Ganar el Mundial de Fútbol: algo más que la simple gloria deportiva

Desde luego, nunca fue tan rentable ser un futbolista de élite. Nunca antes el fútbol, el bien llamado “pasión de multitudes”, ha dado tanto que hablar y no me refiero a las sangrantes “consecuencias” que antes de comenzar está provocando al país organizador: huelgas, violencia callejera, brutal represión policial y lo peor, completo olvido y despreocupación por parte del gobierno brasileño al clamor de sus ciudadanos. Más preocupado por la repercusión internacional del evento, Brasil ha sucumbido a la vorágine del circo futbolero convertido en una gigantesca máquina de producir dinero y que ha relegado alevosamente a segundo plano, el verdadero espíritu deportivo de antaño.

En España se han levantado muchas voces desde diferentes sectores del país para protestar por lo que se considera un enorme despilfarro de dinero si se piensa que los jugadores profesionales de élite ya están más que suficientemente bien remunerados.

Diputados del PSOE y otras agrupaciones políticas juzgan "desproporcionada" la prima que percibirán los jugadores por ganar esa competición, "sobre todo en comparación con otros países".  Y es que las primas para los jugadores de La Roja superan a las que cobrarían, en el mismo supuesto, los de Alemania o Brasil, otros de los favoritos.

Lo más preocupante de esto es que al aficionado “de a pie”, no le interesa en absoluto y, por el contrario, considera justificado que semejantes cantidades de dinero se destinen así tan graciosamente, a gente que en definitiva (en caso de ganar el campeonato), sólo habrán hecho bien su trabajo y cuya obligación profesional es justamente, ganar los partidos que juegan. Con ese mismo criterio, habría que dar una prima a cada trabajador o profesional que cumpliese a cabalidad con su trabajo con lo cual quizás podríamos resolver de manera segura la incompetencia que reina en muchos sectores de la vida nacional.