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Opinión:

Jaime Mañalich, Ministro de Salud: "Nuestro sistema de salud es uno de los mejores y más eficientes del planeta"
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Jaime Mañalich, Ministro de Salud: "Nuestro sistema de salud es uno de los mejores y más eficientes del planeta"

Pandemia vs soberbia en la región

Por Dolores Pizarro Vidal desde Santiago de Chile

martes 02 de junio de 2020, 18:13h

02JUN20.- Soberbia: La RAE lo define del latín Superbia (orgullo). Altivo y apetito desordenado de ser preferido a otros. Un concepto que puede asociarse a la altivez, la presunción y la petulancia. Aplicando el concepto, el individuo soberbio difícilmente se “rebajaría” a pedir disculpas, o colaboración.

La Biblia también lo expone en sus traducciones como querer ser, creer o poseer. Deseando ser visto, considerado, admirado, alabado y halagado por los demás hombres.

Aparece en los pecados capitales como el original y más serio de los pecados, y de donde derivan las otros más nefastas calificaciones.

“Tomás de Aquino indica que soberbio es el que tiene un amor desordenado hacia su propio bien por encima de otros bienes superiores. El solo hecho de dudar si existen bienes superiores al propio ya es, pues, síntoma de este defecto”.

Por segunda vez y siempre muy de la mano, he tenido que unir el concepto “soberbia” con temas de salud. El lector pensará y ¿qué tienen que ver? Al parecer no debieran tener nada en común… sin embargo, trasladándome al origen la primera vez que hice mención del concepto al menos en mi país Chile, lo utilice en el contexto de las declaraciones que realizó el Ministro de Salud: "Nuestro sistema de salud es uno de los mejores y más eficientes del planeta". Ahora nuevamente debo conectarlo a la misma persona pero para nuestra desdicha abordando una pandemia global.

Analizando el fondo de la pandemia global, y fragmentando la situación de salud en la Región y los países hermanos Latinos Americanos, en términos de políticas de gobierno y como uno lazo común más consanguíneo Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil, claras muestras del pecado capital de la soberbia operante en las autoridades desde la gobernabilidad misma incluyendo sus ministros de salud pública.

Es aberrante ver las cifras e imágenes que se entremezclan con unas cuantas manifestaciones que mezclan la salud, desigualdad, falta de empleo, y todo lo que define muchas crisis sociales recientes, que empeoran la situación sanitaria pero que indican que la gente como ha sucedido en Chile está entrando al círculo vicioso de la pobreza. Sin trabajo, sin comida, sin salud, sin techo algunos, etc. etc. situaciones límites que ya están encendiendo las brasas que quedaron del que fuera un inesperado estallido social del año recién pasado en muchos países, incluidos Europa.

En el caso de Chile, las políticas públicas, la inoperancia de un Congreso con ambas cámaras no has sido suficientes para palear primero un tema básico como es el derecho a estar sanos. Hecho que se veía venir si tan solo algunos cuantos hubiesen escuchado, visitado y fiscalizado nuestros hospitales y servicios de urgencia primaria, antes de la pandemia cuando ya el sistema de emergencia era -vox populi- nefasto ya se encontraba colapsado, deteriorado y sin recursos reales.

Servicios de urgencia que ahora, se convierten en centros catalizadores, exportadores del virus y a su vez en el foco intrahospitalario considerando que la gestión y control de pacientes se ejecuta incluso en los asientos de espera de las salas de urgencia y sin aislar enfermos regulares con contagiados. Para que hablar del test covid-19, que es un instrumento vital para el manejo y control datos. Se ha transformado en un instrumento inoperante, datos fallidos y atrasados incluso previos al suceso de personas que han fallecido sin saber su real condición.

No era de asombrarse entonces que todo esto sucediera con la llegada del jamás invitado e invisible y mortal virus. Tan solo pensando en el área de la salud, sin ser un especialista en riesgos, o analista, o tener un Doctorado en Salud Pública, para comprender que el sistema en Chile sería insuficiente para aniquilar una pandemia tan horrorosa como esta.

Muy por el contrario, y no lo digo yo, lo dicen los archivos de registro en la prensa y el inconsciente colectivo de todos los ciudadanos de la República cuando el Ministro Mañalich indica como primera medida al inicio de la pandemia: que enviaría algunos encargados para estudiar las formas que se habían adoptado en China contra la pandemia y aprender de ellos. Esa misma semana ya también el mismo, anunciaba que tenía todo cubierto que la ciudadanía no se preocupara, también que el Embajador Chino nos había “regalado” una cantidad importante de ventiladores. También que se creaba una mesa de trabajo con Asesores, todos desconocidos para la población.

