¿Por qué envejecemos?

Teoría del reloj biológico

Estamos genéticamente programados. En un determinado momento de nuestras vidas, un gen empieza a provocar una serie de cambios moleculares, de sistemas y celulares típicos del envejecimiento. Factores como la alimentación, una vida poco saludable o el estrés pueden acelerar dicho proceso.

Teoría de los radicales libres

Una serie de reacciones químicas en las células generan los llamados radicales libres. Éstos Producen una serie de alteraciones de la función celular que causan su muerte.

Las cuatro edades

¿Todas las personas envejecemos igual? Está claro que no es así. Una cosa es la edad cronológica (marcada por el año en que nacimos) y otra bien distinta, la edad biológica. Es evidente que determinadas personas envejecen con más rapidez que otras. La marca genética más la acumulación y la producción de radicales libres determinarán nuestra longevidad. Y, sobre todo, el modo de envejecer, es decir, la manera en que viviremos la edad madura.

También existe la edad psicológica. Ésta viene determinada por los rasgos psicológicos de cada grupo de edad. Es la diferencia entre “ser mayor” o “sentirse mayor”. Es muy distinto y lo ideal es eliminar los rasgos psicológicos típicamente negativos que no deben asociarse a la edad. Existen muchas personas maduras que llevan vidas más activas y saludables que algunos jóvenes.

Finalmente tenemos la edad social. Viene marcada por el conjunto de circunstancias económicas, laborales y familiares de cada uno. Por ejemplo, la jubilación sería una edad social.

Dichas edades se interrelacionan y dan como resultado la edad funcional. Podemos influir d forma positiva (y también negativa) sobre todas ellas, excepto la cronológica, claro está.

¿Cómo podemos influir positivamente en cada una de estas cuatro edades?

La receta es fácil y está directamente asociada a nuestros hábitos de vida, que dicen relación con la alimentación, el deporte y la mirada positiva de cuánto acontezca a nuestro alrededor y principalmente dentro de nosotros mismos.

La alimentación sana ha sido muy estudiada estos últimos años, pues la obesidad, a nivel global, es un tema alarmante. La obesidad se asocia al riesgo cardíaco, vascular, diabetes y muchos otros males, que acortan nuestra vida, o por lo menos la hacen bastante más difícil.

Dieta sana y ejercicios

Las personas que prefiere dietas sanas, que contengan fruta, verdura, pescado, aceite de oliva- dieta Mediterránea- tendrán que acudir menos al médico, se sentirán más livianas, mejor, dormirán más plácidamente, que aquellas que se llenan de comida chatarra, comidas pesadas y llenas de aliños, y con exceso de grasas.

Igualmente, el hábito de fumar acorta la vida, produciendo conocidas enfermedades como enfisema pulmonar, cáncer de pulmón, etc.

Por último, nos referiremos a la práctica habitual de algún deporte. Éste también debe de ir acorde con la edad. A las personas mayores no les pediremos que corran, pero sí, que caminen diariamente, una distancia de unas 16 cuadras. También va muy bien la natación para esa edad y todas en general. Hay que hacer el esfuerzo por dejar la vida sedentaria de lado. El sedentarismo envejece, no permite que se expanda la mente, más allá de las cuatro paredes, concentra las grasas y puede producir coágulos.

Ya estamos entrando a la primavera/verano, dejemos el invierno atrás, salgamos, a contemplar cómo asoma la primavera, brota todo, es un espectáculo renovador. Salga, observe, camine, vea cómo queda atrás el invierno y renace todo, incluida usted. No olvide de practicar un deporte.