El mayor recuerdo que tiene de su madre es el sonido de su risa, era como un cascabel, ella se reía fuerte y sostenido. Cuando ella reía toda la casa estaba alegre, parecía que su risa era tan poderosa que hasta las paredes contestaban y sus ecos formaban montones de alegrías en los pasillos oscuros de la casa. Cumplidos los 14 años, su madre murió y lo que más la impresionó, fue el silencio, esa casa ya nunca más respondió a su risa y se olvidó pronto de sus festejos…
Hoy, 39 años después... yo, su hija, estoy volviendo a sonreír...