Curiosamente otro pensador, escritor y periodistas francés, André Frossard (Colombier-Châtelot, 1915 - París, 1995 también escribió un libro titulado “Dios existe. Yo me lo encontré”, pero en este caso fue una visión radical mística, podríamos decir que de gracia tumbativa a lo de san Pablo en su caída del caballo hacia Damasco. Frossard era miembro del partico comunista francés, entro en una iglesia corriente, sin valor artístico alguno, mientras esperaba a un amigo y de pronto se encontró creyente. Su experiencia prolongada hasta su muerte la relató en el citado libro.
El caso de Antony Flew es muy distinto. Profesor de Filosofía en diversas universidades como las de Aberdeen, Keele y Reading, escribió varios libros como “Teología y falsificación”, “Dios y la filosofía” o “La presunción de ateísmo”. Cuando en 2004 sintió que su investigación y razonamientos le llevaban a la posición intelectual contraria que había mantenido hasta entonces, no dudó con toda honestidad en escribir el libro “Dios existe”, publicado por Trotta.
“Dios existe” lleva un prólogo de Francisco José Solert Gil, un prefacio de Roy Abraham Varghese y una introducción. Después se divide en dos partes: “Mi negación de lo divino” y “Mi descubrimiento de lo divino”.
Se trata por tanto de una experiencia intelectual muy singular, que causó cierta conmoción en la Universidad británica y la crítica lo saludó como un acontecimiento semejante al que pudiera producir el papa si “anunciara que ahora piensa que Dios es un mito”.
El “papa del ateísmo”, el profesor Antony Flew dejó de ser ateo para declararse deísta por los descubrimientos de la ciencia de vanguardia. El autor aceptó que hay una Inteligencia fundante del cosmos, por lo que e libro es ensayo y testimonio al mismo tiempo, así como el reconocimiento de la razón para llegar a la creencia en Dios y por tanto al mejor conocimiento de la realidad.