Manual de búsqueda de empleo (para hombres chilenos)

En Chile, para optar a un empleo se precisa antes que nada, tener nervios de acero y las aptitudes homicidas muy adormecidas.
(Si sólo desea experimentar sensaciones fuertes, le recomiendo primero quedar cesante (en paro) y empaparse de las necesidades apropiadas)
Para hacerse cesante de la noche a la mañana, puede desde robarse un clip en la actual empresa que lo alberga, pasando por acostarse o recordarle los parientes a una autoridad. Entre otras cosas de menor importancia, se encuentra faltar todos los lunes y viernes, presentando licencias por los días restantes en forma persistente e inequívoca.
Post cesantía: debe convencerse de que valía la pena quedarse sin empleo, que aquel no estaba a su nivel, que pagaban mal, que el sacrificio era mayor que los beneficios y todo otro subterfugio que se pueda imaginar para ayudar a su autoestima a no derrumbarse mientras le toca el turno de su atención a las deudas, que en paralela se divierten jugando al dominó.

Tras unos cuantos meses de haberse hecho compadecer por cesante, de haber optado a todos los préstamos y demandas susceptibles de conseguir, de haber estropeado la credibilidad de la pareja, familiares, amigos y almaceneros…. Comience a pensar en buscar empleo.
Requisitos personales del cesante: Tener ganas de trabajar, un buen despertador, un traje limpio y un par de zapatos sin roturas visibles. En lo posible, haber evitado que le cortaran el agua de la casa, tener champú antigrasa, anticaspa y antirrulos. No descartar el desodorante antisudoral de bolita, de axilas y manos. Indispensable es la pasta de dientes y/o pastillas de menta para las entrevistas. El chicle, déjelo pegado debajo de la mesa, porque no es recomendable para estas actividades. Por otro lado, si no tiene PC, impresora, inventiva y buena ortografía para plasmarla, debe procurar bastante dinero mediante una movida, para mandar confeccionar sus C.V. al por mayor. Lo mismo se considerará para el efecto de las fotos tamaño carné, en las cuales deberá aparecer peinado, con la corbata derecha y, aunque guste y disfrute de su cesantía, debe evitar demostrarlo con la sonrisa, lo cual daría mucha desconfianza a su eventual empleador. Su bolsillo deberá ser provisto de otra ración de dinero destinada a comprar el diario que ofrece los empleos a postular. Recuerde que sus amigos y contactos ya no están con usted. Si no tiene vehículo, reservará otra ración de dinero para trasladarse en locomoción colectiva o taxi, si estila quedarse dormido o es un cero a la izquierda en la administración de su propia agenda.

NOTA: Antes de quedar cesante, no debe olvidar mantener u obtener un teléfono de red fija exigido en los C.V., más un clon que reciba “personalmente” los llamados, mientras usted acude en cuerpo y alma a las entrevistas en terreno. Los teléfonos de “mensajes” debe descartarlos de raíz por dos razones fundamentales: Aparte de desenmascarar su clara condición de casi indigente, por otro lado no hay que hacerse el desentendido de que en Chile no se estila transmitir mensajes... al menos no antes de un par de meses.

Una vez procurado todo lo anterior, proceda a comprar el periódico adecuado. El de las chicas desnudas lo deja para cuando tenga empleo. Cuando revise las páginas de ofertas, procure armarse de concentración, papel, lápiz o una tijera para destacar lo que le interese mediante un recorte… Sigo refiriéndome a los empleos y no al puzzle.

Intente descartar los puestos gerenciales, que si está en este estado por su propia cuenta, está visto que no tiene dotes de administrador de empresa alguna. Los empleos de masajeador de féminas en que le piden buena presencia, son pan para hoy y hambre para mañana como con cualquier prostitución. No se tiente y ni siquiera los vea por curiosidad, que no sólo su ego se vendrá abajo. ¡Si viera lo que se exige hoy…!
En resumen, busque empleos de clase media, de medio sueldo y para media suela hasta que logre erguirse nuevamente como ser evolucionado.

Para salir en forma más o menos rápida de la acumulación de deudas, le sugiero buscar como vendedor entre las empresas de prestigio, que aunque apoyadas en el adjetivo suelen ser las más explotadoras, por lo menos no se esfuman de la noche a la mañana y pueden ser demandadas por incumplimiento. Por lo demás, está comprobado que hacer una demanda laboral, aunque se pierda, retarda el envejecimiento parcial mediante la abundante ejercitación de los músculos faciales.

Antes de acudir a una entrevista, se sugiere haber dormido adecuadamente tras haber repasado las cuatro operaciones aritméticas, el nombre de los colores y los datos de alguien que pueda recomendarlo sin arcadas. Para lograr esto último, no olvide pagarle a algunos de sus deudores informales…. ¡Por lo menos al vecino!
En la entrevista, no se ande sonriendo mucho, que sale falso. Engúllase un par de caramelos de menta bien fuertes por si las moscas y trate de no hacer ruidos al chocarse con las sillas, puertas y otros estorbos a su impaciencia.

En el campo de batalla, no haga muchas migas con los otros postulantes. Recuerde que son sus enemigos y usted está en sus miras para ser dado de bajo como sea.

En los exámenes propiamente tal, recuerde no inventar bobadas con el asunto de las manchas negras con rojo. Que donde hay un murciélago debe ver un murciélago y donde hay sangre debe ver sangre. De lo contrario, usted sería un poco raro o un mentiroso de mierda.

Trate de sonreír como actor cuando le quiten la hojita de las respuestas, aunque de las setenta preguntas, usted ya iba en la número dos, pero bien pensada. Están midiendo su capacidad de frustración y enojo.

Para terminar la sesión de tortura, diga un “nos veremos” y no un adiós como diciendo hasta aquí no más llegué.

Como es seguro que a la primera no quedará en ningún empleo bueno, le sugiero que a los cuarenta intentos fallidos ya se compre el libro “Cómo apaciguar la ira” o en su defecto, con honestidad acuda a un psiquiatra para tratar esos instintos asesinos que guarda entre sus manos sudorosas. ¿Acaso olvidó el desodorante sugerido?
Intencionalmente he dejado de lado el ya bien manoseado requisito de no estar en DICOM (difamación pública de nuestras deudas en mora) cuya fama nacional ya ha evolucionado cual marca divina de nuestra mediocridad y, a favor de la cual no hay rescate alguno. De tal manera, que si ya está en el maldito listado, mejor dedíquese a labores independientes tales como cuidar autos, limpiar parabrisas, pisos, vidrios… También puede probar comercializando chicles para cesantes o escribiendo manuales o crónicas sociales.