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No es músculo todo lo que reluce

“Si corres, puedes comer lo que quieras”: diez mitos sobre el ejercicio físico, revisados

El sudor por si mismo no es indicativo de que estamos llegando a nuestro límite. (Corbis)
El sudor por si mismo no es indicativo de que estamos llegando a nuestro límite. (Corbis)
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h

No cabe duda de que hay mitos en todas partes y, de todos los sentidos, pero como ocurre en el campo de la alimentación, la práctica de ejercicio físico es un terreno propicio para su propagación.

A nadie le gusta estar gordo y todos queremos estilizar nuestra figura en el menor tiempo posible, por lo que nos agarramos a cualquier creencia que haga que parezca más llevadera nuestra tarea. Es fácil escuchar los cantos de sirena de los entrenadores que prometen métodos milagrosos para perder peso entrenando sólo 10 minutos, pero no es oro todo lo que reluce, y no siempre nuestros compañeros de gimnasio tienen razón. Estos son diez de los mitos sobre el fitness más habituales.

1. “Estirarse antes de hacer ejercicio mejora nuestro rendimiento”

Pese a que a todos nos han explicado la conveniencia de realizar estiramientos antes de practicar deporte, en la actualidad muchos dudan de la utilidad esta práctica tan extendida. Hay muchas discusiones al respecto, pero en los últimos años se han publicado diversos estudios que aseguran que estirar antes de hacer ejercicio no es una buena idea. Los estiramientos estáticos realizados en frío pueden provocar lesiones y, además, no están relacionados con un mejor rendimiento de los atletas ni con una disminución de las posibilidades de sufrir un accidente.

2. “Cuando dejas de entrenar los músculos se convierten en grasa”

El músculo y la grasa son dos tipos muy distintos de tejido. Cuando dejas de hacer ejercicio pierdes masa muscular y poco a poco tu metabolismo se ralentiza. Esto hace que, con el tiempo, vayas ganando peso, pero en ningún momento los músculos se convierten en grasa.

3. “Si haces ejercicio puedes comer lo que quieras”

Hay personas que piensan que nada más apuntarse al gimnasio empezarán a adelgazar, independientemente de lo que coman. No es cierto. Si consumes más calorías de las que gastas haciendo ejercicio el cuerpo seguirá acumulándolas, y ganarás peso en vez de perderlo. Si quieres perder peso de forma eficaz deberás controlar también lo que comes. Sólo la combinación de dieta y ejercicio garantiza el éxito. 

4. “Una cifra más alta en la báscula indica que estás engordando”

Parece una obviedad, pero no cierta. Todo depende del lugar en que estamos aumentando de peso: la grasa o el musculo, que no tienen la misma densidad. Un kilo de músculo ocupa menos espacio que uno de grasa. Es por ello que, al realizar ejercicio, podemos estar más delgados y tener una figura más estilizada sin necesidad de perder peso. Si padecemos sobrepeso enseguida notaremos cómo baja el número de la báscula, pero si estamos delgados ocurrirá lo contrario, ganaremos músculo y, por tanto, peso.

5. “Levantar pesas hace a las mujeres más voluminosas”

Hay mujeres que prefieren no acercarse a un gimnasio por miedo a ganar corpulencia y acabar con los músculos demasiado marcados. Si bien es cierto que hay entrenamientos específicamente diseñados para lograr ese objetivo –aquellos propios de los culturistas–, que consisten en sobrecargar los músculos, la práctica de ejercicio físico rutinario no tiene este efecto en las mujeres. Además, la mayoría no tiene el suficiente nivel de testosterona para lograr formar músculos abultados. Es cierto que levantar pesas hace que se definan algo los músculos, pero no hace que ganes demasiado volumen, y es recomendable para tonificar el cuerpo.

6. “Correr en la cinta es mejor para las rodillas que hacerlo en la calle”

Esta afirmación, muy habitual entre los defensores del gimnasio, parece lógica, pero no lo es. Al menos en lo que respecta a la mayoría de cintas para correr. Sólo los modelos más avanzados, que cuentan con sistemas de absorción de impacto, son más seguros para las articulaciones, pero no es habitual encontrarlos en los gimnasios convencionales.

7. “Basta con hacer un ejercicio moderado para quemar grasa de forma óptima”

No cabe duda de que cualquier tipo de ejercicio hace que perdamos calorías. Es habitual escuchar que con caminar una hora podremos mantenernos en forma, y quemaremos toda la grasa necesaria. Esto es cierto para algunas personas, pero a veces olvidamos que, a mayor esfuerzo, mayor quema de grasas. Una vez que el cuerpo se acostumbra a un ejercicio moderado es imposible seguir quemando grasas si no se sube un peldaño, y se empieza a realizar un ejercicio más intenso. Lo ideal es empezar andando, seguir corriendo y acabar esprintando, adaptando al cuerpo progresivamente a un mayor esfuerzo.

8. “Se puede reducir la grasa de partes concretas del cuerpo”

Para quemar grasas hay que emplearse a tres niveles: dieta, ejercicio aeróbico y trabajo de fuerza. Este último se puede focalizar, pero tiene que estar acompañado de una correcta alimentación y una rutina de ejercicios aeróbicos. En definitiva, para lucir “tableta de chocolate” este verano no basta con hacer todos los días 1.000 abdominales, los ejercicios de fuerza tienen que formar parte de un entrenamiento completo, que incluya, necesariamente, ejercicios cardiovasculares.

9. “Las máquinas son más seguras que las pesas”

No siempre las máquinas son más seguras que las pesas. Todo depende de la persona y las características de personalización de las máquinas. En muchos casos se puede ajustar el peso, el sillín o la altura pero, de todas formas, hay personas a las que no se ajustan bien todas las máquinas. Las pesas, por el contrario, se pueden adaptar a cualquier persona y necesidad física más fácilmente. Lo que es importante tener en cuenta es que las máquinas pueden acarrear lesiones severas si antes de usarlas no se ajustan a cada persona, algo que no todo el mundo tiene en cuenta al ejercitarse en un gimnasio.

10. “Si no sudas, es que no estás haciendo suficiente ejercicio”

El verdadero indicador de la intensidad con que se está haciendo ejercicio es el ritmo cardiaco, no la sudoración, que no tiene que estar necesariamente relacionada. El sudor es sólo una herramienta que utilizamos para regular nuestra temperatura corporal. Algunas personas tienen más calor que otras, y sudan más, pero su ritmo cardiaco puede ser menor que otra persona que no está sudando una sola gota. 

Fuente: Elconfidencial.com - Miguel Ayuso 16/06/2013

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