BUENOS AIRES

Si retrocedemos en el tiempo nos encontramos con otras dedicatorias a la ciudad. En el año 1914, el gran Eduardo Arolas, despidió a su amigo Edouard Mallet brindándole su tema “Adios Buenos Aires”. Más contemporáneas son las letras que recorren la geografía de la urbe como las de “Mi ciudad y mi gente” de Eladia Blázquez, “Balada para un loco” de Piazzolla y Ferrer , “Buenos Aires conoce” de los hermanos Garello, “Buenos Aires vos y yo” de Héctor Negro y Osvaldo Avena” o “Gracias Buenos Aires” de Hugo Casares y Raúl Lavié.

Recordemos estrofas de alguno de estos éxitos:
“Buenos Aires cuando lejos me vi /solo hallaba consuelo/ en las notas de un tango dulzón/ que lloraba el bandoneón...” (“La canción de Buenos Aires”)
“Buenos Aires, la Reina del Plata, Buenos Aires mi tierra querida/ Escuchá mi canción, que con ella va mi vida....” (“Buenos Aires”)
“Mi Buenos Aires querido /cuando yo te vuelva a ver/ no habrá más pena, ni olvido....” (“Mi Buenos Aires querido”)
“Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese que se yo, ¿viste?/ Salgo de casa por Arenales, lo de siempre, en la calle y en mí....” (“Balada para un loco”)
“Aunque me dé la espalda de cemento/ me mire transcurrir indiferente/ es ésta mi ciudad...¡Esta es mi gente!/ y es el lugar donde a morir me siento...” (“Mi ciudad y mi gente”)

Todo recuerda a Buenos Aires cuando la has conocido y quién va por primera vez, siente la necesidad de volver. El Tango es un territorio geográfico que marca cada rincón de la Reina del Plata. Cuando escuchas las letras de fetín de Buenos Aires” Corrientes y Esmeralda” , “Caminito”, “A media luz”, “El bulín de la calle Ayacucho”, o “Sentimiento Gaucho” (“ En un viejo almacén del paseo Colón, donde van los que tienen perdida la fé...”) puedes sentir en tu interior que has atrapado a la ciudad y si has conocido sus barrios, podrás entender aquello que decía Homero Manzi en “Sur”: “San Juan y Boedo antiguo, y todo el cielo / Pompeya, más allá la inundación/ tu melena de novia en el recuerdo/ y tu nombre flotando en el adiós.

También puede que el lector coincida con Borges, cuando en “Fundación mítica de Buenos Aires” dice eso de: “A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires: la juzgo tan eterna como el agua y el aire”