¿Qué debe ser un juez?

Indudablemente, uno piensa que justo. Pero desgraciadamente la Justicia no aflora entre los jueces con frecuencia, porque no se trata de aplicar las leyes sino con ellas como marco, ser justos. La Justicia no es ciega, como la mayoría dice, lo que hace (o debería) es ser imparcial. Que un juez opine en sus decisiones no parece lo más adecuado si pretende ser imparcial, y puede deberse a dos razones; una, la voluntad de trascender, de que su opinión se oiga y se tenga en cuenta por que es juez; la otra es porque considera que esa opinión aporta algo al dictamen que lleva a cabo, algo que no estando en la ley, debería tomarse en cuenta.
En el caso del juez Pedraz no serían descartables ninguna de las dos, aunque preferiría pensar, a pesar de los antecedentes del juez Garzón, que la que prima es la segunda. Y es muy importante porque hablamos de un auto que habla de la voluntad de un estado de querer liquidar unos derechos que son parte del bagaje constitucional y que están dentro de lo que se considera democracia, al menos en la teoría política; derecho a discrepar incluso del fundamento que me permite discrepar. Y además habla de las razones que tienen para expresarse aquellos que ha debido investigar, y justifica no sólo el no procesamiento, sino su actuación misma, dando rango moral a dicha actuación.
Es una acción arriesgada de Pedraz, que le ha valido que le llamen "mordaz" y "pijo ácrata", lo que curiosamente viene a justificar su aserto de la decadencia política. No me gustan los jueces, pero esta vez tengo que reconocer el mérito de éste.