El argumento –se explica en la introducción- es el de un falso peregrino a Compostela: cautivo en Ponza, falso médico en el palacio del Gra Turco, fugitivo en hábito de monje griego por el Mar Egeo, curioso y dizcaz transeúnte en Italia, se encuentra ahora haciendo el Camino de Santiago.
Urdemalas tiene tantos ardides como Ulises para salir adelante. Con un lenguaje insuflado de refranes y proverbios, Pedro de Urdemalas cuenta las muchas vidas que ha vivido en sus distintos avatares en sus casi cuatro años de cautiverio, suplantaciones, fugas y peregrinajes. Es al mismo tiempo irreverente diálogo lucianesco, crónica de un viaje anunciado y ya cumplido y novela verosímil en donde el narrador no deja títere con cabeza”.
Alfredo Rodríguez sitúa bien al lector curioso o estudioso de este texto en una introducción de más de cien páginas hasta el comienzo de la epístola del autor, dedicada “al muy Alto y Poderoso y Católico y Cristianísimo Rey Don Felipe, Rey de España e Inglaterra y Nápoles, el autor, salud y deseo de sincera felicidad y victoria”.
El introductor refuta las autorías del libro en los nombres de Andrés laguna y Cristóbal de Villalón, y hace dos propuestas con los nombres de Alonso de Santa cruz y Francisco López e Gómara. A ello añade una ilustraiva biografía.
La descripción de Constantinopla es de sumo interés, amen de los pasajes que hablan del monte Athos, del mar Egeo, de Italia, de Génova a Castilla... La aventura, odisea y picaresca se dan la mano en este libro.
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