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CONFLICTO SIRIO

Obama allana su camino para atacar Siria

Obama y su comitiva llegan a Suecia para recabar apoyo internacional para la posible intervención militar contra Siria por el supuesto uso de armas químicas contra su población civil 

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h
Barack Obama, un poco más cerca de atacar a Siria...
Barack Obama, un poco más cerca de atacar a Siria...

Por Juancho Vera - Redacción Madrid

Obama está desarrollando una intensa campaña tanto en su propio país como en el extranjero para apoyar un posible ataque militar contra el régimen del presidente sirio Bachar Al-Assad, en respuesta al ataque con armas químicas del pasado 21 de agosto en uno de los suburbios de Damasco, la capital Siria.

 

El presidente sirio Bachar Al-Assad, parece 'no escuchar' a la Comunidad Internacional...
El presidente sirio Bachar Al-Assad, parece "no escuchar" a la Comunidad Internacional...

Las citas de la administración Obama en esta semana, importantísimas para su campaña contra el régimen Sirio, eran en el Congreso de los Estados Unidos, Suecia y la cumbre del G-20 en San Petersburgo, Rusia.

 

El trabajo de la administración del presidente ha sido frenético en estos días. Primero, enfrentarse al comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, a continuación la comparecencia de su Secretario de Estado, John Kerry, su Secretario de Defensa, Chuck Hagel y su jefe del Estado Mayor, el general Martin Dempsey ante los congresistas de la Cámara de Representantes (cámara baja) para recabar el apoyo de los congresistas antes la posible acción militar; su escala en Suecia para recoger apoyos y nuevamente dar la cara ante al comunidad internacional y sobretodo ante los países de la Unión Europea, para acabar finalmente este jueves 5 de septiembre en la cumbre del G-20 para discutir los principales asuntos económicos y de política estratégica, entre los que obviamente estará el problema sirio y el ataque que Estados Unidos pretende llevar a cabo sobre este país.

 

Hace un año, cuando se tuvo noticias de un posible uso de armas químicas en Siria por parte de las fuerzas gubernamentales contra los rebeldes sirios, Obama declaró que si el régimen sirio usara armas químicas o biológicas, el régimen de Al-Assad habría cruzado “una línea roja” que los Estados Unidos y la comunidad internacional no iban de ninguna manera a consentir.

Después del ataque del pasado 21 de agosto, y de que el gobierno de los Estados Unidos dijera disponer de pruebas concluyentes de la autoría por parte del gobierno sirio de dicho ataque, la posibilidad de una operación de castigo sobre Siria parecía inminente. Gobiernos europeos, en línea con el gobierno estadounidense condenaron el ataque, mientras inspectores de las Naciones Unidas intentaban confirmar el uso de armas químicas. Obama parecía dispuesto a liderar en solitario una operación de castigo contra Siria, alegando que el uso de armas químicas era una amenaza para la seguridad del mundo, de sus aliados, del pueblo sirio y contra la propia seguridad de los Estados Unidos. El presidente norteamericano mantuvo en vilo a la comunidad internacional mientras esperaba respuesta y movimiento de parte de sus tradicionales aliados europeos, como el Reino Unido, comparsa habitual de las operaciones estratégicas de los Estados Unidos en asuntos de Oriente Próximo: Kuwait, Irak, Afganistán, Libia.

David Cameron, primer ministro británico, ante el bloqueo que las propuestas de resolución para condenar y dar cobertura a una posible acción en Siria están sufriendo por parte de Rusia y China, habituales apoyos de Siria, en el Consejo de Seguridad de la ONU, decide someter a la votación del Parlamento el apoyo militar que el reino Unido pueda dar al ataque estadounidense, estrellándose estrepitosamente en el intento, ya que el Parlamento rechazó formar parte de una acción militar sin conocer el resultado de los análisis de los técnicos de las Naciones Unidas y sin una resolución del organismo que diera cobertura legal internacional a dichas acciones.

Alemania, con elecciones a pocos días vista, ha quedado descartada como aliado militar en cualquier operación relacionada con Siria. La OTAN, por boca de su Secretario General, Anders Fogh Rasmussen, ha condenado enérgicamente el ataque químico, del que asegura que es auténtico y obra de Al-Assad, pero descarta totalmente una participación. Rasmussen, junto con el gobierno francés, ha sido el más duro de los políticos europeos en sus declaraciones contra el régimen sirio, pero manifestó el pasado lunes 2 de septiembre, en una rueda de prensa en Bruselas, que “la Alianza no tendrá ningún papel mayor en el conflicto” y que la participación en un ataque será decisión individual de cada país.

 

Por el contrario François Hollande, presidente de Francia, manifestó el mismo lunes su total apoyo a la administración Obama y dice contar con pruebas de que la autoría del ataque corresponde al gobierno de Siria. Hollande se reserva el derecho a decidir sobre un ataque, como comandante en jefe del Ejército, sin consultar a la Asamblea Nacional, a la espera de lo que suceda en los Estados Unidos, ya que el gobierno francés es consciente de que no puede actuar en solitario contra el régimen de Damasco.

