Beteta, puerta del Alto Tajo

La localidad de Beteta se encuentra al norte de la Provincia de Cuenca, en la zona alta de la comarca de la Serranía y a más de 1200 metros de altitud. Es un pequeño pueblo de poco más de 300 habitantes pero con una rica historia, un buen patrimonio artístico y, sobre todo, un extraordinario entorno natural. Su nombre ya nos indica sus orígenes pre-romanos, lo cual no es de extrañar pues su enclave ocupa una posición privilegiada para el asentamiento humano.

Pese a que el caserío se enclava en medio de una ladera, sorprende el trazado reticular de sus calles. Unas calles estrechas y llenas de tipismo. Destacan en el conjunto urbano la iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción, con hermosa portada plateresca y robusta torre campanario. El interior, cuyos arcos góticos indican su estilo gótico, sorprende por sus dimensiones. Tres naves distribuidas en cuatro tramos le confieren cierta majestuosidad por los que algunos la han tildado como la catedral de la Sierra. A los pies de la misma se encuentra la capilla bautismal, de estilo neoclásico.

En la Plaza Mayor de Beteta, además del ecléctico ayuntamiento y el edificio decimonónico de las escuelas, destacan unas típicas construcciones serranas con balcones de madera. A la sombra de los soportales se reúnen los locales y los visitantes a refrescarse con una cerveza, o cualquier otra bebida, durante los calurosos días del verano.

En lo alto del cerro, dominando todo el conjunto, se levanta la imponente construcción del Castillo de Rochafrida. Recientemente ha sido sometido a una importante restauración rescatándolo, en cierto modo, del estado ruinoso en el que se encontraba. Pero todavía queda mucho que hacer en él. Esperemos que las administraciones competentes no se olviden de ello. Desde el castillo bajaba la muralla que cercaba todo el caserío. De aquella muralla solo se conservan algunos restos, como el Arco de La Cava, que era uno de los dos accesos de la villa.

Si interesante es el pueblo, mucho más lo es su entorno. A unos tres kilómetros, sobrepasando la pedanía de El Tobar, se encuentra la Laguna Grande, Un paraje extraordinario que fue declarado Refugio de Caza. Esta laguna posee casi 20 metros de profundidad. Dicen de sus aguas más profundas, las cuales nunca se mezclan con las de la superficie, que son más saladas que las del propio mar.

Otro paraje extraordinario es el Monumento Natural de la Hoz de Beteta. Formada por la incesante erosión de las aguas del río Guadiela, la Hoz tiene una longitud de unos seis kilómetros. Aunque es recorrida toda ella por la carretera CM-210, lo ideal es estacionar el vehículo en algunas de las áreas habilitadas para ello, y recorrerla a pie. En ella se encontrarán rincones tan hermosos como el área recreativa de la Casa de la Pradera, la Fuente de los Tilos o la Cueva de la Ramera.

El Real Balneario de Solán de Cabras es otro increíble paraje que se localiza en el término municipal de Beteta. Más allá de sus archiconocidas aguas envasadas, el anfiteatro natural en el que se localiza el balneario es un bello rincón de obligada visita.

Un poco más lejos en viajero hallará el Parque Natural del Alto Tajo. Este espacio natural corresponde casi íntegramente a la provincia de Guadalajara. Solo dos municipios de la provincia conquense aportan parte de su término municipal a este espacio protegido. Uno de ellos es Beteta. Cerca se encuentran algunos de los rincones más espectaculares de este paraje. El Salto de Poveda, o la Laguna de Taravilla son buenos ejemplos.

(Jesús Ángel López. Socio de FEPET - Autor del Blog Turistilla.com)

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