El Impasse puede estar originado por la pérdida de un ser muy querido con el que compartíamos la vida cotidiana, llámese mujer, marido, hijos, fortuna, empleo, en fin generalmente cosas, actividades y sentimientos que hasta ese momento llenaban nuestra vida cotidiana, “nuestro tiempo”, eran nuestra compañía y de pronto lo han dejado de ser.
Yo he sentido el “impasse”, su efecto devastador –como un tifón o un tsunami- como consecuencia de “mi jubilación” y los meses posteriores a esta. Me sentía mal, parado, sin sentido, vacío, casi todos mis amigos y conocidos me indicaban actividades sustitutorias –tan preocupados por mí– absurdas, carentes de sentido que lejos de aliviarme u orientarme me hundían más. Verdaderamente me encontraba fatal, mi talento, mi lucidez, mi genio, se hallaban perdidos, desorientados. Comprendo a esa juventud que está como muerta, a esos “muertos vivientes” que pululan por ahí “imitando los actos de los vivos” pero sin sentirlos, actuando mecánicamente, arrastrando sus vidas.
Un simple viaje a las islas de Lanzarote y Fuerteventura a ver sus playas doradas y sus palmeras, su sol radiante y luminoso, su clima de 23 grados a la sombra en el mes de enero, a visitar el mar de lava volcánica del Parque Nacional de Timanfaya, la Casa-Fundación de César Manrique, a descender a las cuevas volcánicas de los Jameos del Agua y a la Cueva de los Verdes, a caminar por las dunas de Fuerteventura y pasear por Puerto Rosario, a asomarme a la terraza de nuestro hotel, de mi habitación frente al océano Atlántico y la playa con palmeras, a hablar con sus gentes tan cariñosas, tan reposadas y tan gentiles como son los canarios, para así comenzar a contemplar mi propio “impasse”, el terrible impasse de la jubilación, y ya se sabe cuando comienzas a contemplar una cosa es que la has superado y si tienes la suerte de poder escribir sobre ella más aún pues se la estás contando a los demás, la estás “focalizando” y ya la puedes describir, esto es comienzas a ver el temible ciclón que te anegaba pero allá en la lejanía, en el horizonte.
Entonces te das cuenta que empiezas a recuperar tu verdadero objetivo en la vida, aquel trabajo “consistente”, “uniforme” y “trascendente” que da sentido a tu vida y que en mi caso concreto era escribir y no hacer otra cosa, contar a lo demás, saber contarles lo que veo, lo que observo, lo que me cuentan de nuevo tantos conocidos nuevos, tantos amigos que como dice el psiquiatra Rojas Marcos necesitamos para poder vivir sanos y felices, para llegar a la vejez en un estado de forma aceptable y digno.
(*) German Ubillos Orsolich
Nació en Madrid y es Premio Nacional de Teatro. Premio Guipúzcoa de Teatro, Premio Provincia de Valladolid de Teatro, Premio Julio Camba de Periodismo, Premio “Correo Español – Pueblo Vasco” de Periodismo, Premio Ciudad de Zamora de Periodismo, Finalista Premio Nadal de Novela, Guionista de Televisión Española Espacios Dramáticos.
Es autor de varias novelas entre ellas: “Largo Retorno” (Con filme de Pedro Lazaga y música de Antón García Abril) “Proyecto Amenazante”, “Cambio Climático”. “Cambio Climático – Los Supervivientes”, “Cambio Climático – El Retorno” (Trilogía),(Ed. Entrelíneas Editores), El viajero de sí mismo”, “Malín”, “La Peste Negra – Vida más allá de las estrellas”, “La calle de los Amores” (biografía), “El hielo de la Luna”, “Los desiertos de Marte”, “La calle de los amores “(Memorias).- Ed. Belgeuse, “ Más allá del Purgatorio (Novela), Ed Belgeuse , “La Infancia Mágica “ (Biografía).- Ed. Belgeuse Es autor teatral y algunas de sus obras son: “La Tienda” (Ed. Escélicer)- Premio Nacional de Teatro, “El llanto de Ulises” (Ed. Escélicer)- Premio Guipúzcoa, “El Cometa Azul”, “Gente de Quirófano” (Ed. La Avispa) Premio Provincia de Valladolid, “Los globos de Abril” (Ed. Escélicer)