Desde que la crisis irrumpió en nuestra vida como un tsunami que arrasó primero el crecimiento económico y luego el empleo, su resaca ha arrastrado las buenas previsiones y hasta los brotes verdes entre llantos compungidos de los ayuntamientos que, tras la etapa de derroche en época de vacas gordas, se han dado cuenta de que en sus arcas municipales solo hay facturas sin pagar. ¿No leyeron la fábula de la cigarra y la hormiga? Les pedimos que, aunque tarde, reaccionen. ¿O descartan otro tsunami?
No se puede volver atrás y hacer desaparecer, por arte de magia, sus desaguisados. Hay una única salida: trabajar para poner soluciones sobre la mesa y ejecutarlas. Unión, Progreso y Democracia (UPyD) aboga por un compromiso que impide gastar más de lo que se ingresa en las arcas municipales partiendo de la elaboración responsable de unos presupuestos reales. La deuda de los ayuntamientos es necesario amortizarla.
Para ello, reclamamos un modelo de gestión más compacto y una mayor movilidad de plantilla, optimizando los recursos existentes. Necesitamos adecuar el tamaño del Ayuntamiento a criterios objetivos incorporando la eficiencia en la gestión. Redimensionar la estructura de la administración local y sus entes dependientes. Eliminar el gasto superfluo generado por duplicidades de servicios y la asunción de competencias impropias. Existe aún margen para recortar, si hay voluntad política para acometer cambios reales en la estructura del gasto.
Deben realizarse informes técnicos específicos, ejercer un control férreo sobre cada euro gastado, recortar subvenciones y analizar la estructura y necesidad de las empresas públicas municipales. Para llevar a cabo una verdadera reducción del gasto, aplicando una gestión más eficiente y eficaz, es necesaria la renegociación de los contratos de servicios a largo plazo. Los servicios deben adecuarse a los recursos reales de que se dispone. Su correcto funcionamiento debe controlarse con una unidad de inspección de servicios del municipio.
En definitiva, apretarse el cinturón de una forma real, lógica, estructural. Los ayuntamientos deben proponer medidas concretas y cuantificadas que no se queden en una mera declaración de intenciones o en objetivos generales y abstractos, muy lustrosos en las presentaciones ante los medios y muy poco eficaces a la hora de su aplicación y resultado. No tratamos de asustar, sino de ajustar.
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Álvaro Aparicio Mourelo es responsable de Economía y Finanzas del Consejo Territorial de UPyD en Castilla y León
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