El verano termina con “Moros y cristianos”

Un periodo intenso que duró desde el 722 hasta el 1492, final del Sultanato de Granada. La representación de estas luchas, cobran vida en muchas ciudades y pueblos por toda España, especialmente en el Levante.

Onteniente fue conquistada por Jaime I en el año 1244 e incorporada al Reino de Valencia después de haber vencido a las tropas musulmanas. En la división provincial de 1822 fue adscrita a la Provincia de Játiva y en la división de 1833 a la de Alicante, pasando definitivamente a la provincia de Valencia en 1836. Desde el año 1904 está considerada ciudad.

Moros y cristianos con sus ejércitos de la media luna y de la cruz están omnipresentes en toda esta ciudad que sobresale con gallardía sobre un paisaje natural sobre el río Clariano. Aparecen sus símbolos en los balcones, en las ventanas, en los portales, en la plazas y hasta algunos presumen de pasado en algún árbol centenario. Esta conmemoración que lleva más de siglo y medio animando no solo a esta ciudad sino otras regiones de España, con un especial interés por la prensa extranjera que este año se ha hecho presente con corresponsales de China, Francia, Italia, México, Rumanía, Brasil, Chile y Uruguay para que sea declarada de “Interés turístico Internacional” es mucho más que farsa, disfraz, belleza, coreografía, color, música y pólvora es sentimiento, es devoción y es reverencia por una realidad-ficción que emociona.

Es una tradición que se prepara durante todo el año desde hace más de un siglo y se agota en 6 días. Una celebración donde cada habitante ha invertido-posiblemente- más de 3.000 euros. Pero no es cuestión de andar con la calculadora todo el tiempo, lo que vale es la experiencia de vivirlo cada año, de compartirlo y de encontrar no solo algo que sorprenda con respecto a la edición anterior, sino que nativos y visitantes vivan con intensidad esta costumbre simbólica de la fusión cultural. Es realmente, un ejemplo de integración. Nadie queda fuera, salvo que expresamente lo desee. Aquí no hay distinción de razas, de estratos sociales, ni de edad ya que hasta los bebés participan casi en la misma proporción que los octogenarios. Desde hace exactamente 157 años, la cita es en los últimos días de agosto entre la siega de los campos y la vendimia. Hombres y mujeres por igual participan formando parte de cada uno de los bandos (moros y cristianos) y escenificando momentos como la entrada a la ciudad, desfiles de cada bando o las recepciones de sus embajadas. Pero esta algarabía no solo se complace en la historia, ni se regodea solo en el ejercicio de los valores universales como el respeto a todas las culturas por más que sean diferentes, también se generan momentos agradecidos como los de recibir los obsequios que las distintas comparsas hacen al público sin distinción alguna.

Hay muchos homenajeados en estas fiestas. En primer lugar al Cristo de la Agonía, ya que las fiestas se hacen en honor del santo patrón de la ciudad y este año 2017 en particular, al erudito, escritor y magistrado de las embajadas Joaquín José Cervino porque se han cumplido 200 años de su nacimiento. Este tortosino, hijo adoptivo de Ontinyet es recordado siempre con veneración.

Y por la especial emoción que conmueve al gran público cuando se interpreta la marcha mora “CHIMO” se ha recordado a José María Ferrero Pastor, nacido en Onteniente el 21 de diciembre de 1926 y fallecido 26 de julio de 1987 ya que es uno los autores más famosos y de mayor prestigio en la música para los Moros y Cristianos.

Por otra parte, la Sociedad de Festeros del Santísimo Cristo de la Agonía con su presidente Rafael Sanchís y su equipo hacen un trabajo muy meritorio ya que están en los mil detalles para que cada año la superación sea un logro colectivo y ejemplarizante

El alcalde de Ontinyet, Jorge Rodríguez, que tiene un amplio reconocimiento de la ciudadanía en general por cómo está llevando la gestión del consistorio, se ha mostrado en todo momento muy satisfecho del civismo y convivencia de los presentes en todos los actos. Ha puesto énfasis en el “abrazo de los capitanes” cuando se encuentran las Embajadas de los dos bandos , ya que precisamente en la actualidad adquiere una gran importancia.

No hay duda que gestos como estos, logran el hermanamiento de las culturas bajo el paraguas del entendimiento para transitar por el certero camino de la paz.

Más de un millón de aplausos para seguir este torrente de personas convencidas de que el pasado se hace también en el presente para proyectar un futuro más tolerante, más rico, más humanizado.

(*) Sully Fuentes, periodista, es la presidenta de ACPI, la Asociación de Corresponsales de Prensa Iberoamericana.

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