Arbitrariamente se dejo de lado al Colegio Médico, académicos y científicos como: Ximena Aguilera S., directora Centro de Epidemiología y Políticas de Salud. Médico cirujano de la Universidad de Chile. Sebastián Ugarte U., Director de la UCI en la Clínica Indisa y el Hospital del Salvador. Dra. Izkia Siches P. (presidenta) Dr. José Miguel Bernucci P (secretario) del Colegio Médico de Chile . Entre otros, los anónimos, todos aportes esenciales poco visibilizados pero tremendamente valorados por la sociedad civil.

Excelentes profesores, profesionales y científicos con los que cuenta Chile desde sus semilleros de lumbreras de las universidades tradicionales. E incluso se dejó de lado, a los trabajadores de la salud primaria, la primera línea, a ellos quienes están y han estado cada día al frente no solo de la pandemia si no que tienen la claridad de la real situación en servicios público todos los días del año.

Y como guinda para la torta, luego de que estamos con una cifra altísima de contagiados y muertes, que evidencian una pésima estrategia que no solo habla de “un castillo de naipe desmoronados” como señaló el Ministro. Esto es mucho más grave, más profundo, no hablamos de un juego, de una carta. Por favor estamos hablando de vidas humanas, de personas, nuestras familias, nuestra familia humana.

Es impresentable, entonces que desde las cúpulas ministeriales se pretenda manejar una pandemia global sin colaboración y cooperación. Luego de que el mismo Ministro señalara no saber de que en nuestro país existiera tanta pobreza… sin comentarios solo me queda pensar una sugerencia y es que todo personal publico debiera vivir la experiencia del área a la cual debe dirigir, no solo cortar cintas de inauguración de los servicios, también debieran atenderse en sus centros de salud, así vivir una experiencia real.

Por otro lado sin embargo, mientras desde el sentido común, los alcaldes de diversas comunas al igual que la ciudadanía solicitaban incesantemente cuarentena El Ministro y sus asesores ponían en duda dichas medidas. Ya a puertas de marzo teníamos a paso la entrada a clases, otra “contienda más”, todos temíamos por nuestros hijos.

Mientras en el mundo el escenario era del horror, el pick de la pandemia en Europa, el Ministro chileno pensaba y daba las erradas señales de la posibilidad de continuar las clases. El gallito lo ganaron finalmente los alcaldes, desde las bases y la comunidad escolar que definidamente desde la sensatez no expondrían a sus hijos para reanudar las clases.

Pero las malas señales no terminaron allí, y luego Ministro y Subsecretaria se atreverían a invitar a la sociedad a comenzar la nueva normalidad, en un punto en que el confinamiento hubiese sido un antes y después de lo que estamos viviendo ahora. Ambos, “invitan a la gente a salir a tomarse un café con distancia, a tomar una cerveza y comer una empanada “.

Esto detonaría la arrogancia de otros, es así como el Alcalde Lavín da la apertura a un Mall en el sector oriente de la ciudad, y otros se atreven a copiar el modelo en regiones.

La opinión pública, la prensa, y un país entero no comprenden estas erradas señales. Los profesionales de la salud y pensantes del país, han sido reiterativos con todos los discursos posibles, han sido opinantes, han ofrecido su colaboración y nada… un diálogo sordo desde un gobierno que no quiere escuchar, no acepta errores, no quiere ceder y comprender que las medidas son equívocas, son precarias e insuficientes y esto es grave.

Y como les dije esta es la parte de la torta que involucra la salud, que por capas entremezcla el trabajo, la educación, hacinamiento, todo el círculo vicioso de la pobreza que caracteriza los países subdesarrollados gobernados por la soberbia que están cobrando miles de vidas.

El “paraíso perdido” de John Milton, que nos muestra la purga entre el bien y el mal, es la punta de la lanza de esta cruzada que libramos en el globo. Esta pandemia, porque han existido otras, pero esta ha sido demasiado brutal.

Estos son nuevos tiempos, estamos a punto de retomar a la era espacial, a punto de hacer cambios tecnológicos sorprendentes, pero de lo que si deberíamos es estar a punto es de cambiar nuestros vicios por virtudes. De no aprender lecciones ahora dudo que tengamos una próxima oportunidad.

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