Los presidentes de Argentina, Cristina Fernández, y Paraguay, Fernando Lugo, ordenaron en un acto simbólico en la limítrofe provincia de Misiones elevar la cota del embalse de 76 a 83 metros sobre el nivel del mar, con lo cual la central alcanza su plena generación de energía.
"Es un salto gigantesco hacia la integración energética que siempre pregonamos", destacó Lugo.
Yacyretá, ubicada sobre el Río Paraná en una zona limítrofe entre ambas naciones y cuya cuenca nace en Brasil, fue acordada en 1973 por el entonces presidente argentino Juan Domingo Perón y el dictador paraguayo Alfredo Stroessner para satisfacer la creciente demanda de energía de ambas naciones en plena crisis del petróleo.
En 1994 se puso en funcionamiento la primera turbina.
"Mucho tiempo ha transcurrido desde la firma del Tratado de Yacyretá hasta el día de hoy. Mucho han discutido nuestros pueblos, discusiones que sólo sirvieron para postergar la culminación de la obra tal y como fue diseñada. Muchos se aprovecharon de esas demoras para lucrar con los fondos destinados a la obra. El costo fue bien superior a lo presupuestado inicialmente y causado enormes daños a los contribuyentes argentinos y paraguayos", admitió Lugo en un discurso que evidenció los turbios intereses que rodearon la obra.
Para Fernández, Yacyretá "no sólo fue un símbolo de corrupción. También fue un símbolo de la frustración de argentinos y paraguayos, de que no éramos capaces. Hoy genera energía para 5,6 millones de personas".
"Hemos terminado una obra muy importante, definitoria para ambos países porque nos permite producir energía que sirve para sostener el crecimiento económico del país", sostuvo.
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