La histórica ciudad andaluza de Córdoba ofrece cada año durante el mes primaveral de mayo, un espectáculo lleno de sensaciones visuales, olfativas, estéticas en definitiva, en todos sus rincones: palacios, casas, talleres, iglesias, mezquitas… No hay vivienda o espacio urbano que se precie que no tenga un patio bien cuidado y que no deje de mostrarse al público.
Resulta emocionante contemplar el encanto de patios sencillos pero bien ornados de plantas y flores para intuir la calidad de vida de los cordobeses en el arte de disfrutar y convivir. Geranios, pelargonios, gitanillas, buganvillas, petunias, azucenas, trompetones, pensamientos, malva real de todos los tamaños y colores, en una competición casi orgiástica de color, que se abren como un arco iris fascinante para los sentidos.
La cita de viajeros y turistas en este mes no se hace esperar en Córdoba, que se convierte en una suma de lenguas por las calles que conducen en rosario a los distintos patios señalados por el mapa que ofrecen los servicios de turismo del municipio.
Córdoba se vuelva más hermosa y señorial que nunca, pasada ya la Semana Santa y a la espera de la Feria de la Virgen de la Salud el próximo 23 de mayo.
Dos ejemplos muy diferentes para ilustrar lo dicho sobre los patios floridos cordobeses: el palacio de Viana y los talleres de la calle Marroquíes.