"En sus discursos, usted habla nuestro idioma", dijo recientemente el pastor de la iglesia Assambleia de Deus, dirigido al ultraderechista Jair Bolsonaro, indicó DPA.
"Usted dice lo que a los evangélicos les gusta oír", agregó Wellington en un video de apoyo a Bolsonaro hecho público por su iglesia, una de las que más fieles reúne en Brasil.
Antes de Wellington, el obispo Edir Macedo, líder de la Igreja Universal do Reino de Deus, otra de las grandes iglesias pentecostales, también había manifestado públicamente su apoyo a Bolsonaro, actual favorito en los sondeos con un 32% de intención de voto.
Si el ex militar gana la primera vuelta de las elecciones el domingo y aun la presidencia en una eventual segunda vuelta el 28 de octubre, una parte de ese triunfo se la deberá al apoyo religioso.
Según el último sondeo de la empresa Datafolha, el candidato que lidera las preferencias con el 32% de los votos tiene el 40% de apoyo entre los electores evangélicos, frente al 15% que alcanza el izquierdista Fernando Haddad, el segundo mejor ubicado en las encuestas generales.
El fenómeno de Bolsonaro no está basado en el auge evangélico en Brasil, pero se ha beneficiado claramente de él. El candidato, visto como un peligro para la democracia por su discurso antisistema y acusado de homofóbico y misógino por sus críticos, apoya la lucha contra el aborto y contra los derechos homosexuales, dos de los principales caballos de batalla en la agenda ultraconservadora de las iglesias pentecostales.
El propio Bolsonaro, descendiente de inmigrantes italianos, es de educación católica, pero se ha acercado en los últimos tiempos a los evangélicos a través de su esposa, miembro de una de esas iglesias.
"La religión tiene un peso muy importante en la política brasileña" dice el politólogo de la Universidad del Estado de Río de Janeiro Mauricio Santoro. "La religión es más importante hoy en la política electoral de Brasil de lo que era 20 o 30 años atrás", considera.
Un 27% de los brasileños se declaran hoy evangélicos, según las estadísticas de 2017 de la ONG Latinobarómetro. Las iglesias evangélicas han venido ganando terreno constantemente en Brasil, donde el número de católicos cayó del 78 al 53% desde 1995 a 2017. Y a diferencia de la Iglesia católica, los grupos evangélicos tienen una voluntad mucho mayor de participar en política.
La llamada "bancada evangélica", un bloque transversal con miembros de varios partidos, cuenta con 81 entre los 513 parlamentarios de la Cámara baja, y con tres de los 81 senadores.
Junto con legisladores del lobby de las armas y del sector agrícola, el grupo llamado BBB (por "bala, buey y biblia"), el grupo tiene una fuerza considerable para impulsar una agenda ultraconservadora.
La influencia evangélica en la política brasileña se consolidó en los últimos años también a través de Eduardo Cunha, el ex presidente de la Cámara de Diputados que fue uno de los artífices del proceso de destitución de la presidenta Dilma Rousseff en 2016, hoy presa por corrupción.
Otro influyente político vinculado al movimiento religioso es Marcelo Crivella, un pastor evangélico elegido en 2016 como alcalde de Río de Janeiro, la segunda ciudad más grande del país. Los votantes evangélicos podrían ahora tener una fuerte influencia en las elecciones del domingo, cree otro analista, Antonio Flavio Testa.
"Tienen un voto muy disciplinado, suelen seguir la orientación de sus líderes", dice el politólogo de la Universidad de Brasilia, que asesoró a la campaña de Bolsonaro en asuntos electorales.
Testa cree que el rechazo de muchas de esas iglesias al Partido de los Trabajadores (PT) de Haddad y el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, así como los problemas con otros candidatos a los que antes eran afines, está llevando a que el voto evangélico empiece a decantarse definitivamente por Bolsonaro.
"Está el sentimiento muy radical contra el PT, debido a las banderas del PT a favor del aborto y por temas como los derechos LGTBI", considera. "Muchos grupos de la Iglesia estaban apoyando Alckmin, pero su candidatura nunca despegó", señala Testa. Con alrededor del 9 por ciento de los apoyos en las encuestas, el centroderechista Geraldo Alckmin parece quedarse casi sin opciones de ir a segunda vuelta.
También la ecologista Marina Silva, ella misma miembro de una iglesia evangélica, perdió considerablemente apoyos. Según Datafolha, Silva cayó en la intención de voto del 17 al 5 por ciento entre los votantes evangélicos.
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