Juan Evo Morales Aymá visita España

El 13 de septiembre en el Pabellón “La Cubierta” de Leganés –ciudad y municipio de la Comunidad de Madrid que tiene entorno a los 200.000 habitantes- se presentó el Presidente de Bolivia precedido por una serie de brillantes y muy bien articulados discursos llevados a cabo por personalidades de la política española.

El pabellón –cuyo aforo es de 10.000 personas- reunió entorno a cinco mil personas en su interior que siguieron con gran entusiasmo la presentación folklórica -que duró algo más de tres horas- previa a los discursos.

En las gradas se congregaron bolivianos, peruanos, ecuatorianos, argentinos, españoles que enarbolaban la bandera republicana, militantes del Partido Humanista, del Partido Comunista, etc.

A pesar de que toda la atención estaba centrada en el escenario, se produjo un hecho curioso sobre las 20 horas cuando -próxima a la entrada del presidente boliviano en el recinto- se presentó un grupo beniano. Al pedir el presentador del evento que el público asistente levantara las banderas al tiempo que reclamaba la alegría de los bolivianos por “el Oriente Boliviano con sus quince provincias”, es cuando uno se vio forzado a dejar de mirar hacia delante y echar la vista atrás, hacia las gradas. Las banderas bolivianas que el público estuvo agitando, se mantuvieron bajadas –en su mayoría- durante el baile que interpretó el ballet beniano. Es posible que sea una percepción, pero cuando intervino un grupo de danza peruano, pareció que éste tuvo mejor acogida. Es un detalle que puede originar alguna que otra reflexión.

No sólo es importante el escenario cuando ocurren encuentros populares como el del pasado 13 de septiembre. La respuesta de las personas asistentes es reveladora. Cuando un país se propone dar pasos hacia adelante, lo puede hacer por el impulso de su dirigente, por el del pueblo o por el esfuerzo de ambos. Lo importante es que exista una relación de diálogo entre las partes. Las bases sociales deben entender quién les representa y el motivo, más allá de pigmentaciones de la piel y de consideraciones hacia naciones originarias.

Es inexplicable que para la visita del Presidente boliviano E. Morales, el aforo del estadio de Leganés se haya llenado sólo hasta la mitad. Lo lógico es que hubiera estado lleno a rebosar. Es posible que, el hecho de que a la entrada pidieran que todo asistente al evento rellenara un pequeño papel en el que debía dejar consignado su nombre completo, teléfono, correo electrónico y lugar de residencia como condición indispensable para pasar, echara atrás a algunos asistentes que se quedaron en las inmediaciones.

El texto rezaba de la siguiente manera: “Para obtener pase de ingreso entregar debidamente llenado”. En el encabezamiento se leía “Encuentro con el Presidente Evo Morales” y al final estaba escrito su slogan de campaña: “Bolivia somos todos”.

Es difícil pasar por alto esta “particularidad” de la que se hizo eco la prensa ya que convierte un Encuentro en un acto de recogida masiva de datos sin garantizar que éstos estén sometidos a la Ley de Protección Oficial de Datos puesto que –pasando por encima de la gravedad de condicionar el pase a una entrega de información personal- no hay ninguna indicación del uso futuro que se le va dar.

Otra curiosidad sobre la que cabe preguntarse, se refiere al momento en que sonó el Himno Nacional. Los representantes del Gobierno boliviano lo escucharon con el puño en alto mientras que la grada se encontraba dividida. Como es de rigor, todo el público se puso de pie, pero mientras que unos pocos se ponían la mano derecha en el pecho –como se solía hacer en Bolivia en los colegios públicos al entrar a clases- otros dejaban las manos bajas; nadie tenía el puño en alto.

Son tres anécdotas que muestran un apoyo por la personalidad que representa E. Morales, pero dejan un amplio margen para la interpretación del sentimiento general hacia algunas de sus políticas. Ni hubo la asistencia esperada, ni una acogida homogénea por el folklore nacional que justifique el slogan “Bolivia somos todos”, ni una única respuesta al Himno Nacional, y para colmo esa condición de acceso a cambio de información personal, logró que el acto se desluciera casi irremisiblemente.

Los discursos, sobre los que la prensa ha abundado bastante, se hicieron desear –tras más de tres horas de precioso folklore-. Fueron momentos de grandes ovaciones cuando E. Morales dijo “¡Bases fuera de América Latina!” y el público respondió al unísono “¡América Latina! ¡Fuera los Yanquis!” a lo que Evo Morales respondió textualmente: “Creo que más me quieren en España que en Bolivia” e inmediatamente vino la contestación “Evo, amigo, el pueblo está contigo”. Fueron minutos de diálogo entre los asistentes y el Presidente boliviano muy emotivos que hacen alusión al sentir popular. Lo mismo sucedió cuando E. Morales se refirió al hecho de que, en el pasado, en América Latina no se ha ilegalizado a los emigrantes. Efectivamente no se los ha llamado nunca “ilegales” como sucede en España. Sí, tocar el tema de la inmigración fue una razón de peso para que los asistentes respondieran con una gran ovación.

Como evidencia el comportamiento del público asistente, algunos de los temas que enfrentan y entusiasman a los bolivianos se han podido palpar el pasado 13 de septiembre. Dos días después, Juan Evo Morales Ayma abandonó España al mismo tiempo que dio comienzo el proceso de empadronamiento biométrico en Madrid, Barcelona y Valencia.

No cabe duda de que Bolivia seguirá siendo un tema de actualidad sobre el cual opinar porque sobre los bolivianos va a pesar la responsabilidad de responder a la llamada del empadronamiento biométrico para votar desde España en las próximas elecciones generales bolivianas que se han convocado para el 6 de diciembre de este año y que abarca un corto periodo -del 15 de septiembre al 15 de octubre-.