“En los albores del siglo XVII, Polonia era una potencia hegemónica en Europa Central: llegó a abarcar un territorio de casi un millón de kilómetros cuadrados y fue profusa en hombres preclaros en las Letras”, se recuerda en el estudio previo a los poemas.
“A partir de la segunda mitad del siglo XVII, y muy especialmente durante las tres primeras décadas, sufrió y rápido debilitamiento políticos que la condujo a la ruina política (a Polonia).” Su posterior dependencia de Rusia, Prusia Austria fue un hecho.
En 1830 tuvo lugar una gran sublevación polaca, seguida de derrota que llevó a exiliarse a numerosos intelectuales y artistas como Fryderyk Chopin y los cuatro poetas citados, que desde fuera de la amada patria contribuyeron a ensalzar la esencia y el pueblo polaco con sus tradiciones y leyendas.
El amor a la patria, al país de Polonia y la religión católica que le quisieron arrebatar, fueron los factores coagulantes de la resistencia de un pueblo y del tema reflejado por sus escritores, principalmente poetas.
Factor político y literario fueron claves en este pueblo y sus creadores. El factor político era el nacionalismo polaco y el factor literario, el deseo de liberación del imperante. La literatura popular, las viejas canciones, los cuentos populares y las leyenda tradicionales contribuyeron como un humus decisivo en la literatura romántica.
El análisis de la historia y la poesía polaca, en especial su derivación romántica a través de cada uno de los autores mencionados constituye un rico ensayo por parte de Fernando Presa.
El libro ofrece una amplia bibliografía así como algunas ilustraciones de personajes.