“Anestésico social”

Se nos hicieron invisibles cosas importantes:

- Las pensiones miserables.

- Las irrisorias promesas al profesorado.

- Los inalcanzables precios de algunos medicamentos.

- Las niñas y niños del Sename en la indefensión misma.

- Las indignas condiciones en que se deben desempeñar los profesionales de algunos servicios públicos de salud.

- Las limitaciones impuestas por las Isapres, que permiten “enfermarse sólo de algunas patologías”.

- La corrupción como variable de gestión en el mundo de la política, mundo uniformado, mundo religioso.

Y muchas otras cosas más que se pretendieron soslayar, dando rienda suelta a la sencilla obtención de tarjetas de crédito y préstamos. La entrega de automóviles 0 kms presentando solo el carnet de identidad y firmando un eterno pagaré. Como también se fueron haciendo cada vez más habituales las vacaciones en Cancún, Isla Santa Margarita o Rio de Janeiro. Nunca fue tan fácil tener auto nuevo o viajar al extranjero. Y se les creó a los niños la necesidad de las ropas de marcas y a los jóvenes la necesidad de las zapatillas publicitadas en las ligas europeas. Hubo universidades para todos, financiadas eternamente por atribulados padres. Se nos acostumbró a almorzar por $1.990.

Todo eso nos fue anestesiando; dándonos acceso a cosas de segunda y tercera necesidad, para acallar las carencias de las cosas de primera necesidad.

Y cuando todo aquello ocurrió, como corolario apareció el nuevo valor del siglo… la permisividad.

A quien le puede extrañar entonces la situación actual, en un mundo exitista en que no se ha inculcado el respeto por sí mismos y por los demás.