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Reseña de 'welcome to NEW YORK'

Strauss-Kahn a calzón quitado

Gérard Depardieu en un fotograma del filme
Gérard Depardieu en un fotograma del filme
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h

Sin cuartel desde el segundo uno. Welcome to New York arranca así: Gérard Depardieu (haciendo de sí mismo) dando una entrevista sobre su interpretación de Dominique Strauss-Kahn en Welcome to New York: "Acepté el papel porque no me cae bien".

Y de ahí para arriba: "No me fío de los políticos. Además prefiero interpretar a alguien que no me caiga bien... Me río por dentro". Fundido a negro. Lo siguiente que aparece es un aviso sobre la naturaleza ficticia del filme: "Esta película se inspira en un caso judicial cuyas vistas públicas fueron filmadas, retransmitidas y comentadas por los medios de comunicación del mundo entero... Sin embargo, los personajes y las escenas de la vida privada son enteramente ficticios". Precaución inicial a la que hay que añadir otra: nadie llama por su nombre a Strauss-Kahn en Welcome to New York, estrenada el sábado en plataformas digitales coincidiendo con su pase en el mercado de Cannes, aunque el festival no quiso incluirla en su programación.  

Pese a estas precauciones legales, el arranque del filme ya había marcado la pauta de lo que se nos viene encima: Welcome to New York ataca con todo a Strauss-Kahn, cuyo célebre caso judicial, presunta violación a una sirvienta de un hotel neoyorquino, se cerró con un sobreseimiento por lo penal y un acuerdo extrajudicial por lo civil (indemnización multimillonaria a la víctima). ¿Que los tribunales estadounidenses no condenaron por lo penal al ex director del FMI por agresión sexual? El filme dice que Strauss-Kahn sí obligó a la sirvienta a hacerle una felación, que salió ileso judicialmente gracias a sus contactos y al dinero de su mujer (Anne Sinclair), que el exdirector del FMI ya había atacado antes a otras mujeres, y por último, aunque no por ello menos importante, que estamos ante un adicto/depredador sexual sin remedio. 

Como se pueden ustedes imaginar, Strauss-Kahn está contentísimo con el filme. Su abogado, Jean Veil, aseguró ayer que presentará pronto una denuncia por difamación contra Abel Ferrara. Y que su cliente, que aún no ha visto la película, está "asustado y "asqueado" por su repercusión."El fundamento de la denuncia será la difamación y se basará en el conjunto de los extractos sobre la violación y la manera en que Dominique Strauss-Kahn es tratado", aseguró el letrado. La ex mujer de Strauss Kahn, la periodista Anne Sinclair, ya ha dicho que no demandará al cineasta, pese a acusarle de "antisemita". Tanto Kahn como Sinclair son de origen judío. Sinclair también es vapuleada en la película sin muchas contemplaciones.

Un director sin freno

Y tras la crónica de tribunales, vamos con el filme. Que Welcome to New York era un material explosivo lo demuestran los problemas que han tenido sus productores para sacar adelante el proyecto. Que Abel Ferrara (Nueva York, 1951) no era el director más adecuado para hacer una película light sobre el caso Strauss-Kahn, también estaba claro desde el principio.

Ferrara siempre va cuesta abajo, sin frenos y con su verdad por delanteFerrara, director de películas como Teniente corrupto y El funeral, no es un hombre de medias tintas. Ni en su vida privada, recuerden su larga lucha contra sus múltiples adicciones (heroína, cocaína, alcohol), ni en su filmografía, repleta de fulanos descarriados y enloquecidos que intentan redimirse a duras penas. Pero esa es precisamente la gracia del director neoyorquino: que siempre va cuesta abajo, sin frenos y con su verdad por delante. A calzón quitado.

De hecho, podría parecer extraño elegir a Ferrara para dirigir un biopic sobre un ex director del FMI, dado el gusto del director por los bajos fondos y el rock 'n' roll way of life. Pero Welcome to New York es una película 100% ferrariana: aquí hay adicciones incontrolables, sexo a cascoporro, hombres en caída libre, cárcel, corrupción y violencia. 

Si a esto le sumamos la participación de Gérad Depardieu, cuyo tercer apellido es Excesivo, ya tenemos el cuadro completo: una película incendiaria que bascula entre la genialidad (la clásica sinceridad punk de Ferrara para retratar sin filtro a sus roles masculinos por enfermos que estén) y el disparate (su no menos clásico desparrame en la puesta de escena de sus últimos filmes).  

El Strauss-Kahn del filme parece una mezcla de la personalidad compulsiva de Depardieu con la tendencia a la adicción de Ferrara. Y es aquí donde ambos creadores, tras hora y media dedicados a hundir la reputación del político, acaban por humanizarle de algún modo. Strauss-Kahn es un cerdo sin ningún género de dudas, parecen querer decir Ferrara y Depardieu, pero es nuestro cerdo. Más allá del caso judicial, Welcome to New York es una película sobre un adicto al sexo (con desvaríos depredadores) que no tiene intención alguna de curarse. Un amoral al que no le importan las consecuencias de sus actos porque está demasiado pendiente de dejarse llevar por sus estímulos. "¿Es un crimen querer sentirse joven?", suelta Depardieu en el filme para justificar sus actos.  O el egoísmo de un macho alfa convertido en patología psicológica, física y hasta criminal. 

Posiblemente hacía falta que se juntaran dos personalidades tan tronadas y arrolladoras como Depardieu y Ferrara, de vuelta de todo y en la cuesta abajo de sus carreras, para levantar una película/libelo tan conflictiva que ha asustado al mismísimo Festival de Cannes.

Fuente: elconfidencial.com - Carlos Prieto - 20/05/2014

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