Las muertes más raras de 2009

Los ganadores de 2009 han sido dos ladrones belgas. Los cacos intentaron robar un cajero automático con explosivos en Dinant. Fueron tan insensatos que no calcularon la cantidad de explosivos a utilizar. El resultado fue catastrófico: acabaron sepultados al derrumbarse del edificio. Tal fue el despropósito de los cacos que la policía creyó en un primer momento que el segundo ladrón había conseguido escapar, pero al retirar los escombros encontraron su cadáver.

Ésta no es la única muerte bizarra de la lista, los finalistas no tienen desperdicio. Viajamos a Estados Unidos para conocer la historia de Shawn M. Un atasco fue el detonante de su muerte. Tras tomar un par de cervezas con sus amigos en el Pompano Beach, Shawn emprendió el viaje de regreso a casa, pero un atasco se cruzó en su camino. La autopista I-95 estaba saturada y sus ganas de orinar crecían. Borracho, le anunció a sus compañeros de viaje que tenía que "salir a mear". Shawn bajó del vehículo y saltó el muro de contención en busca de un poco de intimidad, sin percatarse de que transitaba por un puente de unos 30 metros de altura.

Uno de los favoritos de los internautas fue Yasin A., de 22 años. Este joven alemán viajaba solo en un metro berlinés de madrugada. La impunidad de su soledad le llevó a maquinar una gamberrada: romper un cristal del vagón con una patada. Y lo hizo, pero su ocurrencia le costó la vida, ya que al romper el cristal salió despedido del convoy.

Chicle explosivo
El premio sorpresa de 2009 se lo llevó un estudiante de química del Instituto Politécnico de Kiev. Vladimir Likhonos, de 25 años, tenía un hábito peligroso que acabó costándole la vida. Al llegar al laboratorio cada mañana sumergía su chicle en polvo de ácido para intensificar el sabor de la goma de mascar. Una manía que repetía con frecuencia en su casa de Konotop (Ucrania). Hasta que una pequeña distracción acabó en tragedia. Sumergió el chicle en un producto químico no identificado, pero altamente explosivo. Se voló la cabeza al estallar el chicle que mascaba.

El sexo es otro campo abonado en la estupidez. Sergey Tuganov, un joven mecánico ruso, se jactaba de su potencial sexual. Tal era su capacidad que podía mantener relaciones durante más de 12 horas. Dos amigas le propusieron que lo demostrara y se apostaron con él más de 3.000 euros para comprobarlo. Sergey temía no dar la talla, y decidió “inflarse” a viagra. Consiguió ganar la apuesta, pero no pudo contar su proeza a los amigos ya que murió de infarto pocas horas después del “ménage à trois”.

Un caso raro por su insistencia es el de Mrs. T., una señora de 50 años natural de Greensboro, Carolina del norte. Una fuerte inundación sacudió esa tarde la ciudad. El agua no amedrentó a la Señora T., que cogió su 'scooter' para ir a comprar a una tienda 24 horas y de camino tomarse una cerveza. A su regreso, la señora ignoró una barricada policial y cayó dentro de un arroyo inundando. El oficial de policía consiguió rescatarla con una cuerda e inmediatamente se dirigió a la patrulla para pedir asistencia médica. Al salir del coche, el agente vio que la mujer había escapado y ¡se había metido en el arroyo de nuevo! El oficial trató de volver a salvarle la vida, pero la Sra. T murió ahogada. Una temeridad que su madre justificó: "Se volvió a meter en el río para rescatar su moto, la adoraba".

¿Por qué llevan el nombre de Darwin?
El galardón poco tiene que ver con la ciencia ni con Darwin. Northcutt utilizó de forma irónica la famosa teoría de la selección natural para bautizar su galardón. Los premios honran a aquellos que mejoran nuestro acervo genético al eliminarse a sí mismos, por lo es un reconocimiento post mortem.

¿Cuáles son los requisitos?
La creadora de los premios, Wendy Northcutt, estableció cinco requisitos para ser candidato:
1) Imposibilidad de reproducción:
"El candidato debe estar muerto o haber quedado estéril"
2) Excelencia
"Asombrosa falta de sensatez.". La imprudencia del candidato debe ser única, porque lo que se busca es el humor y la ironía. Por ello, quedan descartadas las muertes por descuidos más comunes, como lo puede ser fumar en la cama.

3) Autoselección
"Causar la muerte de uno mismo". El premio no se concede a alguien que mate a otra personas, a no ser que el fallecido esté directamente implicado en el incidente.

4) Madurez
"La persona debe estar en su sano juicio". Debe tener la edad legal para conducir y no padecer retraso mental.

5) Veracidad
"El acontecimiento debe ser verificado". La historia tiene que estar documentada por fuentes fiables, como puede ser un medio de comunicación

El ganador de 2008
El pasado año, el Darwin Awards fue para el padre baloneiro, un cura católico brasileño llamado Adelir Antonio de Carli. El sacerdote se subió a una silla con 45 globos para "volar". Quería superar el récord mundial de 19 horas en el aire. El 20 de abril de 2008 el sacerdote brasileño inició su aventura. Contaba con un móvil, GPS y víveres suficientes, pero cometió un error imperdonable: no sabía usar el GPS. Su viaje terminó en tragedia, ya que, perdido en el océano Atlántico no supo explicar cuáles eran sus coordenadas. Las autoridades sólo encontraron los globos desinflados flotando, pero ni rastro del sacerdote, hasta que dos meses más tarde apareció la parte inferior de su cuerpo flotando en el océano.