En esta tensa espera se han desarrollado los acontecimientos hasta el día de ayer, en el que Obama se reunió con los representantes del Senado estadounidense (de mayoría republicana), junto con sus hombres fuertes, Kerry, Hagel y Dempsey para convencerles de llevar adelante el ataque. Finalmente el Comité de Exteriores del Senado ha aprobado el ataque por 10 votos a favor y 7 en contra, y el amago de John MacCain de votar en contra y arrastrar a otros senadores republicanos se ha diluido. Su voto se encontraba entre los senadores que apoyan el ataque. La decisión debe ser ratificada por el pleno del Senado.

El trabajo de hoy: insistir en los argumentos de la administración del presidente frente a los congresistas de la Cámara de Representantes, otra vez Kerry, Hagel y Dempsey sometidos al escrutinio y las preguntas de los congresistas de la cámara baja. Por lo pronto el Presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner -del partido republicano-, ha manifestado que apoya personalmente el ataque, y cree que los congresistas republicanos harán lo mismo, pero recordemos que no hay disciplina de partido en los votos de los congresistas, así que es probable que alguno de ellos vote en contra. Se espera que la mayoría de los congresistas demócratas apoyen la intención de su presidente.

 

En principio parece que la situación doméstica esta salvada, el Senado prácticamente decidido, a falta de la Cámara de Representantes, aunque después de la comparecencia de hace unas horas de Kerry, Hagel y Dempsey, es probable que la decisión de los congresistas acabe apoyando al presidente. Muchos de esos congresistas insistían hoy, ante Kerry y compañía, en la soledad en la que parecen encontrarse los Estados Unidos, solamente apoyados por declaraciones de otros países, sin apoyo militar efectivo, condenados a llevar a cabo el ataque de facto en solitario y con la gran posibilidad de recibir a cambio represalias por parte de los tradicionales enemigos del país norteamericano en Oriente Medio: Irán, Al- Qaeda, Hezbollá y la propia Siria, en forma de impredecibles contraataques militares y ataques terroristas sobre instalaciones, intereses y embajadas estadounidenses en la zona. Kerry se mostraba seguro, indicando que los Estados Unidos, aún contando con el apoyo estratégico de otras naciones, son los únicos y más capacitados tecnológicamente para llevar a cabo un ataque de estas características, y que las embajadas e intereses norteamericanos en la zona llevan todos estos años bajo amenaza.

La escala de Obama en Suecia, en esta maratón de movimientos políticos y diplomáticos a todos los niveles, va enfocada precisamente a conseguir apoyos internacionales para rebajar esa sensación de soledad que manifestaban sus congresistas y que percibe también la opinión pública estadounidense. Obama trata de convencer insistiendo en que no se trata de un nuevo Irak, de que no van a repetir errores y de que poseen pruebas acerca del ataque químico. Y de que es la seguridad no sólo de los Estados Unidos y su reputación la que esta en juego, sino la de la propia comunidad internacional. En Suecia Obama ha declarado: “Sé que en el mundo y en Europa persiste el recuerdo de Irak y de las acusaciones sobre las armas de destrucción masiva y que les preocupa la veracidad de la información en esta ocasión”. “Consideren que yo mismo me opuse a la guerra de Irak, y no estoy dispuesto a repetir errores basándome en datos de inteligencia equivocados […] puedo decir confiado que se usaron armas químicas y vinieron de Assad” concluyó el presidente.

Rusia, como aliado tradicional de Siria y principal proveedor de armas de su ejército, se oponía frontalmente al ataque, aunque declaraciones de esta misma mañana del presidente ruso, Vladimir Putin admitían que su país no descarta apoyar un ataque contra Siria si se demuestra que se usaron armas químicas y que el uso fue por parte del gobierno sirio. Según Putin, Rusia actuaría en una posición de principios porque “el uso de armas de destrucción masiva es un crimen”. Cabe pensar que la relajación de la postura rusa corresponde más a un gesto de distensión entre el suministrador de armas de Siria (entre ellas las armas químicas) y anfitrión, y la presencia de la delegación norteamericana, con Obama a la cabeza, en San Petersburgo con objeto de la cumbre del G-20.

La resistencia de la comunidad internacional, que no quiere actuar sin el paraguas de la ONU, el escaso apoyo de la opinión pública de su país (30%), la oposición y veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad, el recuerdo de la guerra de Irak parecen ser múltiples palos en los radios de las ruedas del carro de Obama hacia el objetivo de una represalia militar contra Siria, pero poco a poco Obama y su gabinete van superando obstáculos. Los domésticos parecen allanarse, de lo que suceda este fin de semana y la semana próxima dependerá el futuro de Oriente Próximo y el equilibrio estratégico de la zona.


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