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Historia, naturaleza, deporte, gastronomía... y además milagros. Lourdes acoge cada año 6 millones de peregrinos y turistas

Historia, naturaleza, deporte, gastronomía... y además milagros. Lourdes acoge cada año 6 millones de peregrinos y turistas

Por Enrique Sancho - www.opencomunicacion.com

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h

Dicen los aficionados al ciclismo que éste es un lugar mítico, a poca distancia de las cumbres del Tour de France, como el col de Tourmalet, el de Ardiden, Hautacam o del Soulor, y con carreteras y vías verdes aptas para cualquier nivel; dicen los que aman la historia que su milenario castillo fue asediado por los sarracenos y por Carlomagno pero jamás fue conquistado y que sobrevivió a revoluciones y guerras sin apenas daños.

Historia, naturaleza, deporte, gastronomía... y además milagros. Lourdes acoge cada año 6 millones de peregrinos y turistas
Historia, naturaleza, deporte, gastronomía... y además milagros. Lourdes acoge cada año 6 millones de peregrinos y turistas

Dicen los practicantes de la vida sana que aquí es posible hacer senderismo, jugar al golf, montar a caballo, pescar, hacer parapente o practicar deportes náuticos, los que aman la naturaleza dicen que en pocos lugares se pueden encontrar tres parques o reservas de la Naturaleza a tan corta distancia y con tantos encantos, y dicen los amantes de la buena vida que aquí se come muy bien, que sus especialidades de foie gras, o fromage des Pyrénées, su sopa garbure, de verduras y carne, su gâteau à la broche y sus vinos Madiran (rojo y generoso) y Jurançon (blancos secos o dulces) son de lo mejor del sur de Francia.
Pero todas esas cualidades se quedan mudas cuando también se dice de este lugar que es mágico y milagroso, que es un centro místico y espiritual, que sus aguas sanan, que su luz, sus rocas, su aire son diferentes a los de otros lugares del planeta... Hablamos, claro, de Lourdes, una pequeña ciudad junto a los Pirineos franceses convertida en el segundo centro de peregrinación mayor de Europa, en la segunda plaza hotelera de Francia y el destino obligado para más de seis millones de visitantes cada año.
Y aunque esta es, sin duda, su mayor fuerza, no hay que olvidar todo lo anterior porque Lourdes es un lugar que requiere cierto tiempo para descubrir todos sus encantos. El visitante que llega por primera vez acude sin falta a visitar los santuarios, la inmensa explanada que reúne todos los días a decenas de miles de peregrinos, la cueva donde la Virgen se apareció a una niña analfabeta y le pidió por los pecadores del mundo... En realidad no se trata de grandes monumentos, no hay importantes obras de arte, las construcciones son bellas pero no grandiosas. Lo que da a este sitio su ambiente especial es la gente: los cientos de voluntarios que arrastran con una sonrisa a los inválidos, los hombres y mujeres que prenden miles de velas en antiguos altares, las voces en multitud de idiomas que rezan o cantan... Y eso, para creyentes o agnósticos, es contagioso. Porque enseguida se nota que es auténtico. Aquí no hay histeria, ni pasión desmedida, ni fervor desbocado. Hay seriedad, recogimiento, cierto entusiasmo, hay fe... Mucha fe.
La historia de Bernadette
Casi al llegar alguien cuenta la historia. La fría mañana del 11 de febrero de 1858, la adolescente Bernadette Soubirous que había cumplido 14 años el mes anterior, fue a buscar leña con su hermana y una amiga en las orillas del río Gave, donde la corriente solía arrojar pequeños troncos y pedazos de madera. Según su relato, Bernadette oyó un fuerte rumor de viento, pero al volverse vio que todo estaba tranquilo y que los árboles no se habían movido. Por segunda vez oyó el mismo rumor, pero entonces vio a una «joven» en el interior de la gruta. Era de su misma estatura, algo menos de metro y medio, vestía de blanco con un lazo azul. Durante las siguientes apariciones apenas hablaron, Bernadette se refería a ella como “aquélla” o “señora” y solo en uno de sus últimos encuentros, de los 18 que hubo, reveló que era la Inmaculada Concepción. Entre medias surgió un manantial milagroso, la Virgen pidió penitencia y que los sacerdotes construyeran una capilla. Aunque en su tiempo las apariciones de Lourdes levantaron polémica, finalmente fueron aceptadas por la Iglesia y sus fieles. Bernadette ingresó como monja, murió con apenas 35 años, fue declarada beata en 1925 y santa en 1933. Su cuerpo permanece incorrupto en el convento de San Gildard de Nevers.
