Este viaje Santiago - San Antonio ida y vuelta que realiza el llamado "Tren del Recuerdo" se convierte en un grato paseo desde que uno llega al andén en Estación Central. De allí sale al menos 2 veces al mes, los días sábado. Sus boletos se pueden comprar por internet. Y hay que adquirirlos con anticipación porque tiene bastante demanda. El pasaje incluye desayuno a la ida y once al regreso.
Tuve la oportunidad de hacer este viaje con unos primos cómplices de una infanto adolescencia algo lejana.
Viajamos en el carro C de Primera Clase con capacidad para más de 70 personas y que tiene esos asientos -tapizados en felpa roja- que pueden ubicarse enfrentados para hacer un grupo de cuatro.
La salida es puntual a las 9.40 horas. En la primera hora de trayecto sirven el desayuno por etapas... primero reparten un sandwich envasado de miga doble ave pimentón, luego un alfajor, enseguida té, café o jugo.... pero el agua caliente para los dos primeros llegará varios minutos después.
Pero mejor así porque hay que "matar" tres horas y media antes de llegar a destino. Algunos lo hacen recorriendo todos los carros del tren que incluye un bar, una sala de cine (cómodas butacas frente a una tele grande), el coche salón, el súper salón, el coche comedor, etc.
También se puede ir admirando el paisaje que es bastante hermoso en algunos sectores.
Hay entretención de todo tipo, incluido cantante en vivo con guitarra en mano que interpreta ¡cómo no! canciones del recuerdo: "Solamente una vez", "Quizás, Quizás", "Tres cosas hay en la vida"...etc. Y que con gran entusiasmo logra que el público coree los estribillos.
A las 12, es la hora del aperitivo: dos amables chicas con un carrito pasan ofreciendo pisco sour, mango sour, cerveza... (el que quiere compra. $2.000 un pisco sour).
Y después de eso, como que se "desata" el comercio en todos los vagones con souvenirs de todo tipo: llaveros, candelabros, magnérticos para el refrigerador, marca libros, relojes, trenes de juguetes, etc, etc.
Y también el comestible con diversos vendedores: empanadas de pino, tortillas de rescoldos, dulces chilenos, ¡cebiche!...
Pero es mejor guardar el hambre para almorzar en San Antonio. El tren llega a las 13.15 justo frente al horrible centro comercial que tapa toda posibilidad de ver el borde costero. ¡Hay que atravesar esa mole para ver el mar!
¿De quién sería la fantástica idea de levantar este edificio tan grande y tan feo en ese lugar?
Es fin de semana largo y la multitud se agolpa en el paseo costero donde hacia la izquierda están los puestos de artesanía y hacia derecha están los de pescados y mariscos... y los restaurantes.
Luego de caminar casi como en una procesión de Semana Santa por largos minutos, llegamos al par de cuadras donde se encuentran los restaurantes con vista al mar. Los locales están uno al lado del otro y los camareros se "pelean" a la clientela en la calle gritando a viva voz las ofertas y bondades de su negocio.
En cualquiera de ellos encontrará todo tipo de pescados y mariscos, y ésa es la idea cuando uno va a un puerto ¿o no?
Después del almuerzo, queda tiempo para recorrer el paseo marítimo (ése que quedó detrás del mall) y en una de ésas comprar alguna artesanía.
Las 17.20 es la hora de presentación para abordar de nuevo el "Tren del Recuerdo", que puntualmente inicia su marcha a las 17.40.
El ambiente es más relajado que a la ida. Algunos duermen y ya no son tantos los que pasean por los pasillos.
Pero al igual que al desayuno, por la tarde se cumple el mismo ritual con la once. Después de la 19 horas, también ofrecen aperitivo.
Antes de las 21 horas, el tren llega a Estación Central, y los amables funcionarios -una vez más- ayudan a bajar de las incómodas escaleras a la mayoría de los pasajeros...que no son precisamente millennials...
Paseo muy recomendado para hacer en familia o en grupos de amigos,
¡de nuestra generación obviamente! Porque la nostalgia siempre entibia el alma.
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