DESDE ACÁ, MAFER…
Cierta noche soñé que era sacerdote.
A propósito de haberse cumplido cuatro años y medio de la muerte del papa Juan Pablo Segundo.
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h
Soñé que era un sacerdote y la verdad es que al despertar me di cuenta que nunca habría podido serlo. “Viví” una intensa y agotadora jornada. Todo ocurrió en un solo día y en un pueblo lejano, donde yo era el Cura Párroco.
Ya a las 9 de la mañana ingresaba a la capilla para celebrar la Misa Dominical.
Antes del medio día tuve que acudir al hospital a darle la unción a un enfermo terminal, muy amigo de mi padre, fue una emoción bastante fuerte para mí, ya que lo conocía desde cuando yo era un niño.
Luego a las 12, comenzaba con mi segunda misa, pero ahora en el pueblo vecino, distante a unos 7 Kms. del mío.
A las 3 de la tarde me dirigía a oficiar un bautizo, había nacido hace poco el primer nieto del farmacéutico del lugar.
A las 17 horas en el camposanto una llorosa familia me esperaba para que les reconfortara en la despedida final de su madre.
A las 19:30 daba inicio a mi tercera misa, ahora nuevamente en mi pueblo; pero además en ella se celebraba un matrimonio, por lo cual previamente tuvimos que repasar algunas canciones adicionales con los niños del coro.
Finalmente a las 21:30, ya refugiado en la sacristía, ordenaba los apuntes para las clases de religión que impartiría al día siguiente a los alumnos de la Escuela Parroquial. Y luego comenzaba con mi hora de oración nocturna, diciendo: Gracias te doy Señor por este Domingo que ya termina, gracias Señor por este nuevo “día de descanso” vivido hoy junto a mi pueblo…