Desde aquellos tiempos la atracción por Lourdes no ha disminuido. Se estima que la han visitado 230 millones de personas (en los últimos años a razón de 6 millones por año, entre ellas 80.000 peregrinos enfermos o discapacitados y 400.000 jóvenes. También acuden 100.000 voluntarios, en su mayoría jóvenes, que están a disposición de los enfermos y personas con problemas), ha habido más de 7.000 curaciones inexplicables, aunque solo 68 han sido reconocidas como milagrosas, cada día llegan a celebrarse 52 misas y se consumen 10.000 metros cúbicos de agua bendita y 750 toneladas de velas. Por cierto, tanto el agua como las velas pueden ser encargadas por Internet.
En la visita a los santuarios, además de la gruta de las apariciones, es imprescindible conocer la Basílica Nuestra Señora del Rosario, con una espectacular fachada con mosaicos de estilo romano-bizantino, con 2.000 m2 de superficie, que se ideó como pedestal de la Basílica Superior, la cual se encuentra encima de la gruta. Cada una de las 15 capillas representa una escena de los misterios del rosario. De un aspecto mucho más moderno es la basílica subterránea Santo Pío X, construida después de la segunda guerra mundial por el arquitecto Pierre Vago. La concepción del edificio es totalmente original por su bóveda sin enclaves y sus pilares a cada extremo. Cada miércoles y domingo se celebra una emotiva misa internacional en la que suelen concelebrar hasta 50 sacerdotes y que reúne a más de 25.000 personas.
Todas las ceremonias son impactantes, pero nada como la procesión de las antorchas que tiene lugar todas las noches a partir de las nueve. Miles de personas con velas protegidas por un candil de papel parafinado forman una interminable serpiente de luz desde la gruta hasta el altar del Rosario. En silencio o entonando rezos en seis idiomas iluminan la noche de Lourdes conmoviendo hasta al más ateo.
Mucho más que santuarios
Pero la visita a Lourdes no debe quedarse solo en los lugares religiosos o a los muchos espacios y museos dedicados de una u otra forma a la vida de Bernadette o a la de Cristo. Hay que animarse a subir al castillo que domina la ciudad con orgullo, clasificado como Monumento Histórico y perfectamente conservado, es un importante testimonio de la historia de la villa desde el siglo X hasta el XIX. En su interior se encuentra el Museo de los Pirineos que refleja las artes y tradiciones populares y un pequeño y muy agradable jardín botánico. Además desde su torre se divisa una vista espectacular de toda la ciudad y sus alrededores.
Claro que si se trata de vistas espectaculares, lo mejor es subir en funicular al Pic du Jer. Desde sus 948 metros de altitud domina la llanura de Bigorre y una impresionante vista a 360 grados en la que destacan las principales cumbres de la cadena de los Pirineos: Vignemale, Pic du Midi, Montaigu... También desde allí se divisa el lago de Lourdes de origen glaciar y uno de los más grandes de los Pirineos. Un lugar perfecto para los aficionados a la pesca, al ciclismo de montaña, a los deportes náuticos y a la naturaleza. También a los jugadores de golf, ya que hay un campo de 18 hoyos en medio de un bosque resinoso, que domina el agua límpida del lago. Muy cerca está la Vía Verde de los Gaves, con 17 kilómetros de longitud y prácticamente llana, ideal para pasear a pie, en bicicleta o en rollers. Es la primera vía verde clasificada Tourisme et Handicap de Francia para las cuatro deficiencias: motora, mental, auditiva y visual.
Cómo ir:
Uno de los grandes atractivos del viaje a Lourdes es lo fácil y cómodo que resulta ir. Porque si para recorrer los 650 kilómetros que separan Madrid de Lourdes, vía Irún, eran necesarias unas 9 o 10 horas de coche, ahora con el programa Ave María se reducen a solo cinco. La clave está en el significado Ave María que, además de su componente religioso, resume la unión del tren de alta velocidad AVE que une cualquiera de las ciudades AVE con Zaragoza o Huesca, y de los autobuses de lujo María de la compañía Alosa-Grupo Avanza, que lleva hasta Lourdes en un bello recorrido atravesando impresionantes paisajes. Una vez en la ciudad, la empresa Lourdes Hotels Services ofrece el alojamiento y pensión completa en sus cuatro hoteles de tres y cuatro estrellas, con un total de 640 habitaciones. Este programa especial se puede comprar en las agencias de viajes a partir de solo 290 euros, incluyendo el viaje completo de ida y vuelta, alojamiento y pensión completa durante dos días y el Lourdes Pass que permite un viaje en el trenecillo turístico y la entrada a uno de los museos de Lourdes. Salidas garantizadas de viernes a domingo desde el 15 de marzo al 8 de noviembre.
Para más información:
OPEN COMUNICACION

Tel.: 91 447 72 91 y 670 09 82 85
[email protected]
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