Los Miserables

Lo leí en el periódico y me recordó la zona minera de mi país. Es que mi abuelita sabía mucho de estas zonas, no sé por qué, pero sabía. Le contaba a mi madre que en las zonas salitreras se vivía como en los sueños, todas las minas formaban un país donde la alegría, el dinero, las pulperías, los transportes y los burdeles trabajaban sin parar, una Sodoma y Gomorra que tanta falta hacen. Hasta que un día, inventaron otro producto que cumplía las mismas funciones y era más barato, entonces la alegría terminó. Cerraron casi todas las empresas extractoras, la mayoría inglesas, abandonaron a los trabajadores, los pueblos se arruinaron, los templos se mantuvieron llenos de telarañas y cada uno buscó su propio destino. Pero los empresarios llenaron maletas, baúles, camiones, trenes y todo aquello que dispusiera de un espacio libre, para transportar el dinero. Se pasaron por el culo los derechos de los hombres y mujeres, todo esto con la complicidad de los gobiernos de la época y se incluyeron senadores, diputados y otros vagos similares.

También en mi casa cuando niño, tuvimos por poco tiempo, digo poco tiempo porque se fue al cielo muy pronto, un perro de esos que llamaban o llaman “liebreros” es decir los que acompañan a los cazadores. ¿Cómo llegó a mi casa? Cada vez que terminaba el período de caza, los salvajes cazadores los abandonaban, eran los con suerte, porque la mayoría eran ahorcados, envenenados, apaleados y privados de alimento. La razón de esto; ya no era temporada para matar pájaros y animales, algunos en peligro de extinción, entonces los perros sobraban y como las autoridades ya eran corruptas, nadie se preocupaba. Estos recuerdos han venido a mi memoria porque como decía, lo leí en un periódico. “Numerosos pueblos quedan sin oficinas bancarias” Según los bancos en esos pueblos hay poco que robar, perdón digo poco que ganar, y curiosamente las víctimas son ancianos y ancianas, jubilados y jubiladas, trabajadores y amas de casa, es decir a los mismos que la desprestigiada caja con nombre de la capital, junto a los bancos, les robó impunemente, ya los arruinó una vez y ahora son pobres, entonces los usureros los abandonan, en la forma que se abandonaban los perros de caza, en la forma que lo hicieron los ladrones ingleses con los trabajadores del salitre.

Una frase muy ibérica es decir:”por cierto” y yo la repito preguntando; “por cierto, alguno de los apocalípticos mercenarios que luchaban brutalmente por ser “presidente del gobierno” ¿han visitado a esa gente que los usureros han dejado abandonada? No señor, nadie los ha visitado. No nada que quitarles, nada que embargarles, solo disponen de míseras pensiones. Ningún habitante de esos pueblos tiene dinero para blanquear, para enviar a Panamá, a Andorra o Suiza. Entonces los bancos tendrían razón, es como si los jefes de las grandes mafias, se dan cuenta, por ejemplo, que en Haití, con todo mi respeto a ese país, no consumen drogas, no hay grandes fortunas, las casas de putas están vacías, entonces los mafiosos se retiran, en busca de nuevos horizontes y víctimas descuidadas. Y a propósito de burdeles, es curioso, fueron las “señoras”, las dueñas de esos negocios, las únicas que se preocuparon de sus empleadas, decía mi abuela, que la dueña las reunió y les dijo: Señoritas, han cerrado las minas, no hay mineros y por lo tanto no tenemos clientes, y sin clientes no hay dinero, entonces propongo que nos traslademos a otra ciudad, con más trabajadores y así cada una mantiene su puesto de trabajo. Todas gritaron: ¡¡¡Viva la señora!!! ¡Nos vamos donde diga! ¡Con la señora hasta la muerte!

Pero esto de hoy es diferente, Las Vegas, Orosco de Tajuña, Colmenar de la oreja, Villaconejos, Valdaracete y muchos más, no tienen una oficina bancaria, es triste que aun en el año 2016 la sociedad esté en manos de ladrones. Leía que una alcaldesa, algo digno de destacar, envió una carta a un centro de usura pidiendo una oficinita bancaria. ¡¡¡Cómo es posible!!! Que la autoridad implore a ese tipo de comerciantes que no abandonen a una gente que paga impuestos, que consume, que respira y quiere vivir. Dónde están los sindicatos, los defensores del consumidor y los que hace poco tiempo prometían justicia e igualdad, con tal de arañar algunos votos.

El gobierno tiene la obligación de no abandonar a esos ciudadanos, y si los usureros no hacen caso, entonces activar un sistema que permita a esa gente, a recibir el mismo trato que reciben los que calientan los asientos en la cámara y el congreso, sin preocuparse por su dinero que permanece a buen recaudo. Lo otro sería que cada uno se tomase la justicia por su mano, pero no puedo decirlo, sería un delito y además esos sacrificados ciudadanos, pasarían a llamarse, terroristas.

Geral Aci (Madrid)