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CARTA DESDE ALEMANIA

¿Qué dice la física sobre la materia?

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h
Los científicos que se ocupan de la física nos han demostrado una y otra vez que las conclusiones de sus investigaciones van mucho más allá de lo que podemos captar y comprender de buenas a primeras.
Como estamos acostumbrados a vivir en un mundo material, todo lo que vemos se nos presenta como una realidad, sean nuestros semejantes, un paisaje, nuestra ropa o lo que comemos. Todo nuestro entorno es de sustancia material y esto es algo que aceptamos sin ponerlo en duda ni un segundo, ya que lo podemos tocar, ver e incluso transformar. También nuestro cuerpo es materia, un tanto más débil y perecedero que otras sustancias materiales, pero con una fuerza interna inmaterial que nos permite pensar y actuar, lo que nos otorga la calidad de “homo sapiens”, como se nos ha enseñado en la escuela. Sólo que de tanto actuar, pocos piensan en el origen de esa fuerza interna que hace posible que los seres humanos seamos una especie única, que incluso podamos trascender a lo puramente material ya sólo con pensar, con evadirnos de la realidad teniendo sensaciones, imágenes y vivencias que, aunque hayan sido causadas por algo material, tienen lugar en nuestro interior, por ejemplo al observar una puesta de sol, al mirar el firmamento por las noches, al pensar en la persona amada, al observar un paisaje y en muchas otras ocasiones.

Ya los filósofos griegos de la antigüedad se preguntaban si nuestro mundo físico, es decir, lo que denominamos materia es una realidad o una ilusión. La física cuántica moderna ha dado más luz a esta pregunta. En mayo de 2007, la revista científica alemana “P. M.” entrevistó al físico alemán Hans Peter Dürr, autor del libro “Física y trascendencia” y alumno del premio Nóbel de física Werner Heisenberg, que fuera director del Instituto alemán de Física Max-Planck. Dürr declaró algo sorprendente cuando dijo:
“En el fondo no existe la materia, por lo menos no en el sentido habitual. Primariamente sólo existe una relación que unifica sin una base material. También podría denominarse espíritu. La materia y la energía se manifiestan sólo en un segundo plano. En el mundo cuántico subatómico no existe objeto alguno, no existe la materia, ni sustantivo alguno, es decir cosas que podamos tocar y entender”.

Y en una oportunidad posterior, el mismo científico expresó:
“La revolución que ha tenido lugar no sólo ha dicho que la materia ha desaparecido sino que también la energía ha desaparecido. Lo que se ha descubierto es que la imagen ontológica del mundo que dice que existen cosas –bien sean partículas o bien sean energía–, no es más válida, sino que lo que existe es una unión, existe sólo una adhesión, sin que esa adhesión esté ligada a cualquier cosa que podamos entender. Y no tenemos ningún lenguaje para explicar esto. Simplemente no tenemos palabras para expresarlo. Algo que sólo expresa una adhesión, sin que aclare qué está unido con qué, sino que el elemento básico de la realidad no es real, tangible dentro de la realidad, sino que es sencillamente adhesión. Los elementos más pequeños no son ni materia ni unidades energéticas, sino que yo los denomino a veces ‘Wirks’ (expresión creada por él para denominar los procesos cósmicos inmateriales más pequeños), porque cuando actúan son una parte de la realidad, sin que sean materiales. Esto lo podemos observar como una especie de campo de acción que se encuentra en segundo plano. Somos justamente un mar que por sí mismo no es material; sobre él se acumula prácticamente la materia; esto significa que la materia es como la ‘escoria’ del Espíritu”.

El sentido de esta última frase el físico la completó más delante de la siguiente manera:
“Según mi punto de vista no existe lo inmaterial como lo contrario de lo material, pues todo, por decirlo así, es la ‘respiración de Dios’. Se podría describir lo material diciendo que partes de esa respiración empiezan a volverse rígidas y forman así lo inerte. Sin embargo, lo esencial es siempre aquello a lo que se denomina ‘respiración’”.

Si después de leer estas declaraciones nos ubicamos de nuevo en nuestro mundo material, al que llamamos real, podemos volver a pensar como personas normales que por lo general creen que los científicos son seres que viven en su propio mundo, que no aceptan otros postulados que no sean los que les dan sus investigaciones científicas, manteniendo una actitud escéptica ante todo e incluso no creyendo en otra realidad inmaterial que no sea la que ellos investigan. El físico citado muestra sin embargo una actitud reverente ante su descubrimiento y habla aquí de “la respiración de Dios”, con lo que da cabida a suponer que tiene que haber una realidad ajena a la materia, un espíritu universal al que él mismo denomina Dios. Pero ya antes de él, otro físico alemán de renombre mundial, Max Planck, llegó a la siguiente conclusión de sus investigaciones, diciendo:
“En mi carácter de físico, esto es, como hombre que ha dedicado su vida a la sobria y fría ciencia, o sea al servicio de la investigación de la materia, me creo a salvo de la sospecha de ser un fantasiosos irresponsable. Y así puedo decir como resultado de mi investigación acerca del átomo, lo siguiente: no existe la materia en sí. Toda la materia se origina y existe sólo por la virtud de una fuerza, la que pone en vibración las partículas de un átomo y las mantiene como el sistema solar más diminuto del átomo.

