El domingo 7 de enero, y de acuerdo con la página de Facebook del grupo de conservación “Help Save the Wildlife and Bushland in Campbelltown” (Ayude a salvar la vida silvestre y forestal de Campbelltown), unos 400 zorros voladores (una especie de murciélagos) fueron encontrados muertos y colgando de los árboles al sur de Sydney, probablemente gracias al calor.
Según National Geographic, los “zorros voladores” son un tipo de murciélago propio de Australia. Hay otras cinco especies en ese país, una en peligro crítico de extinción y otras dos clasificadas como “vulnerables” por el gobierno australiano.
Scott Heinrich, director del Flying Fox Conservation Fund, dijo a esa revista que muchos de esos murciélagos se caen de los árboles por deshidratación. En 2014, la última vez que Australia experimentó temperaturas similares, se estimó que más de 45.000 zorros voladores murieron de calor. “Hay un punto en el que no pueden enfriar su cuerpo. Es como si sus cuerpos se hirvieran por dentro”, dijo Heinrich.
En definitiva, el clima está cambiando, y con consecuencias más visibles en un lugar como Australia, un “hot spot” de diversidad mundial. En 2016, Australia publicó el Reporte del Estado del Clima, que advierte sobre el aumento de la temperatura del océano en por lo menos 1 grado celsio en ese país desde 1910. También reveló que las olas de calor extremas se han incrementado en frecuencia e intensidad en los últimos años.