El resto de las litofanías quedan en exposición y venta en la Galería de arte en la calle Floridablanca de san Lorenzo. De las 180 litofanías que coleccionó Garcimartín, su heredero Antonio Guisado logró ampliarla hasta 400 ejemplares. El nuevo coleccionista investigó ampliamente sobre las litofanías.
“La colección más importante del mundo se exhibe en el Museo de Toledo (Ohio) en los Estados Unidos de América”, recuerda Sonia Guisado Vázquez, autora del catálogo Las litofanías de San Lorenzo de El Escorial, que habla sobre la citada colección.
Los precios de las litofanías restantes de la colección oscilan entre trescientos y más de mil euros. Una rareza que bien vale la pena adquirir, pues estas piezas de porcelana pura de caolín con varias cochuras en horno hasta llegar a 1350 grados, se hicieron en la capital de Alemania y dejaron de fabricarse.
“El Museo del Romanticismo se llevó una representación de las piezas, ya que algunas estaban repetidas”, explica la directora de la Galería, quien lamenta que no se haya llevado a cabo el pequeño museo con las 400 piezas en El Escorial, que era el lugar donde se ha custodiado la colección durante años.
La palabra litofanía no viene en el diccionario de la Real Academia de la Lengua, porque se estima que es un término propio y específico del circuito del arte, pero litofanía significa, con arreglo a la etimología griega “piedra de luz “. En suma, las porcelanas con diversos trabajos en relieve para crear luces y sombres, vienen a ser pantallas acompañadas de luz, que se coloca detrás. Las litofanías tienen forma de cuadro o de lámparas en general.