Pero como en todo el universo no hay ni una fuerza inteligente ni una fuerza eterna, debemos asumir que detrás de esta fuerza existe un espíritu consciente e inteligente. Este espíritu es el fondo primario de toda materia. No es la materia visible pero perecedera lo que es real y verdadero, sino que lo invisible, el espíritu inmortal es lo verdadero. Pero como no puede haber espíritu en sí, por pertenecer cada espíritu a un ser, debemos admitir forzosamente que existen seres espirituales. Ahora bien, como los seres espirituales no pueden ser por sí mismos, sino que tienen que haber sido creados, no vacilo en denominar a ese misterioso Creador tal y como lo han denominado todos los pueblos cultos de la Tierra en los pasados milenios: Dios”.

Sopesando las conclusiones de estos dos científicos, podríamos pensar que en realidad –y después de tantos estudios– ellos no han llegado a ningún resultado que nosotros ya no supiéramos, puesto que desde pequeños se nos ha enseñado que Dios existe, incluso que esto lo hemos creído y lo seguimos creyendo. Es más, que de vez en cuando asistimos a una misa, participamos de un bautizo en la iglesia, nos confesamos, nos casamos y enterramos a nuestros muertos según el rito de nuestra creencia respectiva, en fin, que celebramos las fiestas religiosas y sentimos que así participamos de una creencia cristiana, esto es, que viene de Dios.

Por otra parte, un conocido de hace muchos años, ateo y escéptico por excelencia, sacó otra conclusión, diciendo que los físicos pueden decir lo que quieran, que tal vez tengan razón con eso de que la materia no es la verdadera realidad, pero que de ningún modo puede aceptar la existencia de ese Dios que se le enseñó siendo niño, que castiga y condena incluso eternamente, que permite que se bendigan las armas y se hagan guerras, que no interviene ante tanta pobreza y desigualdad entre los seres humanos, que no detiene los efectos del cambio climático, que se esconde en templos adornados ricamente, comúnmente vacíos, como él ha observado, y muchas cosas más. Y al final agregó: “lo paradójico es que se le presenta a menudo como a un ser bondadoso, omnisapiente y magnánimo, aunque lejano y solitario en un lugar prácticamente inalcanzable. Fuera de adorarle en los templos y celebrar oficios y más oficios simbólicos, además de rezar y rezar desde hace siglos, no se ve su reacción para solucionar la realidad del mundo actual. Por eso, que siga siendo inmaterial y nosotros ya nos arreglaremos en la materia”.

En suma se pueden distinguir aquí 3 posiciones: la de los físicos, la de los que dicen creer y la atea. Los primeros se basan en estudios serios y que si se analizan con calma tienen muchas proyecciones para la vida humana; las expresiones de los segundos muestran una actitud más bien pasiva, conformista y estática, algo así como aceptar la tradición pero sin meterse demasiado en honduras, ya que para eso hay expertos remunerados; las conclusiones del ateo son el resultado de un análisis que en muchos casos corresponde a la realidad. Sólo que si los físicos tienen razón y efectivamente existe un espíritu consciente e inteligente que es el fondo primario de toda materia, como dijo Max Planck, y la materia es la realidad en que vivimos, toda persona cabal debería preguntarse ¿dónde está entonces ese espíritu universal en nuestra realidad material? ¿No ve acaso que la Tierra está cansada y agotándose en sus reservas, que cada día hay más destrucción, pobreza, desigualdad y caos? ¿Será que lo que se nos ha enseñado de niños sobre Dios es un error o más bien una tergiversación de la verdadera realidad espiritual, así como los profetas de la Antigüedad la vivían en ellos mismos y la transmitían de manera fidedigna al pueblo?
Tal vez sea necesario profundizar es tema en próximos artículos. Pero para quien entretanto quiera averiguar si los físicos tienen razón, no sólo en lo que se refiere a si existe ese Espíritu universal creador sino a si actúa de algún modo en la materia, en este tiempo, de qué manera y dónde, tiene la oportunidad de informarse de una alternativa de vida que le puede dar una visión totalmente nueva de la realidad humana y espiritual, consultando la página web www.vida-universal.org.
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