Cesar Morión expone su pintura en el espacio del Ateneo de Madrid

Pintura figurativa suelta y abocetada, óleo o acrílico sobre lienzo o papel, además de pequeñas esculturas en barro cocido, pintado, madera y metal, constituye la muestra de Cesar Morión en la que se  transluce un tono testimonial, irónico o crítico sobre la prostitución (“Servicio secreto”) o los personajes de la sociedad, entre ellos, sorprendentemente, dos retratos de Franco: “Franco en Egipto” y “Franco visto por un comunista suizo”.

Pincelada barrida, poca materia y transparencias en la pintura de Morión. Dos girándulas mueven respectivamente dos óleos, uno oval y otro cuadrado. Un políptico con “Doce retratos de Bacon” reflejan el expresionismo del artista británico.

Interesantes las piezas de “Jovellanos arlequín” en un d´aprés del cuadro de Goya y el busto en barro de Grosz. “El ángel caído”,  evocación del repertorio icónico de Balthus y la “Jirafa” de metal con las manchas del animal representado, reproducidas en librillos de abrir y cerrar.

Morión tiene factura, pero ha de encontrar su propio mundo y enriquecer su pincelada.

Manuel Quirós (Santander) por su parte muestra una pintura donde domina la geometría por un lado o la abstracción gestual por otro. Muestra dispersa por tanto, lo que puede desorientar al espectador que no retiene una imagen clave de su quehacer artístico. Cada exposición ha de tener una articulación coherente.

Pese a trabajar con la geometría de borde duro, los colores se mezclan con frecuencia y se emborrachan. El gran cuadríptico “Mamut (200 x 500 cm.) es interesante, aunque resulte fallido porque el último cuadro/panel de la derecha es un tanto disímil de los otros.

Más logrados quizás, las abstracciones gestuales, donde el pintor se acerca al reflejo del espacio intermedio entre las distintas pinceladas gestuales. Otro cuadro armónico “Brillo Capricornio” (50 x 50 cm.), favorecido por el minimalismo del formato cuadrado.

El montaje de las obras se ve alterada por la presencia de cuadros en el suelo o apoyados en la pared, que alteran la deseada “caja neutra” y diáfana del espacio para la pintura.

Faltaba información biográfica curricular o explicación mínima escrita sobre los pintores, al menos en un folio, a disposición de los visitantes. El discurso informativo y documental mínimo es importante a la hora de contemplar la obra artística.

Más información: www.cesarmorion.com - http://www.ateneodemadrid.com/