia, incluidas las superproducciones norteamericanas. Tenía la curiosidad de saber que opinaban los vascos de esta película y tuve la osadía de preguntar a todos los que se cruzaron en mi camino en los últimos dos meses.

La mayoría contestó que lo que se cuenta en esa película es falso y que ese clima asfixiante y obsesivo en defensa de todo lo que suene a Euskadi, incluido el idioma, la cultura, los apellidos y, por supuesto, la autodeterminación, solo se vive en los pueblos del cinturón industrial y en algunos valles, especialmente en Guipúzcoa. Otros dicen que no la han visto y que no tienen interés en verla,  y otros que es una auténtica gilipollez.

Pues bien, resulta cuando menos extraño, que ni un solo ciudadano vasco me haya dicho que la película es divertida, o que la historia de amor entre la chica vasca y el joven andaluz resulta entrañable, de lo que no cabe la menor duda a muchos de los cientos de miles de espectadores que han ido a verla. Parece que no les ha caído bien lo que sobre ellos se dice en el film en cuestión, pero otra cosa es que sea o no cierto.

Continuando con la actualidad vasca, el pasado domingo se celebró un cordón humano de 123 kms. desde Durango a Pamplona, en un acto de apoyo a la autodeterminación convocado por PNV, Bildu, Podemos, CC.OO, ERC, etc.,… En las imágenes ofrecidas por los medios pueden verse banderas de Navarra, catalanas, en favor de los presos, muchísimas ikurriñas y hasta alguna argentina.

De ahí se coligen dos notas, a mi modesto entender, la primera es que no parece que la obsesión pro vasca se circunscriba a unos cuantos pueblos del cinturón industrial, y la segunda que ese maremágnum de símbolos y el correlativo galimatías de partidos, sindicatos y organizaciones participantes en el evento, son los que son y están donde están, gracias a  la consistente política de pactos que PP y PSOE han mantenido con el PNV, y al doble juego en materia antiterrorista practicado durante tanto tiempo por alguno de estos partidos, lo que ha ocasionado que, como sabiamente indica nuestro refranero, “a río revuelto, ganancia de pescadores”. Veamos entonces quienes son los peces y quienes los pescadores.

Como consecuencia de los continuos atentados, secuestros, extorsiones, asesinatos y secuestros de ETA y la continua labor de homogeneización y limpieza étnica realizada en Euskadi, unos 300.000 vasco-españoles han tenido que abandonar el País Vasco entre 1.980 y 2.010, como reconoce el propio Instituto Vasco de Estadística, para irse a vivir a otras regiones de España, lo que ha supuesto obviamente la pérdida de otros tantos votos de los partidos políticos de ámbito estatal, esencialmente PP y PSOE.

Respecto a los pocos que se arriesgaron y prefirieron quedarse en el País Vasco, muchos de ellos han cambiado su voto, y han renunciado a su memoria y a su propia conciencia, decantándose ahora por el voto nacionalista, por miedo a ser perseguidos y aniquilados como tantos otros.

En conclusión, el País Vasco ahora es mucho más limpio, civilizado y tranquilo que hace unos años, pero esa convivencia pacífica no es tan pura y limpia como parece ni se debe a una renuncia real a la violencia. De hecho, ninguno de los autores, cómplices, colaboradores necesarios y beneficiarios del terrorismo ha pedido perdón a nuestras víctimas, ninguno ha mostrado signo alguno de arrepentimiento y, de hecho, se les puede ver campar a sus anchas en actos públicos, comparecencias y manifestaciones, con la soberbia y el orgullo característico de estos repugnantes personajes.

Mil muertos con sus respectivas familias deshechas, 300.000 exiliados y otros cuantos miles de ciudadanos que han pasado de sentirse españoles y vascos, a deambular por el Pais Vasco con máscara de zombi euskaldún y corazón apátrida, son los peces que han recogido los pescadores nacionalistas vascos para obtener a cambio el poder, la gloria y el control de las instituciones.

Me temo que esa sensación de paz idílica del País Vasco no es sentida de igual forma por el resto de los españoles, creo que muchos pensamos que es una “paz  impuesta” por los defensores del todo vale, que han conseguido sus escaños y sus posiciones de poder a base de coches bomba y tiros en la nuca, o siguiendo la estrategia de consentirlo y mirar para otro lado que tan buenos resultados les ha dado, todo lo cual ha convertido a unos y otros en miembros de pleno derecho de la cofradía del horror.

El precio que hemos pagado los españoles por esa artificial e inestable paz del País Vasco, ha sido demasiado elevado y los españoles no sentimos que sea una paz para todos, sino solo para unos pocos.   

(*) Joaquín García Martín

Escritor y poeta, ha publicado un libro de poemas y se apresta a la publicación de su primera novela. Psicólogo por la Universidad Autónoma de Madrid, es también Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. Funcionario del Cuerpo Superior de Administradores del Estado, ha desempeñado distintos puestos directivos en departamentos ministeriales, y actualmente ocupa el puesto de Subdirector General Adjunto en el Ministerio de Fomento. 

 

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